Las palabras de Federico Sturzenegger, asesor del presidente Javier Milei, volvieron a encender la tensión entre el Gobierno y el campo. En su participación en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), el exfuncionario del Banco Central afirmó que “el agro no es muy mano de obra intensiva”, en un intento por defender la necesidad de impulsar sectores que, según él, podrían generar más empleo.
La reacción no se hizo esperar. Entidades del agro, economistas rurales y dirigentes sectoriales salieron a cuestionar la afirmación. Recordaron que el complejo agroindustrial emplea de forma directa e indirecta a más de 4,1 millones de personas en todo el país, y señalaron que el verdadero obstáculo para una mayor generación de trabajo son las retenciones y la falta de incentivos para invertir.
“El problema no es el campo, son los impuestos”
Uno de los primeros en responder fue Carlos Achetoni, presidente de la Federación Agraria Argentina, quien sostuvo que “el campo tiene potencial para crear más empleo, pero necesita un entorno favorable. Las retenciones son una traba directa”. Desde CONINAGRO y CRA también remarcaron que la producción agropecuaria no puede medirse solo por la cantidad de trabajadores en el campo, sino por todo el entramado logístico, industrial y de servicios que genera a su alrededor.
“Hablar de baja intensidad de mano de obra es una simplificación peligrosa”, sostuvo un dirigente de la Bolsa de Comercio de Rosario. “Desde la producción de insumos, hasta el transporte, la industria alimentaria, el comercio y la exportación, el agro mueve buena parte de la economía nacional”, agregó.
Un sector con potencial postergado
Los datos respaldan la posición del agro. Según un informe reciente del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), el complejo agroexportador representa cerca del 70% de las divisas que ingresan al país y tiene capacidad de duplicar su producción si se eliminan las barreras fiscales.
Además, destacan que cada dólar invertido en el agro se multiplica en distintas cadenas: transportistas, acopiadores, técnicos, agroindustria, maquinaria, servicios financieros y tecnológicos. La empleabilidad del sector, explican, no se mide solo por el número de trabajadores rurales, sino por todo su efecto multiplicador.
Por eso, la frase de Sturzenegger fue leída no solo como una subestimación, sino como un mensaje peligroso para un sector que desde hace años reclama una política productiva clara. “Nos falta infraestructura, conectividad y estabilidad fiscal, no voluntad de trabajar ni generar empleo”, respondió un productor del norte bonaerense en redes sociales.












