Con la siembra de maíz a la vuelta de la esquina, el clima y la economía empiezan a jugar a favor de un cultivo que viene de un año muy difícil. Las lluvias acumuladas en los últimos meses dejaron los perfiles de humedad bien recargados y los pronósticos anticipan una fase “neutral”, una señal alentadora para planificar la campaña 2025/26.
El golpe de la chicharrita y la pérdida de más del 20% de la superficie quedaron atrás, al menos en las proyecciones de las empresas semilleras. El precio internacional, aunque en niveles moderados, vuelve a ubicar al maíz en una posición competitiva frente a otros cultivos de verano. En el Congreso Aapresid, realizado en La Rural con la organización de Expoagro, el optimismo fue evidente.
Qué proyectan las empresas líderes del agro
Para Juan Pablo Migasso, gerente senior del Sistema de Cultivos de BASF, la diferencia con el ciclo anterior es clara. “Las expectativas son muy buenas. Estamos con una mirada optimista”, afirmó. La mejora del clima ya se nota en la campaña fina: “Los cultivos de trigo y cebada se implantaron muy bien, se hicieron barbechos, se controlaron malezas, algo que el año pasado no se pudo por las malas condiciones climáticas”, señaló.
Migasso recordó que el maíz está volviendo a su “piso” histórico de siete millones de hectáreas, tras una caída marcada por la plaga. Sin embargo, advirtió que algunos productores que probaron con girasol y tuvieron buenos resultados podrían repetir la experiencia, lo que moderaría el crecimiento. “El productor busca mayor productividad y ve un año climáticamente mejor, entonces apuesta a productos de mayor tecnología”, subrayó.
En Bayer, la directora de Estrategia Comercial para el Cono Sur, Geraldine Stegemann, también ve señales claras de recuperación. “Arrancamos con mucha incertidumbre, pero hubo un cambio de contexto que sumó positivismo. Venimos con perfiles de agua bien cargados y un año climáticamente neutro. Eso es positivo”, dijo. Para la ejecutiva, la previsibilidad macroeconómica también ayuda: “El productor ya sabe con qué precio va a cosechar o empieza a tener un poco más de previsibilidad. Todo eso actúa como incentivo para encarar una gran campaña”.
Stegemann apuntó que la superficie perdida el año pasado —entre el 17 y el 18%— se recuperará y probablemente crezca. También destacó un cambio en la forma de decidir: “Venimos de años en los que la decisión financiera era igual o más importante que la agronómica. Ahora, con más estabilidad, la balanza se inclina hacia decisiones productivas y tecnológicas”.
Desde Brevant, el gerente de producto Horacio Guerra remarcó que la caída del ciclo anterior se debió principalmente al Spiroplasma y que la rotación soja-maíz es clave para la sustentabilidad de los sistemas. También destacó la expansión del girasol hacia zonas no tradicionales y el récord histórico de rendimiento. En materia tecnológica, señaló que crece la adopción de Enlist en soja y que los productores exigen “productos probados” que garanticen eficiencia.
Tecnología y manejo, ejes para la revancha
El repunte del maíz no dependerá solo del clima. Las empresas coinciden en que la adopción de tecnologías —desde híbridos resistentes y tratamientos de semillas hasta herramientas digitales— será decisiva para proteger el cultivo frente a plagas y enfermedades.
La experiencia del último ciclo dejó una enseñanza: un año adverso puede arrasar con márgenes y planificación. Por eso, en 2025/26 los productores parecen dispuestos a invertir en insumos de mayor valor para asegurar rendimiento. “Si el cultivo muestra buen desarrollo, vale la pena protegerlo”, resumió Migasso.
Las herramientas digitales también empiezan a ganar terreno en la toma de decisiones. Stegemann señaló que los productores ya incorporan plataformas que integran datos climáticos, imágenes satelitales y modelos predictivos para ajustar densidad de siembra, fertilización y control de malezas.
Un horizonte con cautela, pero con optimismo
El escenario de revancha para el maíz se apoya en la recuperación de superficie, la mayor estabilidad económica y un clima que, por ahora, acompaña. Sin embargo, los referentes del sector no olvidan que el negocio sigue expuesto a la volatilidad de los mercados y a los riesgos sanitarios.
Aun así, el ánimo es distinto al de 2024. La palabra que más se repitió en el Congreso Aapresid fue “confianza”. Y esa confianza es la que podría devolver al maíz un rol protagónico en la campaña que está por comenzar.












