El Gobierno argentino, liderado por Javier Milei, ha implementado un nuevo régimen de blanqueo de capitales, conocido popularmente como el plan para atraer los “dólares del colchón”. Se estima que existen hasta USD 270.000 millones fuera del sistema financiero formal, equivalentes al 45% del PIB del país.
La medida permite a los ciudadanos utilizar sus ahorros en dólares sin necesidad de justificar su origen para operaciones como la compra de propiedades, vehículos o depósitos bancarios. Desde el 1 de julio, las transferencias bancarias inferiores a USD 43.000 y los depósitos a plazo de hasta USD 85.000 no requerirán justificación de fondos.
Perspectivas desde el sector agropecuario
Santiago Sáenz Valiente, asesor impositivo del agro, expresó que “el campo no invertirá si no hay garantías legales”.Según él, muchos productores poseen capital, pero desconfían del Estado debido a la falta de reglas claras y estables.
Por otro lado, Héctor Tristán, tributarista con experiencia en el sector, considera que la medida podría tener un efecto positivo al reducir la carga burocrática y ofrecer una oportunidad para formalizar recursos que de otro modo seguirían en la informalidad.
Oportunidades para el mercado rural
El blanqueo de capitales podría beneficiar al mercado inmobiliario rural. Se ha observado un incremento en la demanda de tierras rurales, ya que el campo ofrece rentabilidad segura y apreciación de capital, convirtiéndose en un refugio de valor a largo plazo.
Además, el Gobierno ha habilitado la compra de maquinaria agrícola y pick-ups con fondos del blanqueo sin penalidad, lo que podría incentivar la inversión en bienes productivos dentro del sector agropecuario.
Si bien el blanqueo de capitales presenta oportunidades para el sector agropecuario, la efectividad de la medida dependerá de la confianza que el Gobierno pueda generar en los productores. La estabilidad jurídica y económica será clave para que los “dólares del colchón” se conviertan en inversiones reales en el campo argentino.