La industria láctea argentina recibió una noticia clave desde Brasil: el gobierno de Lula da Silva resolvió no aplicar sanciones comerciales ni aranceles antidumping a las exportaciones de leche en polvo argentina, un negocio que representa más de US$330 millones anuales para el país.
Esta decisión, adoptada por el Departamento de Defensa Comercial (Decom) del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio del vecino país, evitó que prosperara la denuncia presentada por productores brasileños, quienes aseguraban que las ventas argentinas generaban daño a su industria.
Entre 2023 y 2024, la Argentina exportó a Brasil entre 90.000 y 95.000 toneladas anuales de leche en polvo, tanto entera como descremada. Esa corriente comercial se había visto amenazada desde febrero de 2024, cuando la Confederação da Agricultura e Pecuária do Brasil (CNA) impulsó una investigación por supuesto dumping. El foco estuvo puesto en productos no fraccionados, es decir, en envases de más de 800 gramos.
El trabajo conjunto que desactivó el reclamo
Desde el inicio del proceso, el sector público y privado argentino articularon una estrategia sólida. Participaron la Dirección Nacional de Lechería, la Secretaría de Agricultura, la Comisión Nacional de Comercio Exterior, la Cancillería y la Embajada argentina en Brasilia, junto con empresas líderes del sector como Mastellone, Las Tres Niñas, Noal SA y Gloria Argentina SA, todas bajo el paraguas del Centro de la Industria Lechera (CIL).
El presidente del CIL, Ércole Felippa, cuestionó duramente la denuncia: “Tenía muy pocos fundamentos técnicos como para poder justificarla”. Según el dirigente, los productores brasileños se aferraron a la idea de que la estructura de costos en Argentina —beneficiada por retenciones a los granos— permitía vender por debajo de valores de mercado. “Por suerte se pudo resolver favorablemente”, celebró Felippa.
La clave estuvo en rebatir el eje central del planteo brasileño: la supuesta comparación entre leche en polvo importada y leche fluida (in natura) producida localmente. El Decom, en un principio, aceptó esa equivalencia, apoyado en antecedentes de investigaciones previas.
La redefinición que cambió el rumbo de la investigación
En la Circular N.º 62 del 11 de agosto de 2025, el gobierno brasileño reconoció que había incurrido en un error conceptual al considerar que la leche in natura era similar a la leche en polvo importada. Tras analizar los argumentos presentados por Argentina y Uruguay, el Decom modificó su interpretación y concluyó que el producto similar debía ser, necesariamente, la leche en polvo producida dentro de Brasil.
Esta revisión se basó en los principios del Acuerdo Antidumping de la OMC, que establece que el “producto similar” debe ser idéntico al investigado y, solo en su ausencia, puede compararse con uno cercano en características.
Esa redefinición arrastró otro cambio: si el producto similar es la leche en polvo, la industria afectada no puede ser la de productores de leche fluida —como argumentaba la CNA—, sino los productores brasileños de leche en polvo, cuyos datos y representatividad no estaban presentes en el expediente.
Por ese motivo, el Decom concluyó que no existían elementos suficientes para probar un daño a la industria local, lo cual impide aplicar derechos antidumping, al menos de manera provisional.
Una decisión estratégica en un contexto comercial complejo
Aunque no se trata de una sentencia judicial, la decisión administrativa representa un alivio inmediato para la lechería argentina. Brasil es su principal cliente externo en volumen y valor, y una medida restrictiva hubiera afectado de lleno las exportaciones en un contexto donde el sector pelea por sostener mercados y precios.
La investigación, sin embargo, no ha concluido. El proceso continuará con instancias de análisis de datos y emisión de un dictamen definitivo. Aún así, la definición preliminar marca un fuerte precedente y debilita las chances de una sanción futura.
Desde la Secretaría de Comercio de Brasil remarcaron que los derechos antidumping solo pueden aplicarse si hay pruebas contundentes de que un producto se importa a precios por debajo de su valor normal, y que esa práctica afecta negativamente a la industria local. En este caso, ni la existencia del daño ni el nexo de causalidad pudieron ser demostrados.
¿Qué sigue para la industria lechera argentina?
En el corto plazo, la Argentina podrá seguir exportando leche en polvo a Brasil sin restricciones adicionales. Esto otorga previsibilidad a un negocio clave y permite sostener los niveles de producción en plantas orientadas al mercado externo.
Además, sienta un precedente valioso en materia de defensa comercial: demuestra que una respuesta coordinada, con datos técnicos sólidos y respaldo institucional, puede frenar denuncias infundadas en mercados estratégicos.
La industria láctea seguirá de cerca la evolución del proceso en Brasil, pero el primer y más complejo obstáculo ya fue sorteado.












