Con el avance firme de la cosecha, la presión de oferta ya se siente en el mercado argentino de soja. En su columna dominical publicada en La Nación, el analista Pablo Adreani confirmó una baja significativa en la cotización de la posición disponible en Rosario, que cerró en US$260 por tonelada, marcando una caída de US$8,5 respecto de la semana anterior. El descenso, explicó, se relaciona directamente con la aceleración de la recolección y el ingreso de mercadería a los acopios y terminales.
“El mercado comienza a percibir que la cosecha de soja ya está sobre la mesa y esto presiona a la baja los precios”, sostuvo Adreani en su análisis. La referencia de Rosario, epicentro de la comercialización granaria argentina, resulta clave para entender la dinámica actual. La cifra registrada en la plaza rosarina representa el nivel más bajo de las últimas semanas y genera preocupación en productores que todavía no fijaron precios o que esperaban una mejora estacional.
La presión de la cosecha en los precios
Durante las últimas dos semanas, las labores de cosecha se aceleraron notablemente, en especial en la región núcleo, donde los rindes resultaron mejores a lo esperado. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, el rendimiento promedio nacional ronda los 33 quintales por hectárea, pero en zonas como el centro-sur de Santa Fe o el sudeste cordobés se reportan lotes con picos de hasta 42 quintales. Esta mejora productiva genera un flujo mayor de grano hacia el mercado, y el aumento en la oferta suele repercutir en una baja de precios cuando no va acompañada de una demanda externa sólida.
Adreani advirtió que “los precios FOB también muestran señales de debilidad”, lo que agrava el impacto sobre los valores locales. El precio de la soja en el Golfo de México —referencia clave para la exportación— también evidenció un retroceso, mientras que el mercado de futuros en Chicago sigue bajo presión por el comportamiento climático favorable en el cinturón sojero estadounidense y por la incertidumbre comercial con China.
Decisiones comerciales en un mercado bajista
Para los productores argentinos, el escenario se presenta complejo. Muchos esperaban poder capturar mejores precios al momento de levantar la cosecha. Sin embargo, la combinación de ingreso de grano, retrasos logísticos en los puertos y un contexto internacional débil complica la estrategia de venta.
“El productor tiene que decidir si vende con estos precios o si almacena y espera una oportunidad mejor”, explicó Adreani, quien también destacó que la relación insumo-producto no es del todo favorable. Los costos de siembra y cosecha aumentaron, y el valor actual de la tonelada de soja deja un margen ajustado, en especial para aquellos que arrendaron campos.
Al mismo tiempo, el mercado financiero interno también genera sus propias distorsiones. La brecha cambiaria, las tasas de interés elevadas y la incertidumbre sobre la política económica del Gobierno argentino frenan las decisiones de venta masiva, aunque la necesidad de liquidez por parte de muchos productores sigue presente.
Impacto en la cadena agroexportadora
La caída del precio disponible en Rosario no afecta solo al productor. Las industrias aceiteras y exportadoras también observan con atención los movimientos del mercado. A medida que se consolida la cosecha, la competencia entre terminales por captar grano se intensifica, pero el margen de refinación y exportación no es tan amplio como en campañas anteriores.
Los exportadores necesitan comprar a precios que les permitan cerrar operaciones rentables en un contexto internacional volátil. Sin embargo, si los precios locales siguen bajando sin una mejora en los precios FOB o en el tipo de cambio oficial, las operaciones se volverán menos atractivas.
Perspectivas para las próximas semanas
Los analistas esperan que la tendencia bajista continúe si no hay un repunte de la demanda internacional. En ese sentido, el mercado está atento a eventuales compras de China, que podrían reactivar el interés y empujar las cotizaciones. También será clave seguir el avance de la siembra en Estados Unidos, ya que una campaña sin sobresaltos en el hemisferio norte suele traducirse en un mercado internacional más competitivo y con menores precios para Sudamérica.
Para Adreani, la clave estará en cómo el mercado digiere el volumen total de la cosecha argentina y si la demanda global reacciona. “Si la oferta sigue ingresando con fuerza y no hay señales externas positivas, podríamos ver nuevos ajustes en el disponible”, advirtió.












