La flor de ceibo, también denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº13.847/42, del 22 de diciembre de 1942.
Es una especie característica de la formación denominada Bosques en Galería. Se encuentra en los cursos de agua, pantanos, esteros y lugares húmedos, etc.
Por la vistosidad de sus flores se encuentran cultivadas en paseos, parques y plazas.
Fue declarada “flor nacional” en el Uruguay y nuestro país.
Su nombre genérico Erythrina es de origen griego de la voz “erythros” que significa rojo, atribuida por el color de sus flores.
El nombre específico crista-galli también por la semejanza del color de las flores, con la cresta del gallo. Su altura oscila entre 6-10m, con diámetro de 0.50m. Fuste tortuoso y poco desarrollado, corteza de color pardo grisáceo, muy gruesa y muy rugosa con profundos surcos.
La copa es rala e irregular con ramas tortuosas y aculeadas (provista de aguijones). Hojas caducas pinadotrifoladas con pecíolos de 4.5 a 20cm. Folíolos glabros, coriáceos, lanceolados o elíptico ovados, ápice agudo u obtuso, brevemente acuminado, base obtusa o aguda, lámina de 6.9 x 2.5-4cm de ancho, raquis de 3cm, peciólulos de 0.5-1.5 cm de largo, con pequeñas estipelas glandulosas en su base. La inflorescencia es un racimo compuesto.
Las flores son amariposadas, cáliz gamosépalo campanulado de 1.5cm de largo. Corola color rojo carmín, con 5 pétalos, las alas se encuentran ocultas por el cáliz. Estambres (10) sobrepasando la quilla. Ovario estipitado unilocular y multiovulado. El fruto es una vaina subtorulosa, contraída entre las semillas de 10-40cm de largo. Semillas, de 2-8 color castaño oscuro.
Anahí, la leyenda guaraní de La Flor del Ceibo
Nuestro territorio, habitado desde tiempos inmemorables por los hermanos guaraníes, es rico en cultura que se conserva en las historias, propias de la tradición oral que dan origen a la vida y a la naturaleza.
Una de esas historias es reconocida a nivel nacional por ser la leyenda que da origen a la Flor Nacional:
“Cuenta la leyenda que en las riberas del Río Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos duros, llamada Anahí. En las tardecitas veraniegas Anahí deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra.
Cuando llegaron los invasores, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva; pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su verdugo, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Estos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera.
La ataron a un árbol e iniciaron el fuego. La doncella sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.”
Gracias a su riqueza en historia, tradición, y su notable característica de ser una flor rojo pasión, en 2008 se instituyó el 22 de noviembre como el Día Nacional de la Flor del Ceibo.