La jefa de Marketing, Investigación y Desarrollo de Profertil, Mirta Toribio, explicó en diálogo con Palabra de Campo por qué esta campaña exige un manejo más preciso del nitrógeno y un enfoque sustentable que combine productividad y responsabilidad ambiental.
El regreso de las lluvias cambió el ánimo del campo argentino. Tras años marcados por la sequía, la campaña 2025/26 arranca con perfiles hídricos recargados y expectativas de altos rendimientos, especialmente en maíz y trigo. Pero ese mismo exceso de agua plantea nuevos desafíos: el manejo del nitrógeno, la planificación de la nutrición y la toma de decisiones en fechas cada vez más ajustadas.
“Estamos muy justos con la planificación de la nutrición. Hay un atraso en la adquisición de los fertilizantes, y este año el análisis del suelo es fundamental”, advirtió Mirta Toribio, jefa de Marketing, Investigación y Desarrollo de Profertil, durante una entrevista con Palabra de Campo. “Venimos de campañas más lluviosas y el nitrógeno es un nutriente móvil. Si se encuentra en forma de nitratos y el perfil está cargado de agua, ese nitrato puede perderse. Por eso hay que saber en qué capa del suelo está disponible y planificar una buena fertilización nitrogenada desde la siembra”.
Maíz y soja: dos estrategias, una misma base
El maíz vuelve a ser protagonista en esta campaña, impulsado por condiciones climáticas más favorables. Sin embargo, la especialista advierte que cada decisión —desde la fecha de siembra hasta el esquema de fertilización— tiene implicancias directas sobre el rendimiento final. “En maíz, donde hay agua tiene que haber nitrógeno, porque la planta toma el nitrógeno a través del agua. Es fundamental que ambas variables estén equilibradas”, señaló.
Para soja, el enfoque cambia, pero la lógica es similar: la nutrición sigue siendo clave. “La soja tiene la capacidad de fijar nitrógeno del aire, pero necesita fósforo y azufre para sostener su rendimiento. Y no hay que olvidarse de una correcta inoculación de las semillas, porque de eso depende que los nódulos se desarrollen y que la simbiosis funcione bien”, explicó Toribio.
La especialista remarcó además que no existe una receta única: “Cada zona, cada lote y cada productor deben armar un plan nutricional propio. Este año, más que nunca, el análisis del suelo va a marcar el punto de partida”.
Innovación y sustentabilidad: el rol del EnTotal Plus
Uno de los pilares de la estrategia de Profertil es combinar productividad y eficiencia ambiental. En ese sentido, Toribio destacó el papel de EnTotal Plus, un fertilizante diseñado para reducir pérdidas de nitrógeno por volatilización y mejorar la eficiencia de uso.
“Este fertilizante tiene un inhibidor de la ureasa con dos principios activos, lo que lo hace mucho más eficiente que otros productos disponibles. Hemos comprobado en ensayos a campo que reduce las pérdidas, mejora los rendimientos y además disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero”, detalló.
La empresa lleva adelante una red nacional de ensayos coordinada por el doctor Nahuel Reussi Calvo, en colaboración con especialistas del INTA Paraná y Oliveros, como Ricardo Melchiori y Fernando Salvagiotti. “Estamos determinando factores de emisión locales, porque los que utiliza el IPCC no reflejan las condiciones de nuestros suelos. Queremos generar información propia que permita calcular la huella de carbono de manera precisa y ajustada a la realidad argentina”, afirmó Toribio.
Medir para mejorar: la alianza con Aapresid
En línea con esa estrategia, Profertil firmó un convenio con Aapresid para medir la huella de carbono en sistemas de siembra directa. “Es un acuerdo a tres años donde estamos midiendo emisiones en lotes de productores reales, con rotaciones de trigo, maíz y soja. Queremos entender cómo se comportan los sistemas productivos argentinos en materia de gases de efecto invernadero y demostrar que el uso responsable de fertilizantes puede ser parte de la solución, no del problema”, explicó.
Según Toribio, la sustentabilidad ambiental dejó de ser una tendencia para transformarse en un requisito. “El mundo demanda indicadores ambientales y sociales. Hoy quizá no haya un sobreprecio por cumplirlos, pero en el futuro podría suceder que directamente no se pueda vender si no se cumplen esos estándares”, advirtió.
Y agregó: “Nosotros trabajamos para que la agricultura argentina siga siendo competitiva, no solo por su calidad y rendimiento, sino también por su compromiso con el ambiente. En ese camino, medir es el primer paso para mejorar”.
Crecer con equilibrio y buenas prácticas
Toribio no esquiva la autocrítica cuando se analiza la brecha de rendimiento entre Argentina y sus vecinos. “Estamos aplicando apenas entre el 50 y el 60% de los nutrientes que los cultivos extraen. Eso significa que cada año le quitamos más al suelo de lo que le devolvemos. Tenemos que crecer en nutrición si queremos producir más y de manera sustentable”, subrayó.
La jefa de I+D de Profertil considera que el país aún tiene un enorme margen para crecer en eficiencia y manejo. “Si miramos los mapas de brechas de rendimiento, vemos que podríamos producir mucho más en maíz y trigo. Pero hay que hacerlo bien, con diagnóstico, con balance de nutrientes y con aplicación precisa”, sostuvo.
A modo de ejemplo, comparó con la evolución reciente de Brasil: “Ellos producen en suelos más pobres que los nuestros, pero lo hacen con un manejo nutricional mucho más profesional. Crecieron en productividad porque aprendieron a fertilizar correctamente. Eso demuestra que se puede lograr más, incluso en condiciones menos favorables”.
Sin embargo, aclaró que no se trata de aplicar más fertilizante, sino de hacerlo con inteligencia. “Decimos sí, crecimiento, pero siempre con las mejores prácticas de manejo. Hay que hacer análisis de suelo, aplicar la dosis adecuada, elegir las fuentes correctas y fertilizar en el momento oportuno. No se trata de más, sino de mejor”, enfatizó.
“Tenemos que producir más, pero hacerlo mejor”
En el cierre de la entrevista, Toribio sintetizó el desafío que enfrenta el agro argentino: combinar productividad, eficiencia y compromiso ambiental.
“Tenemos que producir más, y eso solo se logra con mayor nutrición y fertilización. Pero al mismo tiempo, debemos hacerlo de forma sustentable, midiendo las emisiones y aplicando buenas prácticas. No hay contradicción entre rendimiento y ambiente; al contrario, van de la mano”.
Y agregó una reflexión que resume el espíritu de esta nueva etapa para el sector:
“Cada campaña es una oportunidad para hacer las cosas mejor. El punto de partida es simple: conocer el suelo, entender qué necesita y darle lo que el cultivo requiere para expresar todo su potencial”.












