Rodolfo Rossi, presidente de ACSOJA, analizó en Palabra de Campo el inicio de la campaña 2025/26, las condiciones agronómicas favorables, la presión impositiva y el futuro de la ley de semillas que podría reactivar la inversión en genética y tecnología.

La campaña 2025/26 arranca con buenos augurios, pero no sin desafíos

La siembra de soja comenzó en gran parte del país con expectativas sostenidas, luego de dos años de crecimiento del área y de un 2024 signado por la recuperación hídrica. Aunque este ciclo muestra una leve retracción en la superficie implantada, el presidente de ACSOJA, Rodolfo Rossi, asegura que la tendencia se mantiene dentro de los promedios históricos y que las condiciones climáticas y de precios invitan al optimismo.

“La caída de superficie no ha sido tan grande. En líneas generales mantenemos los niveles promedio de los últimos cuatro años. Las posibilidades de siembra son buenas, salvo en zonas afectadas por inundaciones. Córdoba, por ejemplo, está muy bien preparada”, explicó Rossi en diálogo con Palabra de Campo.

El dirigente destacó que la demanda internacional ayudó a sostener los precios, sobre todo por el cambio de dinámica entre Estados Unidos y China. “Las conversaciones comerciales entre ambos países mejoraron las cotizaciones en Chicago, y Argentina se benefició de una demanda inesperada, incluso de China, que dejó de comprarle a Estados Unidos para hacerlo acá”, señaló.

Aunque las retenciones continúan limitando la rentabilidad, Rossi consideró que el panorama es mejor que meses atrás. “La situación cambió. Hubo una fuerte comercialización cuando se redujeron momentáneamente las retenciones, y eso sostiene los precios locales”, apuntó.

Condiciones climáticas y manejo agronómico

El mapa de reservas hídricas muestra un escenario inédito respecto a los últimos años secos, lo que genera confianza en la proyección de rendimientos. “Estamos entrando en una campaña totalmente distinta a las anteriores, con buenas reservas de agua y precipitaciones parejas. Eso amortigua el posible déficit de enero, que suele ser seco”, explicó Rossi.

Sin embargo, advirtió que el exceso de humedad también implica nuevos desafíos sanitarios y de manejo. “Cuando hay agua, aparecen más enfermedades y malezas. Este año se está viendo una mayor inversión en protectores de semillas y fertilizantes, porque el ambiente húmedo lo exige”, detalló.

En diálogo con Palabra de Campo, el presidente de ACSOJA insistió en que la soja sigue mostrando bajo uso de fertilizantes en comparación con otros cultivos: menos del 40% de los productores aplica dosis adecuadas. “Muchas veces se fertiliza con cantidades que ni siquiera reponen lo que el cultivo extrae en un año. Es un punto crítico si queremos sostener la productividad”, alertó.

El fenómeno también se refleja en el plano regional. “En la zona núcleo norte, los promedios del año pasado estuvieron entre 3.700 y 3.900 kilos por hectárea. Son buenos valores, pero podrían ser mejores si se reforzara el manejo nutricional y la tecnología disponible”, analizó.

El riesgo de las lluvias extremas y los cambios en la siembra

Si bien las lluvias resultaron fundamentales para recuperar los perfiles, la sobreoferta de agua complica parte del centro y oeste bonaerense, donde se concentran importantes áreas agrícolas. “Las últimas precipitaciones ampliaron la zona con problemas: hoy hay sectores en los que no se puede sembrar nada, ni siquiera soja”, lamentó Rossi.

El panorama afecta también a otros cultivos de verano. “Las superficies comprometidas son amplias y eso perjudicará a todos: maíz, girasol y soja. Incluso se están viendo lotes de trigo anegados en la cuenca del Salado”, detalló.

Aun así, el titular de ACSOJA confía en que el año será positivo para el cultivo. “Seguimos siendo optimistas. Apostamos a alcanzar o superar los 50 millones de toneladas, una cifra que, en el contexto actual, sería muy buena. Hay condiciones para lograrlo”, sostuvo.

La ley de semillas, un tema que vuelve al Congreso

Más allá de la coyuntura productiva, Rossi subrayó que el debate por una nueva ley de semillas podría convertirse en uno de los puntos decisivos del nuevo ciclo político. Según el dirigente, en los últimos meses creció el interés del Gobierno y de Estados Unidos por avanzar en un marco normativo que reconozca los derechos de propiedad intelectual sobre la innovación genética.

“Es cierto, nos llegó directamente la posibilidad de que el tema vuelva a la agenda legislativa. Estamos capacitando y explicando a los nuevos diputados por qué es clave actualizar la ley. Todo lo que mejore este tema va a modificar las inversiones en investigación y desarrollo”, afirmó.

Para Rossi, el retraso normativo ha impactado en la competitividad del país. “Necesitamos que la genética aporte su parte, pero también que los productores adopten más tecnología. Con la presión impositiva y las retenciones, muchos terminan recortando inversión, especialmente en campos alquilados, que son la mayoría”, explicó.

En ese sentido, ACSOJA mantiene un diálogo activo con los legisladores que asumirán el 10 de diciembre. “Hay expectativa de que se presente un paquete amplio de proyectos vinculados al agro. Estaremos atentos, porque el sector necesita señales claras para volver a invertir”, subrayó.

Genética, tecnología y productividad: la combinación pendiente

Rossi remarcó que la genética por sí sola no alcanza para sostener la competitividad del cultivo. “Los saltos productivos históricos de Argentina se apoyaron en una mejora anual de más del 1% gracias al progreso genético, pero en los últimos años ese avance se redujo. Aun así, seguimos teniendo potencial”, afirmó.

El desafío es lograr un paquete tecnológico integral, que combine innovación biotecnológica, manejo eficiente y fertilización adecuada. “Si pudiéramos incorporar más eventos tecnológicos, como ocurre en Brasil o Estados Unidos, tendríamos mayor seguridad y estabilidad en los rendimientos. Falta una política que promueva eso”, explicó.

La falta de incentivos también frena la incorporación de nuevas tecnologías. “Los productores que podrían dar un salto productivo no siempre lo hacen, porque sienten que el esfuerzo adicional se pierde en impuestos o retenciones. Hay un límite económico real que condiciona la adopción tecnológica”, lamentó.

Una campaña con más expectativas que incertidumbres

El escenario internacional acompaña con precios firmes hacia marzo y una demanda sostenida de soja sudamericana. Brasil lidera la expansión de área, pero Argentina mantiene su competitividad con buenos rendimientos potenciales y una industria aceitera consolidada.

“Es una campaña que se ha vigorizado gracias a la mejora de precios y al clima. La cadena de la soja está preparada para aprovecharlo, siempre que logremos estabilidad y previsibilidad”, concluyó Rossi.