El comportamiento de la producción de carne en Argentina durante abril de 2025 expuso un panorama complejo, con datos que combinan señales de alerta y otros que entusiasman a los operadores del sector. Según el último Monitor Ganadero de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), mientras los volúmenes de producción evidenciaron un leve retroceso respecto a marzo, el precio del ternero se disparó, los feedlots consolidaron su recuperación y el frente exportador mostró altibajos.

Los registros de FADA indican que la producción de carne bovina alcanzó las 234.000 toneladas en marzo (último dato consolidado), lo que implicó una baja del 0,3% en relación al mes anterior. Aunque este retroceso no parece alarmante, los analistas lo observan con atención, ya que se da en un contexto de aumento sostenido en los precios de la hacienda, lo que podría estar afectando el equilibrio entre oferta y demanda.

La suba más marcada en abril se dio en el precio del ternero, que registró un incremento mensual del 3,9% y una variación interanual del 73,2%. Este movimiento supera ampliamente la inflación acumulada del período y genera tensiones a lo largo de toda la cadena cárnica, particularmente entre quienes compran para engordar. El precio del novillito también mostró una variación positiva, con un aumento del 2,6% respecto a marzo y del 55,5% en comparación con abril de 2024.

Este encarecimiento del ganado no vino acompañado de una mejora proporcional en el costo del alimento. La relación novillito/maíz bajó 3,4% y se ubicó en 14,9 kilos de maíz por cada kilo de novillito, aunque esta relación todavía resulta 5,3% más favorable que la del mismo mes del año pasado. En otras palabras, aunque el alimento está más accesible que en 2024, la suba del animal de reposición limita el margen de quienes engordan a corral.

Pese a estas tensiones, los feedlots continuaron recuperándose. Por tercer mes consecutivo, los resultados operativos fueron positivos. El margen bruto por cabeza engordada llegó a los $79.705, uno de los valores más altos del último año, impulsado por la mejora en el precio de venta final. Además, la ocupación de los corrales se ubicó en 65,9%, con una suba respecto a marzo. Esto coincide con un índice de reposición de 1,25, lo que indica que por cada animal que sale del corral ingresan 1,25 animales nuevos, reflejo de un proceso de llenado sostenido.

Carne: el por qué de la suba

Desde FADA explicaron que este repunte se apoya en una combinación de factores estacionales, mejoras en la ecuación de costos y expectativas positivas en relación al mercado interno y externo. Sin embargo, también advirtieron que el actual nivel de precios de la invernada obliga a ser cautos, ya que una caída del consumo o un freno en las exportaciones podría revertir rápidamente esta dinámica favorable.

Las exportaciones de carne, por su parte, exhibieron una performance que refleja tanto oportunidades como limitaciones. Durante el primer bimestre de 2025, los envíos representaron el 27,8% de la producción nacional. China mantuvo su rol dominante, concentrando el 57,2% del volumen exportado y el 40,3% del valor. Pero la novedad se dio en el segmento de cortes premium, donde los embarques correspondientes a la cuota Hilton alcanzaron un precio promedio de US$16.800 por tonelada, con una suba del 6,3% respecto a marzo y del 20% frente a abril del año pasado.

Aun así, los expertos anticipan una leve retracción de las exportaciones durante el resto de 2025. Tras el récord alcanzado en 2024, las restricciones internas –vinculadas principalmente al tipo de cambio, las regulaciones de comercio exterior y la presión impositiva– podrían enfriar el entusiasmo exportador, en especial entre las plantas que no logran acceder a mercados de mayor valor agregado.

Más allá de los números duros, el informe de FADA pone sobre la mesa algunos desafíos estructurales que podrían condicionar el desempeño del sector en los próximos meses. La volatilidad del precio del ternero, la falta de financiamiento accesible para los engordadores y la persistente presión fiscal conforman un combo que requiere políticas activas para sostener el ciclo ganadero.

En ese sentido, desde la Fundación alertaron que, si bien la producción de carne en abril 2025 mostró algunos indicadores positivos, la recuperación aún es frágil. Sostenerla requerirá mantener el equilibrio entre precios, costos y expectativas. “La cadena de la carne necesita previsibilidad, reglas claras y condiciones que favorezcan la inversión a largo plazo”, concluye el informe.