En medio de un contexto económico aún frágil, el consumo de lácteos en Argentina muestra señales de reactivación. Durante los primeros cuatro meses de 2025, las ventas crecieron un 15% en comparación con igual período del año anterior, según datos difundidos por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA). El repunte está motorizado principalmente por los productos de menor valor agregado como la leche fluida, el queso cremoso y los yogures de bajo costo.
Aunque el dato representa un alivio para un sector que venía golpeado por la caída en el poder adquisitivo y la contracción del mercado interno, el nivel de consumo aún se encuentra muy por debajo del promedio registrado en las últimas dos décadas.
Qué está impulsando el crecimiento del consumo
El crecimiento del consumo responde a una serie de factores que confluyen desde fines de 2024. En primer lugar, la desaceleración de la inflación permitió que algunos productos lácteos aumentaran sus precios por debajo del promedio general, mejorando su accesibilidad. Según un informe privado elaborado por la Fundación Mediterránea, los lácteos subieron en promedio un 112% interanual en los últimos 12 meses, frente a una inflación general acumulada del 180%.
A esto se suma el impacto de algunas medidas puntuales que mejoraron el poder de compra de los sectores más vulnerables: el aumento del salario mínimo, las transferencias directas a través de la Tarjeta Alimentar y el relanzamiento de promociones de grandes cadenas comerciales facilitaron el acceso a productos esenciales como la leche entera y el queso tipo cremoso.
“Es un efecto combinado: precios más contenidos, promociones activas y una mejora leve pero significativa del ingreso disponible. Esto reactivó la demanda en productos que durante 2023 habían tocado pisos históricos”, explicó la economista Patricia Bergero, del Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Cuáles son los productos que más crecieron
La recuperación del consumo no fue homogénea en toda la gama de productos lácteos. El aumento se concentró claramente en las categorías más económicas, aquellas que integran la dieta básica de las familias argentinas. Los datos de la industria muestran que:
La leche fluida entera en sachet creció un 18,2% en volumen respecto al primer cuatrimestre de 2024.
El queso cremoso tuvo un alza del 12,5%, siendo el tipo más consumido por su versatilidad y bajo costo.
Los yogures bebibles económicos mostraron un crecimiento del 9,3%, especialmente en presentaciones familiares.
La leche en polvo entera de primera marca, en envase de 200g, tuvo una suba de ventas del 6,7%, aunque su participación en el total del mercado sigue siendo marginal.
En cambio, productos de mayor valor agregado como los quesos duros, los yogures con probióticos, las leches deslactosadas o enriquecidas y la manteca, mantuvieron niveles bajos de ventas, en muchos casos por debajo de los registros de 2023.

“Se consolida un consumo primarizado. La gente vuelve a comprar lácteos, pero se concentra en lo más básico y económico. La diversidad y sofisticación siguen siendo un lujo”, indicó Jorge Giraudo, director ejecutivo del OCLA.
Una recuperación con sabor a poco
Si bien el incremento del 15% genera expectativas positivas, el volumen total de consumo sigue estando muy por debajo de los promedios históricos. En 2024, el consumo per cápita se ubicó en 175 litros por habitante al año, cuando entre 2005 y 2015 el promedio rondaba los 210 litros. Es decir, cada argentino consume hoy unos 35 litros menos por año que hace una década.
Parte de esa caída estructural se debe a la pérdida del poder adquisitivo acumulada durante los últimos años, que impactó especialmente en alimentos con alto valor nutricional. Otro factor clave es el cambio en los hábitos de consumo: la sustitución de productos frescos por ultraprocesados más baratos y duraderos, como bebidas saborizadas o postres de baja calidad nutricional.
En palabras de Bergero, “no hay que dejarse llevar solo por el dato puntual del aumento. Es una mejora sobre un piso muy bajo. El sistema lácteo argentino enfrenta un desafío más profundo: recuperar la calidad de la dieta”.
Contexto económico y social del repunte
La recuperación parcial del consumo debe leerse en el marco de una economía en proceso de ajuste, donde el impacto de la inflación y la recesión modificó las decisiones de compra. Durante 2023, muchos hogares redujeron sus compras de lácteos por completo, lo que generó un desplome de ventas del 12% anual.
El repunte de 2025 se da en un escenario distinto: aunque la economía aún no rebota con fuerza, la estabilidad de precios relativa en algunos rubros y la normalización del abastecimiento devolvieron cierto margen para la recuperación del consumo. Además, la baja temporal de retenciones a productos lácteos promovida por el Ministerio de Economía en enero, también ayudó a que algunas industrias pudieran sostener precios competitivos en el mercado interno.
En el caso de la leche fluida, por ejemplo, el congelamiento parcial de precios pactado con algunas grandes marcasfacilitó que el producto pudiera volver a ocupar un lugar central en la canasta básica.
Impacto en la producción y en la industria
Con un leve repunte de la demanda, las usinas lácteas comenzaron a mover piezas para aumentar la producción. Según el OCLA, la producción de leche cruda se incrementó un 3,8% entre enero y abril, y se proyecta un crecimiento total de entre 5 y 6% para todo 2025 si se mantienen las condiciones actuales.
La mejora en la productividad responde también a una recuperación forrajera en las cuencas de Córdoba y Santa Fe, gracias a las lluvias de otoño que favorecieron las pasturas. Esto redujo costos de alimentación y mejoró los volúmenes de entrega de tambos medianos y grandes.
“Con una producción que empieza a despegar y un mercado interno que deja de caer, las expectativas para el segundo semestre son mejores, aunque todavía hay mucha cautela”, señaló un productor de Villa María consultado por este medio.
Desafíos para consolidar la recuperación
El sector lácteo enfrenta todavía desafíos estructurales. El primero es lograr que el repunte de consumo no sea solo coyuntural, sino sostenido. Para eso, se necesita una mejora real del ingreso disponible y políticas públicas que promuevan el acceso a alimentos nutritivos.
En segundo lugar, la industria necesita recuperar márgenes, ya que la presión de costos, los precios cuidados y la informalidad del mercado dificultan la rentabilidad. Hoy, según datos del INTA, más del 35% del volumen lácteo circula por canales informales, lo que reduce la competitividad y atenta contra la inversión en innovación y calidad.
Finalmente, la diversificación de destinos de exportación y la mejora de infraestructura logística aparecen como tareas pendientes para liberar parte del excedente productivo hacia mercados externos, sin presionar los precios internos.












