Héctor Cattena destaca el rol de la cooperativa como “traductora” entre el productor y los mercados que exigen información ambiental cada vez más precisa.
La sustentabilidad ya no funciona como una consigna inspiradora: se transformó en un requisito que define la competitividad del sistema agroalimentario. Así lo plantea el ingeniero agrónomo Héctor Cattena, asesor de la Cooperativa Guillermo Lehmann, quien analizó el nuevo escenario tras el congreso Desafíos y oportunidades ambientales en el centro de la provincia de Santa Fe. Allí se presentaron resultados inéditos sobre la huella ambiental de la región y su posición frente a los mercados globales.
Cattena lo expresa sin rodeos: “La sostenibilidad hoy está empujada por dos fuerzas: las exigencias crecientes de los mercados y el sentido común de cuidar el ambiente”. Sin embargo, aclara que el mayor desafío ya no reside en producir de manera sustentable, sino en poder demostrarlo con datos confiables y comparables.
El asesor subraya que la Argentina generó abundante información técnica, pero carece de instituciones que actúen como intérpretes entre ese conocimiento y la práctica cotidiana. “Lo que está faltando en el país son traductores”, insiste. Y explica que la Lehmann decidió asumir justamente ese rol: “Nos autopropusimos como puente entre el mundo de la sostenibilidad y el productor agropecuario”.
Ese puente implica acompañar al productor en la recolección de información, validar metodologías junto con universidades y construir procesos que resistan auditorías internacionales. La apuesta busca que la región santafesina entre en la conversación global con métricas sólidas y un mensaje claro.
Una evidencia contundente: la región es altamente competitiva
El congreso organizado por la cooperativa permitió mostrar la primera foto completa del desempeño ambiental del sorgo, maíz, trigo, soja y la producción de leche. Los resultados sorprendieron incluso a los organizadores. “La información que tenemos es muy importante”, resume Cattena, porque demuestra que los sistemas productivos del centro-norte de Santa Fe exhiben huellas ambientales altamente competitivas a nivel global.
Los indicadores se calcularon con metodologías internacionales, lo que permite hablarle al mundo con el mismo lenguaje técnico que utilizan los compradores, certificadoras y organismos multilaterales. “Queremos que el mundo conozca que esta región produce con una eficiencia ambiental muy alta. Ese es el meollo de la historia”, afirma el asesor.
La cooperativa busca que periodistas, investigadores, funcionarios y estudiantes repliquen esa información y ayuden a posicionar a la región como un territorio que logró articular productividad y cuidado ambiental en un mismo paquete.
Un congreso que marcó agenda
El interés que despertó la iniciativa quedó en evidencia desde el arranque. Aunque la jornada comenzó con un diluvio, más de 300 personas participaron del encuentro: decanos universitarios, científicos, referentes de la industria, funcionarios y el ministro de Desarrollo Productivo de Santa Fe. Pero un dato llamó especialmente la atención: el 50% de los asistentes fueron productores.
Para Cattena, esa presencia masiva demuestra que el sector primario reconoce la relevancia del tema y quiere tener un rol activo. “El productor se va a su casa con la sensación de que se está trabajando bien y de que existe una gran oportunidad de avanzar junto a la cooperativa y los científicos”, destaca.
La sostenibilidad dejó de ser una discusión abstracta: se instaló en la agenda cotidiana del productor y condiciona decisiones técnicas, comerciales e incluso de inversión.
Medir, mejorar y anticiparse al mercado
Después del congreso, la hoja de ruta quedó estructurada sobre dos ejes. El primero busca profundizar la evaluación individual de los establecimientos y acompañar a quienes ya iniciaron el proceso para avanzar hacia una mejora continua. Cattena lo resume con una fórmula sencilla: “El camino es medir, mejorar, medir, mejorar”.
El segundo eje abre una ventana estratégica: trabajar con la industria —incluidas casas matrices de Canadá y Francia— para anticiparse a las demandas futuras. Cattena plantea una pregunta que guía todo el proyecto: “¿Qué va a requerir el consumidor de leche de Europa dentro de 10 años?”.
La cooperativa ya comenzó a identificar nuevos indicadores ambientales que podrían incorporarse en el mediano plazo, desde métricas de biodiversidad hasta eficiencia energética y gestión del carbono. “No se trata solo de cumplir con la normativa actual, sino de adelantarse al mercado, de estar preparados cuando esos requisitos lleguen”, explica.
Con esta estrategia, la Cooperativa Guillermo Lehmann consolida una posición singular en la Argentina: construir un modelo que permita que los productores del centro-norte santafesino ingresen al debate global con datos, procesos validados y una narrativa propia.
La próxima frontera ya está marcada. Cattena lo sintetiza en cuatro verbos que definen el rumbo: traducir, medir, mejorar y anticiparse. El desafío recién empieza, pero la región ya mostró que tiene con qué competir en el escenario agroalimentario del futuro.
