En un momento de transformación profunda para la agricultura, la innovación tecnológica y la incertidumbre global conviven como fuerzas que marcan el rumbo del agro latinoamericano. Ignacio Moyano, vicepresidente de Dunham Trimmer, dialogó con Palabra de Campo sobre los cambios que atraviesa el sector, desde el avance de los fertilizantes de valor agregado y los productos biológicos, hasta las tensiones geopolíticas que redefinen los mercados.
Con más de 27 años de trayectoria en empresas líderes del agro, Moyano asumió recientemente un rol estratégico en Dunham Trimmer, una consultora internacional de análisis de mercado. “Después de toda una vida profesional acumulando información en campo, hoy mi desafío es compartirla para que productores y empresas puedan tomar decisiones más inteligentes”, afirmó.
Una tormenta perfecta en el agro regional
Según Moyano, el 2024 fue uno de los años más desafiantes de las últimas décadas para el agro latinoamericano. “No fue sólo Argentina. En Brasil, el sur enfrentó lluvias extremas mientras el norte padecía sequía. Y esa misma combinación de factores climáticos y económicos se repitió en otros países de la región”, detalló.

El impacto de estos eventos no se limitó al ciclo anterior. “Hoy las empresas siguen lidiando con las consecuencias: sobrestock de insumos, márgenes comprimidos y un mercado expectante”, explicó. No obstante, Moyano ve con optimismo el 2025: “El año comenzó mejor de lo proyectado, y eso abre una oportunidad para recuperar terreno”.
Tensiones globales y reconfiguración comercial
La incertidumbre no es sólo climática ni económica. También viene del plano internacional. La reciente reelección de Donald Trump en Estados Unidos reactivó temores por nuevas barreras comerciales que podrían afectar el comercio agrícola global.
“Trump no responde a lógicas ideológicas. Es trumpista, y eso genera movimientos que alteran toda la cadena”, señaló Moyano. En ese contexto, observó una ola de compras anticipadas de insumos en EE.UU., ante el temor de que se impongan aranceles a productos chinos. “En el corto plazo, estas restricciones pueden parecer una oportunidad para países exportadores como los nuestros, pero en el mediano y largo plazo, todos salimos perjudicados”, advirtió.
Fertilizantes de valor agregado: menos volumen, más eficiencia
Uno de los focos del trabajo actual de Dunham Trimmer es el análisis del mercado de fertilizantes de valor agregado(BAF, por su sigla en inglés). Este segmento representa hoy un negocio global de 19 mil millones de dólares, con proyecciones de llegar a 30 mil millones para 2030.
“Argentina fue pionera en este tipo de tecnologías, como los fertilizantes microgranulados, que permiten aplicar menos volumen y obtener mejores resultados”, destacó Moyano. A pesar de la retracción en el uso de estos insumos durante la última campaña, aseguró que la tendencia sigue siendo positiva: “Los productores vieron beneficios reales en costos logísticos, en eficiencia agronómica y en impacto ambiental”.
El empuje de la biotecnología y la presión del consumidor global
Moyano también compartió un dato clave: el mercado argentino de biotecnología creció un 6% en 2024, superando los 100 millones de dólares, incluso en un año complejo. “Eso demuestra que hay una demanda estructural que va más allá de las coyunturas”, sostuvo.
Según el vicepresidente de Danner Trimmer, ese crecimiento está impulsado por una nueva exigencia de los consumidores, especialmente en Europa y Estados Unidos. “Las cadenas de supermercados ya le están pidiendo a los productores de frutas y hortalizas que para 2027 entreguen alimentos sin agroquímicos”, reveló. Esto abre un escenario donde la producción biológica y los insumos naturales ganan protagonismo.
“Yo no creo en un reemplazo total de la tecnología química, pero sí veo una complementación creciente con los biológicos”, explicó. En otras palabras, la presión no vendrá tanto desde los gobiernos como desde el mercado y el consumidor final.