Hace aproximadamente un año, cuando ya se pronosticaba la llegada del fenómeno climático “El Niño”, cada productor agropecuario que planificaba su próxima campaña tenía al trigo como protagonista indiscutido.
Es que si bien se sabía que el inicio podría ser de alto riesgo por la baja probabilidad de lluvias, se daba por descontado que a esta altura del año las precipitaciones ya se habrían registrado. Ese panorama auspicioso nunca llegó y con él se esfumaron todas las ilusiones de contar hacia fin de este año con algo de “billetera”.

En concreto, por la ausencia de lluvias y la falta de humedad, las proyecciones de producción agrícola para la campaña 2023/2024 cayeron y el cultivo que más lo sufrió es el trigo.
Según el último reporte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) su estado volvió a empeorar en los últimos días. Con el 47% del total del cereal implantado en condiciones entre regular y malo el panorama no es alentador, por lo tanto no sólo se resentirán los ingresos para los productores sino que también lo sufrirá el estado por una nueva caída de las exportaciones.
En la misma línea, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) redujo su estimación de producción de trigo de 16,2 millones de toneladas en julio a 14,3 millones en los últimos días.
Cristian Russo, Jefe de Estimaciones Agrícolas de la entidad rosarina aseguró en diálogo con Palabra de Campo que en algunas zonas la sequía ya lleva tres años y diez meses y que “hay un deterioro que está condenando la campaña de trigo aunque si llueve a partir de ahora podría salvarse algo del cultivo. Octubre es un mes crítico, por eso tenemos la esperanza de que se registren precipitaciones”.
P: ¿Hay expectativas de que pueda salvarse algo del trigo?
Octubre es un mes crítico y el deterioro es importante en gran parte de la región pampeana. El trigo viene muy bien en el sudeste, en el bastión triguero. Pero en el norte de Santa Fe está muy complejo el panorama, al igual que en la zona norte de Buenos Aires. Incluso en Entre Ríos veíamos la posibilidad de una buena campaña de de trigo pero eso se derrumbó. En la región núcleo las cosas están muy mal.
Pero además, otra cuestión por la cual era clave que llueva en octubre era que este año había muchas expectativas para hacer para sembrar mucho maíz temprano. El año pasado se hizo muy porquito en Argentina porque no había agua para sembrar o porque se sembró muy tarde y este año se quería sembrar temprano y buscar los máximos potenciales, pero de nuevo la falta de agua se interpuso.