El sector agropecuario argentino enfrenta un clima de desconfianza e incertidumbre que se refleja en la falta de inversión de sus productores. Según el Índice Ag Barometer Austral, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, un 65% de los productores ha decidido postergar inversiones debido a la falta de financiamiento, el alto costo de los créditos y una visión pesimista sobre el futuro del sector.
Esta caída del 5% en la confianza respecto a la medición anterior es la primera disminución registrada desde noviembre de 2022, lo que genera preocupación en el campo y en el mercado financiero.
El Índice Ag Barometer Austral: Perspectiva de Inversión y Causas de la Desconfianza
La encuesta Ag Barometer Austral, realizada en septiembre-octubre de 2024, muestra un panorama que revela tanto la disminución en la intención de inversión como la dificultad del sector agropecuario para ver un futuro claro y rentable. Para el 61% de los productores, la situación económica y las políticas impositivas vigentes, como los derechos de exportación, desincentivan la inversión en activos fijos. Además, la inflación y la inestabilidad cambiaria agregan una capa adicional de incertidumbre que, pese a haber mostrado una leve mejora, sigue afectando la confianza en el sector.
Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos y director de la encuesta, sostiene que “aunque las tasas de interés activas han disminuido en el sistema financiero y aparecen créditos en dólares, la baja rentabilidad esperada para la campaña 2024/25 y la certeza de que no habrá cambios en los derechos de exportación generan desmotivación para realizar inversiones productivas.”
Principales Causas de la Reticencia a Invertir
La falta de interés en la inversión se atribuye principalmente a los siguientes factores:
- Incertidumbre macroeconómica (20%): Los productores consideran el panorama económico nacional poco alentador, y las condiciones del mercado local e internacional les generan inseguridad a la hora de comprometer capital en el sector.
- Falta de financiamiento (20%): Las líneas de crédito siguen siendo escasas o poco accesibles, limitando la capacidad de los productores de adquirir activos para mejorar su rendimiento.
- Alto costo del financiamiento (16%): Las tasas de interés, aunque hayan bajado, siguen representando una barrera para quienes necesitan financiamiento para el próximo ciclo.
- Falta de alternativas rentables de inversión (14%): La volatilidad del mercado internacional y la baja de precios proyectados para la soja en 2025 han reducido la percepción de rentabilidad.
- Desconfianza en el futuro del sector (12%): Los productores se muestran pesimistas ante la posibilidad de cambios favorables en el corto plazo, generando dudas sobre la sustentabilidad de su negocio.
El Clima y la Producción Agrícola: Factores de Riesgo en la Campaña 2024/25
El contexto climático juega un papel crucial en el desarrollo de la campaña agrícola, y la temporada 2024/25 no es la excepción. Los productores enfrentan actualmente condiciones climáticas desfavorables, donde un 55% de ellos teme que factores como la sequía y el retraso en las lluvias impacten de manera negativa en sus cultivos. Aunque las recientes precipitaciones de octubre han traído algo de alivio, especialmente para la siembra de maíz y los rendimientos de trigo, el clima sigue siendo una variable de riesgo importante.
Desafíos en la Producción de Soja y Maíz Para esta campaña, se espera que la soja sea el cultivo con mayor superficie sembrada debido a una reducción en la extensión de maíz. Sin embargo, el informe del Ag Barometer Austral destaca que, si bien habrá un aumento en la superficie cultivada de soja, la rentabilidad proyectada para este grano no es la más alentadora, especialmente si los precios internacionales siguen a la baja.
“La baja en los precios futuros de la soja para mayo de 2025 y el aumento del stock a nivel mundial presionan el precio de este cultivo. En Argentina, el incremento de la superficie sembrada, sumado a estos factores, podría llevar a una producción total de 130 millones de toneladas, aunque con precios más bajos que en la campaña pasada”, explica Steiger.
Además, el retraso en las lluvias ha afectado la siembra de maíz temprano, lo que dificulta el cambio de cultivos hacia opciones más rentables. Los productores se encuentran limitados en su capacidad de reorientar sus superficies debido a las condiciones climáticas y la presión económica.
Los Costos del Campo Arrendado: Un Desafío Adicional para los Productores
Otro de los datos que resalta la encuesta es que una gran parte de los productores (51%) trabaja en campos arrendados, lo que genera un impacto importante en sus costos operativos. Para el 76% de los encuestados, el pago del arrendamiento representa un 40% o más de sus costos totales, y para un 48%, el impacto es del 50% o más. Este factor añadido a la baja rentabilidad proyectada y los altos costos financieros pone en jaque la estabilidad económica de estos productores.
En el contexto actual, la mayoría de los arrendamientos se paga en quintales de grano, ajustándose a las variaciones de precios y al momento de pago. Sin embargo, con los precios de la soja y el maíz fluctuando, los arrendatarios enfrentan una presión financiera significativa que limita aún más su capacidad de inversión en mejoras productivas o tecnológicas.
Expectativas Futuras y la Confianza en el Sector
El Índice Ag Barometer Austral registró una baja del 5% en la confianza general (pasando de 139 a 132 puntos), siendo la primera caída desde noviembre de 2022. La mayor disminución se observa en el Índice de Expectativas Futuras, con una reducción del 6% (150 frente a 161), mientras que el Índice de Situación Presente solo cayó un 1%. La previsión de una campaña con márgenes ajustados y precios a la baja debilita la confianza de los productores en la estabilidad económica del sector para los próximos 12 meses.
“Con una expectativa de márgenes muy ajustados, especialmente en soja, el productor enfrenta el reto de sostener sus operaciones en un contexto desfavorable y sin cambios en las políticas fiscales que le permitan planificar con mayor certeza”, concluye Steiger.
La confianza en el sector agropecuario argentino ha disminuido considerablemente en 2024, reflejando una perspectiva de inversión que continuará en baja durante el próximo año. Los factores económicos y climáticos crean un escenario difícil para los productores, que se ven obligados a postergar decisiones de inversión y a enfrentar desafíos estructurales como los altos costos de arrendamiento y financiamiento. Sin señales claras de mejora en el corto plazo, el agro argentino seguirá lidiando con una realidad compleja y con la necesidad de adaptarse a un mercado volátil y a un contexto de incertidumbre.