De acuerdo con el informe mensual de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), en febrero de 2025 el consumo per cápita de carne vacuna cayó a 42,6 kg/año, el nivel más bajo en 28 años. Este descenso refleja una tendencia que se viene consolidando desde hace tiempo, pero que se intensificó en los últimos meses por el deterioro del poder adquisitivo de los hogares.
En términos interanuales, el consumo disminuyó un 17,6%, lo que equivale a una baja de 9,1 kg/año por habitante. En febrero de 2024, el promedio anualizado era de 51,7 kg/año. Esta retracción golpea directamente a frigoríficos, carnicerías y productores, que ven reducidos sus ingresos por ventas al mercado interno, históricamente el principal destino de la carne vacuna.

La combinación de precios en alza, ajuste del consumo familiar y una oferta ganadera restringida está generando una reconfiguración del mercado. Además, el informe de CICCRA destaca que el precio promedio del kilo vivo alcanzó los $2.206,3 en el mercado de C£auelas, con una suba mensual del 8,7% y un incremento interanual del 53,2%.
Exportaciones en baja pese a los mejores precios internacionales
Mientras el consumo interno se contrae, las exportaciones de carne vacuna también enfrentan un escenario adverso. En enero de 2025, se exportaron 38.500 toneladas peso producto, un 27,2% menos que en el mismo mes del año anterior. Esta caída se explicó en su totalidad por la retracción de las compras de China, principal destino de la carne argentina, que redujo su demanda un 45% interanual.
En contraste, los precios internacionales mostraron una mejora. El precio promedio por tonelada exportada alcanzó los US$ 5.657, un 31,5% superior al de enero de 2024. Sin embargo, esta suba no logró compensar la merma en los volúmenes exportados: los ingresos totales por exportaciones se ubicaron en US$ 217,6 millones, un 4,3% menos que un año atrás.
Entre los pocos destinos que ampliaron sus compras se destacaron Israel (+33%) y Estados Unidos (+126%), aunque su peso en el total exportado sigue siendo reducido frente a la participación de China, que pasó de representar el 75,7% de las ventas externas al 57,2%.
Reconfiguración del mercado y desafíos para el sector
El retroceso simultáneo del consumo interno y de las exportaciones plantea un desafío de gran magnitud para la cadena cárnica. Con menos ventas y mayores costos, los productores enfrentan un escenario de rentabilidad deteriorada y alta incertidumbre. La posibilidad de una mayor competencia de otras carnes (pollo y cerdo) y cambios en los hábitos alimentarios, agrava la situación.
En este contexto, la sostenibilidad del negocio ganadero dependerá de la capacidad de adaptación del sector, tanto para reorientar parte de la producción como para recuperar competitividad en los mercados internacionales. Por otro lado, también será clave el rol de las políticas públicas para promover la formalización, mejorar la logística y fomentar acuerdos comerciales.
El piso histórico del consumo de carne vacuna es un síntoma del momento crítico que atraviesa el sector. Pero también podría ser una oportunidad para repensar el modelo productivo y de comercialización en un país que, pese a todo, sigue siendo uno de los mayores productores y consumidores del mundo.