A través de la resolución conjunta 3/2023, publicada hoy en el Boletín Oficial, se definió tras el trabajo de un Comité Técnico Nacional que elaboró el plan, y que estuvo integrado por integrantes tanto de la cartera de Ambiente como de la Secretaría de Agricultura, por parte de Economía, así como también representantes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
La iniciativa tuvo en cuenta el hecho de que en los últimos 15 años se intensificó el desplazamiento de la frontera ganadera “hacia zonas marginales o extra pampeanas”.
En el caso de la región chaqueña, esto fue posible gracias a la incorporación de pasturas resistentes a la sequía, mientras que, en la zona patagónica, los incendios forestales –algunos de ellos intencionales para la habilitación ganadera- fueron los principales responsables.
Ambas carteras detectaron en los bosques nativos que “las intervenciones realizadas para la habilitación ganadera” se producirían “en una intensidad que podría, en algunos casos, ser asimilable a un cambio de uso de suelo”, algo incompatible con la Ley de Bosques (26.331).
Dicha ley clasifica los bosques en rojos (valor de conservación alto), amarilla (medio) y verde (bajo); y el plan se focaliza en los categorizados como amarillos, integrándolos de forma armónica con la actividad ganadera.
Por lo general, en el caso de los bosques, la ganadería recurre a “modelos productivos simplificados e ineficientes”, recurriendo directamente al desmonte y siembra, o contemplan una escasa cobertura de árboles compuestos por ejemplares adultos sin capacidad de renegación que, en la práctica, son considerados como desmontes diferidos en el tiempo.
En lo concreto, Nación asistirá a las autoridades locales de aplicación de la Ley de Bosques para que adecuen la normativa, teniendo como meta sumar, para el año 2027, con 300.000 hectáreas bajo estos lineamientos, como mínimo.