martes 10 diciembre 2024
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Cómo la crisis del consumo de carne afecta a los matarifes

Argentina enfrenta una crisis histórica en el consumo de carne vacuna. Descubre cómo impacta a los matarifes y qué medidas pueden salvar al sector ganadero.

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La ganadería es un símbolo de la identidad argentina y el consumo de carne es un indicador clave de la economía nacional. Sin embargo, el consumo per cápita de carne en el país se encuentra en niveles históricamente bajos, afectando a toda la cadena productiva. Ariel Morales Antón, coordinador federal de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), explica que los desafíos actuales van más allá de la recesión y abarcan problemas estructurales en el sector. Desde la caída del poder adquisitivo hasta la falta de incentivos para la producción ganadera, el escenario obliga a repensar las estrategias para garantizar la sostenibilidad del negocio cárnico en Argentina.

Consumo de carne vacuna: el nivel más bajo en un siglo

El consumo de carne vacuna en Argentina, que alguna vez superó los 70 kilos anuales por persona, ahora ronda los 42-43 kilos, marcando el piso más bajo en 100 años. Según Morales Antón, este fenómeno responde a una combinación de factores: el deterioro del poder adquisitivo, la inflación persistente y cambios en los hábitos alimenticios de los consumidores. Aunque algunos sectores del gobierno hablan de una recuperación económica, esta todavía no se refleja en la mesa de los argentinos.

Frigoríficos, fundamentales en el consumo de carne vacuna
Frigoríficos, fundamentales en el consumo de carne vacuna

El impacto en el sector es profundo, ya que la dinámica de los matarifes y la industria frigorífica depende del volumen. Con menores ventas, los costos operativos se disparan, lo que pone en riesgo la viabilidad del negocio. Morales Antón señala: “Este es un negocio de kilos y volumen. Si el consumo cae, nuestros costos fijos permanecen, pero los ingresos se reducen. Es un golpe duro para todos los eslabones”.

Los argentinos han mostrado históricamente una gran elasticidad en el consumo de carne, adaptándose a las fluctuaciones de la economía. Sin embargo, la situación actual refleja una crisis más estructural. Incluso si los salarios mejoraran, el sector enfrentaría desafíos significativos debido a la falta de incentivos para aumentar la producción ganadera y fortalecer la cadena de valor.

Inflación y recesión: los grandes desafíos de la cadena cárnica

La inflación, un problema endémico en Argentina, ha golpeado especialmente a la cadena cárnica. Desde los productores hasta los minoristas, todos enfrentan márgenes cada vez más ajustados. “La inflación absorbe los costos, pero los precios no pueden trasladarse al consumidor. Esto nos deja en una situación de pérdida constante”, afirma Morales Antón.

Además, la recesión interna ha reducido significativamente la demanda de carne. La industria frigorífica, por ejemplo, ha tenido que disminuir sus niveles de faena y en muchos casos reducir personal para adaptarse a la nueva realidad. Este ajuste ha creado una cadena de problemas, desde dificultades para cumplir con pagos hasta el cierre de pequeños establecimientos.

Otro factor clave es la dinámica de la oferta y la demanda. Durante meses de alta producción estacional, los precios se han mantenido bajos debido al exceso de oferta y la falta de consumo interno. Sin embargo, hacia fin de año se espera un leve incremento en los precios, impulsado no por un aumento en la demanda, sino por una menor disponibilidad de hacienda gorda.

Morales Antón explica: “Los precios de la carne no aumentarán significativamente porque el consumo no está empujando la demanda. Lo que veremos es un pequeño ajuste debido a una oferta limitada, pero no será suficiente para cubrir los costos acumulados durante el año”.

Aumentar la producción ganadera: clave para la sostenibilidad

Frente a este panorama, la solución pasa por revitalizar la producción ganadera. Según Morales Antón, es imperativo aumentar el stock nacional de ganado, que actualmente se encuentra estancado en niveles similares a los de 1978, cuando la población argentina era casi la mitad de la actual.

La recuperación del sector requiere políticas públicas que promuevan la inversión en infraestructura ganadera, incentivos fiscales para los productores y un enfoque estratégico en las exportaciones. “Necesitamos un equilibrio entre exportación e internalización. Las exportaciones pueden generar ingresos clave, pero no deben descuidar el abastecimiento interno, que es fundamental para estabilizar los precios y garantizar el acceso a la carne”, señala.

Otro aspecto crucial es el manejo sostenible de los recursos. Implementar tecnologías como el mapeo digital de malezas y la rotación de cultivos puede optimizar los costos de producción, mejorar la calidad del pastoreo y reducir la dependencia de insumos externos. Estas medidas, combinadas con una visión de largo plazo, podrían revitalizar el sector ganadero y asegurar su competitividad en los mercados globales. (FAO)

Impacto en toda la cadena

Desde los pequeños productores hasta los grandes frigoríficos, el impacto de la crisis es evidente. La caída en el consumo interno no solo afecta a los matarifes, sino también a los consignatarios y las carnicerías, que enfrentan una demanda que no puede sostener los precios actuales.

Además, la falta de previsibilidad en el mercado interno complica la toma de decisiones estratégicas. Morales Antón enfatiza: “Necesitamos coherencia en los precios y estabilidad en la producción. No podemos seguir operando con incertidumbre constante. Si no hay incentivos para producir, el sector continuará en declive”.

Perspectivas a futuro

La crisis en el sector cárnico argentino es un reflejo de los problemas estructurales de la economía nacional. Aunque la carne vacuna sigue siendo un pilar de la identidad y la dieta argentina, el desafío radica en garantizar su accesibilidad y sostenibilidad. Aumentar el stock ganadero, promover la inversión y equilibrar la oferta y la demanda son pasos esenciales para recuperar la estabilidad en toda la cadena productiva.

Si estas medidas se implementan con éxito, no solo se revitalizará la industria cárnica, sino que también se garantizará que la carne vacuna siga siendo un componente central de la mesa argentina.

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