El sector vitivinícola celebrará del 12 al 19 de octubre la Semana del Torrontés 2020 con actividades en todo el país, especialmente en las provincias vitivinícolas que lo elaboran –La Rioja, Salta y Mendoza– y en modo virtual, en un contexto de alza en la producción y las exportaciones.
En el mundo vitivinícola, cada país o región quiere diferenciarse; además del Malbec, la Argentina encontró en el Torrontés Riojano la variedad blanca emblemática, originada en el país y la más extendida, con un desarrollo único y un enorme potencial.
El Torrontés Riojano representa alrededor de 4% del total de la superficie vitivinícola argentina, con unas 7.700 hectáreas registradas en 2019, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
La provincia de Mendoza tiene la mayor superficie de esta variedad: 3.474,5 hectáreas; le siguen La Rioja con poco más de 2.000 hectáreas; Salta tiene 915; San Juan, 816 hectáreas; y Catamarca, casi 350 hectáreas; además hay pequeños viñedos de Torrontés en la Patagonia: 76 hectáreas en Río Negro y 12 hectáreas en Neuquén.
En 2017, el INV advirtió que “la tendencia indica que la comercialización total de vinos varietales elaborados con Torrontés ha crecido 18,5% en los últimos 10 años“, recordó el Fondo Vitivinícola.
“En 2017, 37% de los vinos varietales elaborados con Torrontés se exportó y el 63% se comercializó en el mercado interno; se evidencia una tendencia creciente en las ventas de estos varietales hacia el mercado externo, con un incremento de 5,2% en los últimos 10 años, mientras que el volumen comercializado en el mercado local creció 28,1% respecto de 2008”, añade.
En 2018 -siempre según el INV- se despacharon 125.531 hectolitros de Torrontés Riojano al mercado interno, 7% del despacho total; y fue la cuarta variedad más exportada, con 54.241 hectolitros, por un valor FOB de a US$ 13,4 millones.
En 2017 los vinos varietales puros Torrontés se exportaron principalmente a Estados Unidos, seguido por Canadá, Suecia, Reino Unido y Alemania; y, en cortes, los principales destinos fueron Dinamarca, Suecia, Canadá y Reino Unido.
Aunque se remonta a la época de la conquista, su genealogía es reciente. En 2003 identificaron el origen del Torrontés Riojano: un cruzamiento de la variedad blanca Moscatel de Alejandría y la variedad tinta Criolla Chica.
Agrónomos, enólogos y degustadores coinciden en que el Torrontés Riojano es una variedad muy plástica, que se ha adaptado muy bien a diferentes regiones -especialmente a las zonas más cálidas- y además permite obtener vinos de diferentes estilos.