El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) declaró como “Zona Libre de Sarna Ovina” a la provincia de Santa Cruz, luego de varios años de implementación de un sistema de vigilancia activa que permitió la detección temprana de los brotes de la enfermedad y su erradicación.
La medida se dictó a través de la Resolución Senasa 1142/2023 y su rectificación, publicada el 17 de noviembre en el Boletín Oficial, con la firma de la presidenta del Senasa, Diana Guillén.
La declaración de libre, tal como lo establece la normativa, no sólo implica la denominación del área como “libre”, sino que prevé una serie de medidas de control tendientes a la preservación del estatus recientemente obtenido, con la finalidad de evitar el ingreso de la parasitosis desde zonas donde la enfermedad está presente.
De esta manera, la declaración culmina una labor que requirió de la coordinación de tareas sanitarias en terreno, control de movimientos y un seguimiento epidemiológico en la región, siendo de **vital importancia los fondos de Ley Ovina*+ que inicialmente permitieron solventar gastos para la realización de inspecciones a establecimientos.
“Se ha firmado una resolución como broche de oro de muchísimos años de trabajo por parte de todo el equipo de la provincia de Santa Cruz: los productores ovinos, el Consejo Agrario Provincial y el Senasa. Cuando hay un objetivo en común, como es mejorar la sanidad de las majadas de Santa Cruz, se puede conseguir con el esfuerzo conjunto”, manifestó la directora del Centro Regional Patagonia Sur del Senasa, Marina Andreu.
Además, agregó: “Es importante destacar a toda la gente que hoy no está en el Senasa por diferentes motivos, pero que hicieron una gran labor y destinaron mucho tiempo para alcanzar este objetivo final”.
Sobre la enfermedad
La sarna ovina se trata de una parasitosis externa (ectoparasitosis) causada por el ácaro psoroptes ovis. Es altamente contagiosa y la forma de contagio más común es a través del contacto directo o indirecto por medio de alambrados de establecimientos linderos ubicados en zonas con presencia de la enfermedad, los cuales actúan como vehículo del ácaro, al igual que el transporte de animales en camiones no lavados y desinfectados de forma correcta.
Los signos clínicos de la enfermedad son el prurito intenso (muchas veces el animal se rasca contra los alambrados), la caída en la calidad de la lana, la pérdida de peso consecuente y el debilitamiento general. Genera grandes pérdidas económicas a los productores, por lo cual su control y erradicación es un pilar esencial para los productos y mercancías que se obtienen de los ovinos.