El fuerte déficit hídrico que dejaron el otoño y el invierno está lejos de ser revertido por la primavera, que avanza sin grandes cambios en los pluviómetros, lo que agrava cada vez más la situación en gran parte del área agrícola más poderosa de la Argentina.
Según el último reporte realizado por el Instituto de Clima y Agua del Inta hay dos dos colores que se van ampliando considerablemente en el mapa de humedad del país: el rojo y el naranja.
El primero es el que marca el área con una afectación severa de falta de lluvias, mientras el naranja marca la región que va camino al estadío más deficitario pero que ya está en situación crítica.
Ambas tonalidades ocupa más de 140 millones de hectáreas y la preocupación comenzó a tomar otra dimensión por el efecto en cultivos, pero también en ganadería, ante la escasez de pasturas. La tercera Niña consecutiva está impactando de manera determinante en la nueva campaña y ya proyecta recortes en los potenciales rindes.
ZONAS AFECTADAS
Entre las primeras estimaciones se detalla que hay 53 departamentos del centro del país que están dentro de la categoría sequía severa. Se agregan 12,4 millones de cabezas de ganado en riesgo y 1,8 millones de hectáreas de trigo afectadas.
Eso es el resultado de condiciones deficitarias en gran parte de los suelos del centro y oeste del país. En la zona núcleo, la falta de humedad del suelo genera retrasos en siembras de verano, mientras las áreas afectadas se incrementaron hacia el centro y sudeste de la provincia de Buenos Aires.
En la descripción que realiza el informe se observa que la provincia de Córdoba es de las más afectadas por el retraso de las lluvias, ya que en general cumple más de 120 días sin recibir al menos 20 milímetros en un plazo de 24 horas.
La excepción se da al Este, en el límite con Santa Fe, en el departamento Marcos Juárez. Sin embargo allí también perdura el déficit hídrico agravado.
En cuanto a los cultivos, el trabajo destaca que en el caso del trigo “se intensifican los síntomas de estrés hídrico. El estado del cultivo es variable, entre bueno, regular y malo. Mientras que en referencia al girasol y el maíz, “avanza a ritmo muy lento la siembra de los cultivos de verano. En algunas zona se ha detenido a causa de la falta de humedad en el suelo”, remarca.
Respecto a los últimos datos, el trabajo describe que durante la última semana se registraron precipitaciones sobre las regiones del NEA y Pampeana (hacia el noreste). El máximo valor observado fue de 77 milímetros y se registró en Iguazú (Misiones), una zona en donde los registros se intensificaron al igual que en buena parte del sur brasileño, lo que originó las fuertes crecidas en las Cataratas del Iguazú.
“En el resto del país no se registraron precipitaciones. Prevalece una situación deficitaria de lluvias en gran parte del territorio nacional”, agregó.
El INTA tomó allí el promedio de lluvias para la campaña agrícola en determinados puntos del país. En la zona central ubicó a la localidad de Junin y mostró que el acumulado desde el 1 de julio hasta aquí es el menor de la historia, perforando incluso el valor del ciclo 2008/09 que era el piso de lluvias hasta el momento. A aquel ciclo le siguió luego el 2009/10 que es el de mayor cantidad de lluvias que se tenga registro para esa localidad bonaerense.
Un dato no menor es que “según el modelo BHOA, el porcentaje de agua útil en el perfil (primer metro de profundidad) es menor al 30% en la mayor parte del país. En Patagonia (norte y sur), región Pampeana (centro y noroeste), Cuyo y NOA este índice se encuentra en valores inferiores al 10 %. En Corrientes (noroeste) y Tierra del Fuego (suroeste) este porcentaje se encuentra entre 30 y 60%. Finalmente, Misiones presenta un contenido de agua útil porcentual de entre 60 y 80%”, explica el trabajo del INTA.
El agua útil es la lámina de agua aprovechable por los cultivos, y que el suelo contiene, hasta la profundidad efectiva de las raíces.
El combo climático se completa con las heladas. Ya el ciclo anterior cerró con dificultades por los primeros registros de heladas a fines de marzo, lo que precipitó la finalización de la campaña anterior con muchos cultivos que fueron alcanzados en etapa de llenado de grano y el resultado terminó por debajo de lo esperado. Pero ahora, ya en la segunda mitad de octubre, las probabilidades de heladas continúan para hoy y el domingo (en categoría leves a moderadas), según el informe del INTA, lo que también significa un problema adicional. Ya hubo lotes de maíz, los pocos que se habían logrado sembrar este año, que fueron severamente dañados por heladas ocurridas en las últimas semanas.
El maíz viene muy lento
Octubre comenzó con la siembra maicera detenida en amplias zonas productivas de nuestro país. Con escasa humedad de suelos, las delegaciones de Casilda y Venado Tuerto prácticamente no avanzaron en su siembra en la primera semana de este mes, sumando algunos avances menores esta semana. Según informó la SAGyP, la siembra sigue prácticamente parada en la provincia de Buenos Aires y un muy lento avance en Córdoba.
En tanto persistan la falta de lluvia y el azote de las heladas, el avance de siembra de maíz seguirá atrasado en relación con sus promedios históricos. Consecuentemente, actualmente existe un ritmo de siembra similar al de la campaña 2016/17, consolidando el menor ritmo relativo de siembra en seis años.
Es también el menor ritmo de siembra en términos absolutos desde el año comercial 2015/16, con 1,6 millones de hectáreas desde el inicio de la plantación, frente a 2,8 esta misma semana del año pasado.
La escasa humedad de suelos está afectando hasta los establecimientos que cuentan con riego, según informó la Guía Estratégica para el Agro (GEA – BCR) en su último informe semanal. De esta manera, la campaña 2022/23 tendría apenas un 10% de superficie de maíz temprano en la zona núcleo de producción, dejando lo restante cómo maíz tardío, lo que representaría la menor siembra de maíz temprano en una década.
Trigo justo o en falta?
Según el último informe de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos, “de una oferta total de trigo 2021/22 de 24,9 millones de toneladas, las compras de la industria y la exportación ascienden ya a 25,3 millones, según datos oficiales”.
Desagregando estos datos, el sector exportador lleva adquiridos aproximadamente 21 millones de toneladas, en tanto que la industria se ha asegurado 4,27 millones, restándole comprar entre 1,5 y 2 millones más. Este panorama tensa el empalme de cosechas hasta el ingreso del trigo nuevo, que no ocurre normalmente hasta mediados del mes de noviembre cuando comienza a generalizarse la trilla hacia el norte del país.
Como si esto fuera poco, el panorama del cereal nuevo también presenta dificultades. La sequía y las heladas tardías ponen en jaque el potencial de rindes, y se acumulan las hectáreas que se dan por perdidas. De este modo, comienza a crecer la incertidumbre en torno a las reales posibilidades que tendrá el país de exportar 10 millones de toneladas en el nuevo ciclo, tal como indicaba el volumen de equilibrio, o cuota de exportación, fijada ex ante por las autoridades nacionales. De este total, las declaraciones juradas de venta al exterior a la fecha ya suman 8,8 millones de toneladas, con un virtual estancamiento de las operaciones en las últimas semanas.
Perspectivas
“Estamos como los gimnastas que corren y dan dos vueltas en el aire hasta alcanzar las anillas. Ahora vamos rumbo a las anillas. La gente se pregunta en ese instante si vamos a alcanzar a tomarlas o no. Bueno, con las lluvias pasa algo similar; hace unos meses dije que a partir de noviembre íbamos a comenzar a salir de terapia y sigo creyendo eso. El tema es si llegarán a tiempo. Claramente, para el trigo ya no”, dijo el agroclimatólogo Eduardo Sierra en diálogo con Tranquera Abierta durante el Congreso Internacional de Maíz que se desarrolla en el Centro de Convenciones Córdoba de la capital provincial.
Para el especialista, si las lluvias llegan desde el mes próximo con más frecuencia y volumen, “la campaña puede terminar siendo bastante buena, diría que como fue la 2009/10 que redondeó valores aceptables después de un ciclo muy malo” indicó.
Sin embargo, Sierra remarcó que “estamos ante un proceso de doble Niña que se extiende y no hay muchos antecedentes de un hecho así. Es realmente poco frecuente y los efectos los estamos viendo. Ni siquiera se salvan algunas zonas productivas como el eje Río Cuarto-Río Tercero que suele tener buen aporte de agua aún en Niña. Aquí la sequía es generalizada”, explicó.