Entre noviembre y diciembre, el precio de la carne vacuna al mostrador ha subido un 21%, y no está claro si la demanda doméstica podrá enfrentar otro aumento adicional de los valores de ganado livianoy de la carne, como muchos operadores descuentan que sucederá en las próximas semanas, al acentuarse el faltante de ganado proveniente de los corrales.
Hace meses que el precio real del novillito en Liniers parece haber tocado un techo, unos $240-$250 por kilo, el valor real más alto en treinta años.
En los dos años anteriores, y este año parece que también se repetirá el proceso, el salto de precios de enero-marzo se anticipó a la primavera previa, al adelantarse el faltante de gordo liviano.
La mayoría de los operadores cree que entre fines de enero y mediados de febrero se registrará otro aumento de precios, aunque muchos son escépticos: la difusión del Omicron está causando serios daños a la economía, con el kilo de carne al mostrador por encima de los $1000 las ventas de carne están muy flojas, y gran parte del salto previsto ya se dio en el último bimestre del año recién terminado.
La seca domina gran parte del país y puede también forzar un aumento de la oferta, desde la vaca y el novillo hasta el ternero de invernada.
En teoría, en los papeles, la exportación tendría de acá en más libertad comercial, menos limitaciones ycupos, pero todo dependerá de que no suba el precio de la carne al mostrador y que el gobierno entonces -Observatorio mediante- limite nuevamente las ventas al exterior.
Habrá que ver si no se ponen solapadamente trabas administrativas a la exportación, habrá que ver con qué demora se aprobarán las declaraciones juradas y habrá que ver qué hace el gobierno si la carne al mostrador vuelve a subir.
La incertidumbre persiste. Hay poca vaca, poco novillo trazado, poca hacienda liviana de consumo; la pobre oferta le pone un piso a los precios.