El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) avanza en una reestructuración profunda que incluye la venta de su edificio en Palermo, la cesión de tierras en Salta y un plan de reducción de personal. Estas medidas, aprobadas en el Consejo Directivo, buscan modernizar el organismo y optimizar sus recursos. Sin embargo, han generado críticas y controversias entre los gremios y actores del sector agropecuario.
Con un enfoque en modernización y eficiencia, el Gobierno plantea que estas acciones son necesarias para adecuar el INTA a los desafíos actuales, aunque no sin resistencia por parte de gremios como Apinta y ATE. Las decisiones tomadas marcarán un punto de inflexión en el destino del organismo.
Subasta del edificio en Palermo: financiamiento para investigación
El edificio del INTA ubicado en la calle Cerviño, en el barrio porteño de Palermo, será subastado el próximo 23 de diciembre a un precio base de USD 6,37 millones. La Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) gestionará la subasta, y el 70% de los ingresos se destinará exclusivamente a proyectos de investigación dentro del INTA.
Este inmueble alberga oficinas clave, como la Fundación ArgenINTA, la Dirección de Relaciones Internacionales y la Dirección de Vinculación Tecnológica. Los 140 trabajadores que desempeñan tareas allí serán reubicados en sedes de la Secretaría de Agricultura o del Ministerio de Economía. Según Nicolás Bronzovich, presidente del INTA, esta venta es fundamental para obtener recursos que permitan modernizar las instalaciones y mejorar las capacidades del organismo.
Sin embargo, esta decisión no ha sido bien recibida por todos los sectores. Algunos argumentan que deshacerse de un edificio histórico afecta la identidad institucional del INTA, mientras que otros cuestionan si los fondos se utilizarán efectivamente para investigación.
Cesión de tierras en Salta para viviendas sociales
Otro eje clave del plan es la cesión de 41 hectáreas en Cerrillos, Salta, al gobierno provincial. Estas tierras se destinarán a un proyecto de viviendas, con la condición de que parte del beneficio generado regrese al INTA para ser invertido en sus actividades.
La cesión se enmarca en una evaluación más amplia sobre el uso de tierras que posee el organismo. Actualmente, el INTA cuenta con 116.000 hectáreas en todo el país, pero solo utiliza 45.000 hectáreas para investigación y producción. Las 71.000 hectáreas restantes, consideradas subutilizadas, han sido objeto de debate, ya que algunos funcionarios señalan que su venta podría generar recursos para proyectos estratégicos. No obstante, hasta ahora, no se han definido decisiones concretas sobre su destino.
Esta iniciativa refleja una visión del Gobierno de optimizar el uso de recursos públicos, aunque también genera inquietudes en el sector agropecuario. Las organizaciones gremiales y algunas entidades rurales temen que estas medidas afecten el carácter experimental y técnico del organismo.
Reducción de personal: un ajuste con impacto
El plan de modernización del INTA también incluye una significativa reducción de personal. El Consejo Directivo aprobó una segunda tanda de retiros voluntarios, que afecta a 144 empleados, sumándose a los 154 que ya dejaron sus puestos en octubre. En total, 298 trabajadores se verán desvinculados.
Además, el organismo revisará en los próximos 75 días 227 contratos de planta transitoria, evaluando su continuidad. A esto se suma la intimación al personal en edad jubilatoria para iniciar los trámites previsionales, conforme al artículo 19 de la Ley Nacional del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones.
El Gobierno argumenta que este ajuste responde a un crecimiento desmedido de la planta de personal en años anteriores. Entre 2013 y 2015, la nómina del INTA pasó de 3400 a 7500 empleados, un incremento superior al 100%. Actualmente, el organismo cuenta con 6852 trabajadores. Según Manuel Adorni, vocero presidencial, esta expansión respondió a intereses políticos, alejando al INTA de su misión original.
“El INTA debe enfocarse en el desarrollo del campo argentino, no en cuestiones ajenas a su propósito original”, declaró Adorni en conferencia de prensa.
Polémica y desafíos en la modernización del INTA
Las decisiones aprobadas no estuvieron exentas de controversia. La Federación Agraria Argentina (FAA) y otros actores del Consejo Directivo no acompañaron los puntos más críticos, como la venta de propiedades y la reducción de personal. A su vez, los gremios realizaron manifestaciones en rechazo al plan de modernización, exigiendo que las medidas no afecten la operatividad del organismo.
Pese a las críticas, el Gobierno defiende su postura, señalando que el INTA debe transformarse para cumplir con las demandas del sector agropecuario en un contexto de restricciones presupuestarias. Un grupo asesor, integrado por representantes del Consejo Directivo, supervisará la implementación del plan, que tiene un plazo de 180 días.
Un nuevo rumbo para el INTA
El proceso de reestructuración del INTA busca posicionar al organismo como un actor relevante en la investigación agropecuaria, pero las medidas adoptadas han generado tensiones entre distintos sectores. La venta de propiedades, la cesión de tierras y los ajustes en el personal marcan un camino hacia la modernización, aunque con costos sociales y simbólicos importantes.
En los próximos meses, el éxito del plan dependerá de cómo se implementen estas decisiones y de su impacto en la capacidad operativa del organismo. Mientras tanto, el INTA sigue siendo un pilar clave para el desarrollo del agro argentino, en un contexto de desafíos económicos y políticos.