La reforma del INTA enfrenta un nuevo frente de rechazo: Axel Kicillof se pronunció con dureza contra la iniciativa del Gobierno nacional y alertó que se está poniendo en riesgo una institución clave para el desarrollo científico y productivo del agro. El gobernador de la provincia de Buenos Aires utilizó términos contundentes para definir la situación: “Es un crimen que lo quieran cerrar”, dijo este viernes en la localidad de General Villegas, donde recibió una carta formal del director de la Estación Experimental del INTA local, Walter Miranda.
Desde ese escenario, Kicillof sumó su voz a las múltiples críticas que viene cosechando el proyecto impulsado por el ministro Federico Sturzenegger. El texto apunta a reducir la estructura del INTA, eliminar las representaciones regionales y modificar la integración de su Consejo Directivo. Pero además, como denuncian desde diversos sectores, pone en peligro el rol estratégico del instituto en la producción agrícola nacional, la innovación tecnológica, el desarrollo territorial y la articulación público-privada.
Kicillof: “Vamos a defender el INTA”
Durante el acto público, Walter Miranda entregó al gobernador una nota firmada por trabajadores del INTA donde se detalla el impacto que podría tener la reforma en las funciones del organismo y en la región pampeana. La preocupación central radica en la posible pérdida de autonomía de las Estaciones Experimentales, el recorte de personal y el cierre de programas de investigación locales.
Kicillof no dudó en responder públicamente:
“El INTA no solo es una herramienta fundamental para la producción agropecuaria, es también un pilar del conocimiento científico argentino. Es un crimen querer cerrarlo o debilitarlo”, sentenció, y remarcó que “vamos a defender al INTA, a sus trabajadores y a su misión”.
El mandatario bonaerense también destacó el papel del instituto en el asesoramiento técnico a productores, el desarrollo de variedades resistentes al cambio climático, y la difusión de prácticas sustentables. “Ningún modelo de país puede prescindir de un sistema científico vinculado al agro”, afirmó ante una audiencia compuesta por autoridades locales, investigadores, técnicos y productores.
En su exposición, Kicillof vinculó la ofensiva contra el INTA con otras medidas del Gobierno nacional: “Este plan de desguace tiene como objetivo transferir capacidades del Estado al mercado. Ya lo hicieron con otras áreas estratégicas, ahora vienen por la ciencia aplicada al campo”.
“Cientificidio”: la advertencia de Javier Rodríguez
Junto al gobernador estuvo el ministro de Desarrollo Agrario de la provincia, Javier Rodríguez, quien también cuestionó el proyecto. Desde su cartera ya habían emitido un comunicado rechazando la reforma, pero ahora redobló la apuesta. “Estamos frente a un cientificidio”, lanzó Rodríguez, y explicó que el INTA no solo genera conocimiento, sino que actúa como nexo con los pequeños y medianos productores.

Uno de los puntos más críticos es la eliminación de representantes del sistema universitario y del sector privado del Consejo Directivo. Con este cambio, la conducción del INTA pasaría a estar exclusivamente en manos de funcionarios nacionales. Rodríguez advirtió que eso “desnaturaliza el carácter federal y participativo del instituto” y quebraría el vínculo directo con el entramado productivo regional.
El ministro también mencionó que el INTA fue clave para que Argentina lograra avances en biotecnología vegetal, mejoras en fertilización de suelos, control integrado de plagas y reducción del uso de agroquímicos. “Esto no es gasto: es inversión. Desfinanciar al INTA es retroceder décadas”, afirmó.
Un instituto con presencia federal y legitimidad social
El INTA cuenta actualmente con 15 centros regionales, 52 estaciones experimentales y más de 350 agencias de extensión distribuidas por todo el país. Su estructura federal permite adaptar la investigación científica a las características de cada territorio, con resultados concretos en cultivos, ganadería, horticultura, recursos naturales y energías renovables.
La propuesta de reforma no solo afecta la gobernanza del instituto, sino que, según trascendió, también recortaría el presupuesto operativo y pondría en revisión la continuidad de los programas Prohuerta, Cambio Rural y otros destinados a la agricultura familiar y las economías regionales.
El malestar en el interior del país crece. Distintas entidades vinculadas al agro, como federaciones rurales, cooperativas y universidades, ya se pronunciaron en defensa del INTA. Incluso dentro del propio Congreso algunos legisladores manifestaron su desacuerdo con la medida y anticiparon que presentarán proyectos alternativos para preservar la autonomía del organismo.
Una postal de resistencia en el corazón del agro
El acto en General Villegas se transformó en un símbolo del rechazo a una reforma que, según los críticos, busca silenciar el aporte técnico del INTA y reemplazarlo por consultoras privadas o plataformas digitales deslocalizadas. En esa zona del noroeste bonaerense, con fuerte presencia de cultivos extensivos y lechería, los técnicos del INTA acompañan hace décadas los procesos productivos locales, desde la caracterización de suelos hasta la asistencia en manejos agroecológicos.
En su declaración final, Kicillof fue categórico: “Nos quieren hacer retroceder. Pero el conocimiento no se desmantela, se defiende”.