El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) recopila, analiza y sistematiza toda la información disponible sobre las plagas que afectan a los vegetales en la Argentina, a través de su Sistema Nacional de Vigilancia y Monitoreo (Sinavimo).
En ese marco, la detección de nuevas plagas es fundamental para poder definir estrategias de acción en los casos que fuera necesario, mantener actualizado el estatus fitosanitario del país y dar cumplimiento a los compromisos internacionales que rigen el comercio de productos agrícolas.
El Rhynchophorus ferrugineus, comúnmente conocido como picudo rojo de las palmeras, es un insecto que afecta a numerosas especies de palmeras. A diferencia del picudo negro –plaga nativa–, en Argentina el picudo rojo es considerado una plaga ausente y de importancia cuarentenaria. Por eso, es clave reconocer las diferencias entre ambos para poder comunicar al Sinavimo la sospecha o detección de su presencia.
El picudo rojo (R. ferrugineus) es de color generalmente marrón rojizo o anaranjado, con brillo metálico, de cabeza estrecha y pico largo y delgado, al igual que su cuerpo. Su comportamiento es gregario (vive en grupo). Ataca a las palmeras tanto en los viveros como en cualquier estado de su desarrollo y los daños que ocasiona son rápidos y severos.
En tanto, el picudo negro (R. palmarum) es típicamente negro o marrón oscuro. Su cabeza es más ancha que la del picudo rojo, con un pico más corto y grueso y un cuerpo más robusto y compacto. En este caso, el comportamiento es solitario y los daños que ocasiona ocurren solamente en palmeras en floración y son más graduales.
Comunicar sospechas o detecciones de plagas ausentes como el picudo rojo redunda en beneficios para el sector productor y exportador, ya que el aviso a tiempo permite que el Senasa implemente medidas rápidamente, mantenga actualizado el estatus fitosanitario del país y dé cumplimiento a los compromisos internacionales que rigen el comercio de productos agrícolas.