En el marco del Coloquio de Idea en Mar del Plata, un encuentro clave para los empresarios y dirigentes del país, una declaración de la diputada libertaria Juliana Santillán encendió la polémica en el sector agropecuario. Consultada por un periodista sobre el futuro de las retenciones al campo, Santillán afirmó: “Las retenciones al campo son cero hoy, eso ya se hizo”. Esta afirmación cayó como un balde de agua fría para los productores, quienes, lejos de esa realidad, continúan enfrentando retenciones de hasta el 33% en cultivos clave como la soja.
Las palabras de Santillán no pasaron desapercibidas, y en el campo rápidamente surgieron críticas. La diputada, perteneciente al partido de Javier Milei, fue interpelada sobre las políticas impositivas para el sector agropecuario a la salida del evento. El periodista que la abordó mencionó la presión que enfrentan los productores debido a la combinación de sequía y altos impuestos a las exportaciones, esperando que el gobierno considere alguna medida de alivio. La respuesta de la legisladora no solo fue sorprendente, sino también percibida como ignorante y desconectada de la realidad.
La brecha entre la política y el campo
Para los productores agropecuarios, las retenciones son un tema sensible desde hace más de una década. La imposición de este gravamen en 2008 marcó un punto de inflexión en la relación entre el sector y los distintos gobiernos. A pesar de que hubo momentos de alivio, como durante la gestión de Mauricio Macri cuando se implementó una reducción progresiva de las retenciones, el conflicto ha persistido. Actualmente, las retenciones siguen siendo del 33% para la soja, del 12% para el trigo y el maíz, y del 9% para la carne, generando un peso considerable en la competitividad de los productores.
La indignación en el sector no se hizo esperar. Representantes del agro señalaron que las palabras de Santillán reflejan un profundo desconocimiento sobre la situación actual. “No se trata solo de números. Es la supervivencia de muchos productores lo que está en juego”, expresó un dirigente ruralista que prefirió mantenerse en el anonimato. Además, las políticas impositivas vigentes, lejos de ser una ayuda, agravan la situación de aquellos que ya enfrentan serios problemas climáticos, como la sequía que azota a vastas zonas del país.
Promesas incumplidas y el silencio oficial
El partido de Javier Milei, La Libertad Avanza, llegó al poder con la promesa de eliminar las retenciones al campo, una demanda histórica del sector.
Durante la campaña, Milei reiteró en numerosas ocasiones que una de sus prioridades sería acabar con este impuesto que, según él, limita el potencial productivo del país. Sin embargo, a medida que avanzaron los meses, esa promesa fue quedando en el olvido.
Lo que más desconcierta al campo es que, aunque el gobierno de Milei se ha esforzado por mostrarse cercano a las demandas rurales, las acciones concretas aún no se ven reflejadas en las políticas implementadas. De hecho, recientemente el Congreso discutió un proyecto de Ley presentado por el propio gobierno, que incluía un incremento en los derechos de exportación para ciertos productos. Aunque la iniciativa fue rechazada, este episodio profundizó las dudas sobre el verdadero compromiso de La Libertad Avanza con el agro.
Por su parte, Santillán intentó matizar sus declaraciones mencionando que “se disminuyó el impuesto PAIS, que va a desaparecer en enero”. No obstante, esta afirmación no convenció a los críticos. El impuesto PAIS, que grava las importaciones, no afecta directamente a las exportaciones agropecuarias, y su reducción no es un alivio para los productores que esperan una respuesta concreta respecto a las retenciones.
Desconexión con la realidad rural
Uno de los puntos más preocupantes de las declaraciones de Santillán es la evidente desconexión que parecen tener algunos funcionarios con las realidades del interior del país. Las retenciones son solo una de las múltiples dificultades que enfrentan los productores agropecuarios. Las sequías prolongadas, los costos logísticos y la falta de infraestructura en las zonas rurales son otros de los grandes desafíos. Sin embargo, las políticas que se diseñan desde la capital parecen ignorar estos problemas estructurales.
En este contexto, la afirmación de que “las retenciones ya no existen” no solo es incorrecta, sino que además refuerza la sensación de que las demandas del campo no son escuchadas por quienes toman las decisiones. La reacción en el sector fue inmediata, con varias voces pidiendo que el gobierno y sus representantes se informen mejor antes de emitir declaraciones que, lejos de aportar soluciones, generan mayor malestar y desconfianza.
Expectativas futuras
De cara al futuro, el campo sigue esperando que el gobierno cumpla con sus promesas. Mientras tanto, las palabras de Santillán han dejado en claro la distancia que todavía existe entre las necesidades del sector agropecuario y las acciones de la clase política.
Para muchos, esta desconexión es una muestra más de lo que consideran una falta de interés genuino por parte del gobierno actual hacia uno de los pilares económicos del país.
El agro argentino sigue siendo uno de los motores más importantes de la economía nacional, y la reducción de las retenciones continúa siendo una de sus principales demandas. Sin embargo, declaraciones como las de la diputada Santillán solo sirven para aumentar la incertidumbre y el malestar en un momento en que el país necesita soluciones concretas para reactivar su producción y crecimiento económico.