La soja de primera inició su siembra en la región núcleo con buena humedad y márgenes más favorables que el año pasado, mientras los productores enfrentan un contexto internacional incierto y un fuerte desafío por malezas y costos.
La campaña 2025/26 de soja de primera ya está en marcha en la región núcleo con un escenario más alentador en materia de márgenes, pero en un contexto cargado de turbulencias. Los productores avanzan sobre las primeras 200.000 hectáreas con prudencia, atentos a los pronósticos y a las señales del mercado internacional.
En zonas como Marcos Juárez, la siembra ya cubre el 30% del área, impulsada por la buena humedad y las fechas de alto potencial. En el sudeste de Córdoba, muchos decidieron aprovechar al máximo la reserva de agua disponible y salir a sembrar antes de la llegada de nuevas lluvias. En cambio, otras regiones optaron por esperar que pase la tormenta para evitar daños en los lotes y complicaciones por el barro.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el avance regional alcanza el 7% de las 3,2 millones de hectáreas intencionadas para soja de primera. Los técnicos anticipan que, tras las próximas precipitaciones, se producirá un fuerte despliegue de sembradoras en toda la región.
Un mejor punto de partida en márgenes y rentabilidad
El panorama económico muestra una mejora respecto del ciclo anterior. Con un rendimiento promedio estimado en 40 quintales por hectárea, los márgenes actuales son 97 dólares por hectárea en campo propio y 87 dólares en campo alquilado, cifras sensiblemente superiores a las de un año atrás.
Según la actualización de márgenes de la BCR del 20 de octubre, la rentabilidad neta se ubica en 385 dólares por hectárea en campo propio, con un precio a cosecha de 311 dólares por tonelada. Sin embargo, la clave está en lograr más kilos. Si los rendimientos se acercan a 50 quintales por hectárea, las ganancias podrían escalar hasta 556 dólares por hectárea en campo propio y 152 dólares en campo alquilado.
En Marcos Juárez, los productores definen la campaña como “ofensiva”. Invirtieron en fertilización, curasemillas y variedades de alto potencial, apostando por fechas tempranas y manejo intensivo. “Después de muchos años de arrancar con el tanque vacío, ahora con buenas reservas de agua, se está poniendo toda la carne al asador para lograr muchos kilos”, señalan los técnicos del área.
Estrategia ofensiva también en otras zonas de la región núcleo
La tendencia se repite en otras áreas. En Carlos Pellegrini y María Susana, los técnicos confirman que la campaña se encara con una estrategia ofensiva, apostando a rindes de 50 quintales por hectárea y con rindes de indiferencia de 28 a 38 qq/ha, según el tipo de campo. Los márgenes dependen de la escala y de la eficiencia en el manejo, pero el foco está en llegar a la siembra con lotes “reseteados”, lo que implica hasta cuatro aplicaciones de herbicidas planificadas desde principios de año.
En esas zonas, el trigo atraviesa un estado excepcional, con 85% de los lotes en condición muy buena y potenciales que podrían superar los 80 quintales por hectárea, aunque algunos técnicos advierten que la fertilización limitada podría restringir parte del potencial. En Aldao (Santa Fe), los técnicos agregan que los trigos se mantienen firmes pero “si caen entre 50 y 60 milímetros, se lo van a tomar todo”, mientras crece el temor por la falta de agua en las últimas dos semanas y el posible ingreso de aire frío.
Turbulencias y miedo a Brasil
El optimismo local choca con la incertidumbre externa. Los precios internacionales siguen presionados por el riesgo climático asociado a un posible evento La Niña, que podría afectar al hemisferio sur durante el verano. A esto se suman las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, con nuevos aranceles y negociaciones que generan volatilidad.
Pero el principal temor viene de Brasil, donde se proyecta una cosecha récord de hasta 178 millones de toneladas. Si ese volumen se confirma, el gigante sudamericano podría seguir presionando los precios internacionales a la baja, un factor que mantiene en alerta a todo el mercado de soja argentino.
Malezas y costos: una campaña desafiante
El otro gran frente de batalla se libra dentro del lote. Los herbicidas vuelven a ocupar el centro de la escena, representando el 20% del costo total en soja de primera, equivalentes a 4 o 5 quintales por hectárea. Las lluvias invernales adelantaron la aparición del yuyo colorado, y el viento y las precipitaciones dificultan las aplicaciones, restando eficiencia y elevando los costos.
En la zona de General Pinto, los ingenieros advierten que “ya hay que sumar una aplicación más al Excel”, lo que implica entre 20 y 40 dólares por hectárea adicionales. Además, explican que “hay muchas formas de pagar los alquileres, y eso impacta directamente en los costos”, por lo que la rentabilidad varía según cada esquema productivo. En campos alquilados, el arrendamiento sigue siendo la principal presión sobre los márgenes.
En Bigand, en cambio, la estrategia es más conservadora: apenas se implantó el 2% del área y predominan tecnologías tradicionales. Mientras tanto, en Venado Tuerto, algunos productores comenzaron a sembrar con cautela, y los trigos mantienen una excelente condición sanitaria gracias a aplicaciones preventivas que lograron controlar roya y mancha amarilla.
El trigo entre la esperanza de lluvias y el riesgo de heladas
El trigo avanza hacia el llenado de grano con luces y sombras. La falta de lluvias en las últimas dos semanas —el 75% de la región recibió menos de 10 milímetros— redujo la humedad en el suelo y provocó un retroceso en la condición del cultivo. Actualmente, el 75% del área se mantiene en estado entre excelente y muy bueno, aunque esa proporción cayó 10 puntos porcentuales respecto a la semana anterior.
En el centro y sudeste del área núcleo, las reservas hídricas se consideran solo adecuadas, mientras que hacia el noroeste aparecen lotes con signos de sequía. En María Susana, los trigos muestran entre 500 y 600 espigas por metro cuadrado, pero con un llenado irregular. En Aldao, los técnicos advierten que “las temperaturas frescas son favorables, aunque el costo del fertilizante y los precios deprimidos dejan la mala espina de que la gran cantidad de kilos no se reflejará en el ingreso”.
Las lluvias pronosticadas son clave para revertir la tendencia, pero no todo son buenas noticias. La irrupción de aire frío prevista para el miércoles 29 podría provocar heladas agronómicas, con temperaturas mínimas entre 0 y 5°C, un riesgo considerable para los lotes en plena etapa de llenado.
Perspectivas: cautela y estrategia
La región núcleo enfrenta una campaña que combina buenas condiciones iniciales, una mejor foto económica y desafíos climáticos y comerciales. Los productores parecen decididos a aprovechar el agua acumulada y apostar a rindes altos, aunque el mercado global y los costos internos agregan un componente de riesgo difícil de manejar.
Como resume la BCR, la soja arranca con “alta expectativa y estrategia ofensiva”, mientras el trigo aguarda lluvias salvadoras y teme las heladas que podrían marcar el pulso del cierre de octubre. El campo se prepara, una vez más, para sembrar esperanza en medio de la incertidumbre.












