“El INTA gasta la mitad de las retenciones del maíz”, afirmó el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, durante una entrevista emitida este lunes en LN+ con el periodista Esteban Trebucq. La frase encendió una fuerte señal de alarma en el sector agropecuario, al confirmar que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria será uno de los organismos sometidos a revisión profunda dentro del programa de ajuste estatal impulsado por el Gobierno de Javier Milei.
Sturzenegger aseguró que el INTA forma parte del grupo de entes descentralizados que “crecieron de manera desmedida” bajo gobiernos anteriores, y que ahora serán reintegrados o rediseñados con el objetivo de reducir el gasto público y eliminar estructuras burocráticas innecesarias.
La mención directa a las retenciones al maíz como fuente del financiamiento del INTA no pasó inadvertida: al vincular el funcionamiento del instituto con un tributo resistido por el campo, el Gobierno introduce una nueva justificación fiscal para avanzar con su reforma.
Reestructuración profunda: el agro, en la primera línea del ajuste
Durante la entrevista televisiva, el ministro detalló que esta nueva etapa de reformas —que se lanzará formalmente en las próximas dos semanas— incluirá también al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). Según explicó, la prioridad es reducir organismos con capacidad para generar recursos propios mediante trámites, los cuales —según sus palabras— fueron diseñados para “crear caja” más que para brindar servicios públicos eficientes.
Tanto el INTA como el Senasa son pilares del modelo agroexportador argentino: el primero por su rol en investigación, extensión técnica y desarrollo productivo, y el segundo por su responsabilidad en la certificación sanitaria exigida por los mercados internacionales.

El riesgo para el sector es que una eventual fusión, recorte presupuestario o recentralización afecte el funcionamiento cotidiano de estos organismos y ponga en juego relaciones comerciales sensibles con otros países.
El mensaje detrás de los números: eficiencia, ahorro y disciplina fiscal
Según Sturzenegger, el ajuste estructural en el Estado ya permitió reducir la planta de personal en 47.000 trabajadores, con un ahorro estimado en US$2000 millones por año. “Eso significa menos impuestos para la gente”, subrayó, al defender la continuidad del recorte como una orden directa del presidente Javier Milei.
Pero lo que marcó un quiebre fue la manera en que justificó la intervención sobre el INTA: al señalar que su gasto representa “la mitad de las retenciones al maíz”, el ministro introdujo un nuevo marco argumentativo, en el que los tributos específicos del sector podrían utilizarse como vara para evaluar su financiamiento estatal.
En sectores del agro ya se comenta que esta lógica puede sentar un precedente problemático, ya que ningún productor elige que sus impuestos financien una institución en particular, y muchos reclaman justamente la eliminación total de las retenciones.
Preocupación por Senasa y posible reacción del campo
La inclusión del Senasa en la lista de organismos a reformar también genera inquietud entre cámaras exportadoras, técnicos y operadores sanitarios. Si se reducen sus funciones, se fusiona o se elimina su autonomía, la Argentina corre el riesgo de perder certificaciones internacionales o de enfrentar barreras paraarancelarias que afecten su competitividad global.
Hasta el momento, no hubo pronunciamientos oficiales de parte de la Mesa de Enlace ni del personal técnico del INTA o Senasa, pero distintas fuentes del sector afirman que se están evaluando respuestas conjuntas si las reformas se concretan sin diálogo previo.
La declaración de Sturzenegger, emitida en horario central y replicada rápidamente en redes sociales, golpea el corazón del modelo agroindustrial argentino. En especial, porque tanto el INTA como el Senasa son vistos por los productores como organismos técnicos, no políticos, cuya eficacia y presencia territorial han sido clave para el crecimiento del sector en las últimas décadas.












