El consumo interno de yerba mate en Argentina muestra un crecimiento sostenido en los primeros meses de 2025, luego de un 2024 marcado por una fuerte retracción. Entre enero y abril, el volumen de yerba mate elaborada con destino al mercado local alcanzó los 91.426.586 kilos, lo que representa un incremento del 15% respecto al mismo período del año pasado, según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).
Este aumento no solo revierte la tendencia negativa del año anterior, cuando el consumo doméstico cayó un 9,3%, sino que constituye el mejor primer cuatrimestre desde 2021. En aquel año, la salida de paquetes al mercado interno se acercó a los 92 millones de kilos, cifra que ahora vuelve a estar al alcance si se mantiene el ritmo de crecimiento.
El repunte actual parece estar vinculado a varios factores. Por un lado, la estabilidad en los precios de góndola, que se mantienen en torno a los 300 pesos por paquete de medio kilo en promedio, permitió que los consumidores sostuvieran el hábito tradicional del mate, incluso en un contexto económico desafiante. Por otro, los formatos de venta jugaron un rol clave.
Los envases de medio kilo representaron el 56,59% de las ventas al mercado interno, seguidos por los paquetes de un kilo, que alcanzaron el 37,60%. El resto se distribuyó entre fraccionamientos menores, yerba mate en saquitos y otras presentaciones. Esta preferencia por los empaques más pequeños se vincula a una búsqueda de accesibilidad, tanto en precio como en practicidad de consumo.
El dato cobra relevancia si se lo compara con el total consumido en todo 2024, cuando se comercializaron 258,8 millones de kilos de yerba mate, el nivel más bajo en los últimos cinco años. La caída, entonces, ha comenzado a revertirse con fuerza en 2025, en una tendencia que entusiasma a todo el sector yerbatero.
Más consumo, pero menos producción: el nuevo equilibrio que preocupa al sector
Mientras el mercado interno muestra claros signos de reactivación, la producción enfrenta un escenario más complejo. De acuerdo con informes oficiales, la cosecha de hoja verde en Misiones, principal provincia productora, cayó un 35% interanual en el primer cuatrimestre. En valores absolutos, eso implica una merma de más de 94 millones de kilos, al pasar de 268.297.370 kilos recolectados entre enero y abril de 2024 a 173.967.959 kilos en igual lapso de 2025.

Este fenómeno responde a diversos factores. Entre los más importantes, los técnicos mencionan el impacto climático de la sequía de 2023, cuyos efectos residuales sobre la brotación y el desarrollo vegetativo se manifestaron con retraso. También incide la menor disponibilidad de mano de obra, que ralentiza la cosecha en algunos establecimientos. Y en menor medida, hay quienes mencionan una reticencia de pequeños productores a entregar hoja verde a precios que consideran insuficientes.
La paradoja de más demanda y menos oferta comienza a preocupar a los industriales, que advierten sobre una posible presión sobre los precios hacia el segundo semestre. “La buena noticia del crecimiento en el consumo no puede hacernos perder de vista que la caída en la producción es significativa”, advierten desde algunas cooperativas.
Además, el escenario internacional también juega su parte. Las exportaciones de yerba mate siguen firmes —en 2024 marcaron récord con más de 45 millones de kilos enviados al exterior— y se mantienen estables en 2025. Esto significa que, mientras crece el consumo interno, una porción importante de la producción también se destina a mercados externos, principalmente Siria, Chile y Estados Unidos.
El INYM ya anticipó que podría haber tensiones en la disponibilidad de hoja verde si la recuperación del consumo se sostiene y la producción no logra recomponerse con rapidez. Por eso, desde el instituto se evalúan medidas para alentar prácticas agrícolas que mejoren el rendimiento por hectárea, como el uso de clones seleccionados, podas estratégicas y manejo nutricional más eficiente.
Yerba mate, consumo e identidad cultural
El crecimiento del consumo de yerba mate no se explica solo por cuestiones económicas. En Argentina, el mate es mucho más que una bebida. Es un hábito profundamente arraigado en la vida cotidiana, que atraviesa generaciones, clases sociales y regiones geográficas. La pandemia lo puso a prueba, al exigir distanciamiento en una costumbre que suele compartirse. Pero ahora, con la recuperación del encuentro social, el mate volvió a circular con fuerza en hogares, oficinas, universidades y espacios públicos.
Este renacer simbólico también tiene su correlato en la industria, que apuesta por innovar en formatos (como las cápsulas para cafeteras o el mate cocido en saquitos) sin perder de vista al consumidor tradicional. Al mismo tiempo, nuevos estudios científicos destacan los beneficios del consumo regular de yerba mate: antioxidantes, compuestos antiinflamatorios, mejora en la concentración y hasta posibles propiedades anticancerígenas.
Desde el INYM destacan que la yerba mate es el producto más consumido en volumen por los argentinos después del agua. Su presencia en el 90% de los hogares, sumado a su versatilidad y bajo costo relativo por porción, lo convierten en un insumo estratégico para el arraigo cultural y alimentario.












