“Hoy el productor está muy enfocado en la eficiencia y en las inversiones que hace: quiere saber si lo que aplica tiene un impacto real”. Con esa frase, Matías Lopresto, socio de Biofilm, sintetizó el espíritu con el que la firma biotecnológica inauguró su nueva planta de microgranulados en Lobos, provincia de Buenos Aires. La obra no solo representa una apuesta productiva, sino un paso estratégico para liderar el mercado de tecnologías sustentables en la nutrición de cultivos.
La planta, construida desde cero, fue pensada para adaptarse a las formulaciones propias desarrolladas por Biofilm. No se trata solo de ampliar la capacidad de producción, sino de crear un entorno que permita escalar innovación. “Pudimos generar una planta con las características que se adapten a la tecnología que nosotros formulamos”, explicó Lopresto, al destacar la sinergia entre infraestructura y desarrollo.
Junto a sus socios Danilo y Rafael, Lopresto recorrió las instalaciones acompañado de productores, asesores técnicos, autoridades y referentes del sector agropecuario. El momento marcó un hito para la empresa: el cierre de una etapa de crecimiento inicial y el inicio de una expansión que apunta a consolidar el liderazgo en Argentina y avanzar hacia mercados regionales.
Fertilización inteligente y sustentabilidad como bandera
El primer producto que saldrá de la planta es un fertilizante microgranulado, formulado para integrarse a programas nutricionales de cultivos extensivos e intensivos. Pero, como aclaró Lopresto, se trata de “un punto de partida”. La línea incluirá también productos biológicos, promotores hormonales y otras formulaciones que combinen micro y macronutrientes.

Detrás de cada nuevo desarrollo, hay una premisa clara: producir más, con menor impacto ambiental. “Creo que la parte de los biológicos entra dentro de toda una mirada más amplia de lo que es la agricultura regenerativa”, sostuvo el empresario, al contextualizar la estrategia de Biofilm dentro de las nuevas exigencias del agro argentino y global.
La firma ofrece programas nutricionales integrados, que acompañan al cultivo desde la siembra hasta la cosecha, con un enfoque técnico que prioriza eficiencia agronómica y rentabilidad económica. Esa es, justamente, la demanda que Biofilm percibe como central en el actual contexto: “No es solamente que sea biológico; el productor quiere saber si esa tecnología tiene un beneficio económico”, enfatizó Lopresto.
En ese sentido, la planta de Lobos busca posicionarse como un nodo de producción de tecnologías confiables, trazables y con resultados medibles en campo.
Un agro que exige resultados
Con márgenes ajustados y mayor sensibilidad a las condiciones climáticas y económicas, los productores agropecuarios afinan cada decisión. Y eso se traduce en una demanda técnica distinta. “Lo que se ve hoy es que todos —productores, empresas, distribuidores— están trabajando para ser más eficientes que en otros contextos”, señaló Lopresto.
Por eso, Biofilm apunta a ofrecer soluciones que respondan a ese nuevo patrón de decisión. “Hoy todo pasa por mirar el número más fino, buscar tecnologías que tengan un impacto tangible en el rendimiento y la rentabilidad. Nosotros construimos nuestras propuestas con esa lógica”, agregó.
Además de cultivos extensivos como trigo, maíz y soja, la empresa ha probado sus programas nutricionales en intensivos como tomate, cebolla y ajo. Y los resultados, aseguran, son sólidos: buena respuesta en rendimiento, mejor calidad y reducción de impacto ambiental.
Aunque hoy el foco comercial está puesto en los extensivos —por escala y estrategia—, el futuro contempla una expansión de portafolio hacia más cultivos, incluso aquellos que tienen una vinculación directa con la góndola y la demanda del consumidor final.
Consolidación nacional y mirada regional
La inauguración de la planta también marca el inicio de una fase de expansión regional. Biofilm ya comenzó a trabajar en registros para llevar sus productos a Uruguay, Paraguay y Brasil. Este último aparece como un objetivo desafiante, pero estratégico: por su escala, nivel técnico y exigencia competitiva.
“El siguiente paso para Biofilm es consolidarse en Argentina con esta inversión, y luego avanzar en la regionalización”, explicó Lopresto. La idea es replicar la experiencia acumulada en el país para ganar presencia en mercados con condiciones similares, pero también con oportunidades de diferenciación.
Con esa lógica, la planta de Lobos se convierte en la base operativa para un plan de crecimiento pensado en etapas: primero producción y comercialización nacional sólida; después, proyección regional con productos validados.
Trigo, maíz y una campaña que renueva expectativas
Biofilm llega a esta nueva etapa en un contexto que parece alinearse con sus objetivos. El trigo avanza con buenas condiciones de humedad y perfiles hídricos óptimos. “Está todo dado para que sea una muy buena campaña de fina, y el productor lo está aprovechando”, afirmó Lopresto.
En tanto, el maíz, que había perdido área por los daños causados por la chicharrita, podría recuperar su lugar. “Hoy es el que mejor margen bruto tiene comparado con la soja, y eso va a permitir rearmar rotaciones como deberían ser”, agregó. Esa mejora, si se concreta, también dará lugar a una mayor adopción de tecnologías como las que ofrece Biofilm.
Con esta planta y su nueva estrategia de expansión, la firma busca convertirse en un jugador clave en la transformación del agro hacia prácticas más regenerativas, rentables y eficientes.