La presión sanitaria en el centro-norte de Santa Fe y centro de Córdoba obliga a estrategias más preventivas. Las carboxamidas marcan un cambio de paradigma en el manejo del trigo./carboxamidas-proteccion-trigo-roya-mancha
Una campaña de alto potencial, pero bajo amenaza sanitaria
El trigo transita una campaña de alto potencial productivo en el centro-norte de Santa Fe y el centro de Córdoba, con lotes que muestran un vigor excepcional tras meses de buena disponibilidad hídrica. Sin embargo, ese mismo clima que impulsó el desarrollo vegetativo se transformó en un caldo de cultivo para enfermedades que amenazan el rendimiento.
La Ing. Agr. Florencia Magliano, investigadora del Centro de Sanidad Sillón & Asociados y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), explicó que el escenario combina condiciones ideales para el crecimiento del cultivo con una presión sanitaria sin precedentes. En su análisis, las lluvias recurrentes entre junio y agosto generaron un ambiente favorable para la aparición temprana de mancha amarilla y diversas royas.
“El trigo creció muy bien, con una respuesta notable a la fertilización, pero esa misma humedad generó condiciones perfectas para la aparición temprana de patógenos agresivos”, detalló Magliano.
Las tres amenazas del invierno: mancha amarilla, roya amarilla y roya del tallo
La especialista señaló que la mancha amarilla, dependiente del rastrojo y de la semilla, se manifestó desde etapas tempranas y avanzó en el tercio inferior del cultivo. A su vez, la roya amarilla o estriada (Puccinia striiformis), considerada una de las más agresivas, se detectó desde el macollaje. Su umbral de aplicación es mínimo: basta una incidencia del 1% para justificar una intervención.
En las últimas semanas, también se observó la roya del tallo, considerada la más destructiva por su impacto sobre el flujo de fotoasimilados y su capacidad para debilitar el tallo, aumentando el riesgo de quebrado ante vientos o granizo.
Magliano subrayó que los daños potenciales pueden ser severos si no se actúa a tiempo. “En ensayos de campo, los lotes sin tratamiento apenas rindieron entre 500 y 600 kilos por hectárea, mientras que los protegidos con una o dos aplicaciones alcanzaron hasta 3.500 kilos por hectárea”, precisó.
Carboxamidas: innovación y control preventivo
El avance de estas enfermedades aceleró la adopción de carboxamidas, una familia de fungicidas que introdujo un nuevo estándar de control. Su espectro abarca tanto enfermedades necrótrofas, como la mancha amarilla, como biótrofas, entre ellas las tres royas del trigo.
“La principal diferencia está en su capacidad preventiva y residual, que cambia completamente la estrategia de manejo”, explicó Magliano. “Mientras los triazoles tienen un efecto curativo, las carboxamidas permiten anticiparse a la infección y proteger el cultivo por más tiempo”.
Entre las moléculas más destacadas figura INDIFLIN® (Impirfluxam), desarrollada por Sumitomo Chemical, presente en el fungicida Excalia Max®. Su acción prolongada, de entre 30 y 40 días, permite cubrir el período crítico de llenado de grano si se aplica en el estadio de hoja bandera (Z39). En comparación con mezclas tradicionales de triazoles y estrobilurinas, su eficacia resulta claramente superior, sobre todo frente a royas y manchas resistentes.
Monitoreo y aplicación estratégica
El éxito del control, sin embargo, no depende solo del producto, sino del manejo. Magliano insistió en la importancia de monitorear los lotes y respetar los umbrales de daño: entre 25 y 30% de incidencia para mancha amarilla y detección inicial para roya amarilla. “Las carboxamidas no son herramientas de salvataje; deben aplicarse antes de que la enfermedad avance”, advirtió.
También recomendó una sola aplicación por ciclo para preservar la longevidad de la tecnología y evitar resistencia. En caso de doble tratamiento, se sugiere reservar la carboxamida para la etapa crítica y usar previamente una mezcla más básica (triazol + estrobilurina) para reducir el inóculo inicial.
A la hora de aplicar, es clave hacerlo con temperaturas menores a 30°C, humedad relativa superior al 50% y control del viento. Además, se aconseja usar un volumen de caldo adecuado o incorporar tensioactivos que aseguren una cobertura completa, incluso en hojas inferiores.
Tecnología para cuidar el potencial del trigo
La combinación de una fertilización estratégica, un alto potencial de rinde y una fuerte presión de enfermedades coloca al manejo sanitario como uno de los pilares técnicos de la campaña. En ese contexto, las carboxamidas se posicionan como la herramienta más eficiente para proteger la inversión del productor.
Los ensayos a campo demuestran respuestas de hasta 700 kilos por hectárea adicionales respecto de los lotes sin tratamiento, lo que confirma su retorno económico y consistencia en diferentes ambientes. Además, al tratarse de una molécula nueva, facilita la rotación de principios activos, contribuyendo a la sustentabilidad de los sistemas agrícolas.
“Con resultados sólidos y un enfoque en el manejo responsable, la incorporación de tecnologías como las carboxamidas consolida la defensa del cultivo frente a la presión de royas y manchas, y asegura el potencial del trigo argentino”, concluyó Magliano.












