Cereales de invierno: el desafío de sostener el camino del crecimiento

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La jornada fue presentada por María Fernanda González Sanjuan, directora ejecutiva
de la Asociación, quien recordó la presentación realizada días atrás sobre la
“Declaración de las Brechas de Nutrientes” en Argentina, un documento al cual calificó
como “un hito” en la producción agropecuaria argentina.

“Participaron 29 investigadores del país que luego de un trabajo que comenzó allá por
2015 y concluyo en 2021, coincidieron en 11 puntos referidos a la oportunidad de
producir más a partir de mejorar los rendimientos desde la nutrición de los cultivos. La
evidencia agronómica fue tan contundente que se le dio el formato de Declaración”,
dijo González Sanjuan.

Francisco Llambías, presidente de Fertilizar, entidad cuyo objetivo es promover el uso
responsable de la nutrición de cultivos, dio las “Claves para manejar la nutrición del
cultivo de trigo”, en un contexto que cambió drásticamente el 23 de febrero, fecha en
la cual Rusia invadió a Ucrania desatando una crisis mundial en el mercado de granos y
fertilizantes, con una disparada de precios de ambos productos.

Llambías dedicó la primera parte de su presentación a describir la incidencia que tienen
estas naciones (a las cuales sumó también a Bielorrusia, vecina de ambas) en el
“trading” global de granos, sector en el cual inciden en el 29% del trigo, el 17% del
maíz, el 32% de la cebada y el 76% del girasol, que se comercian en el mundo.

En el caso de los fertilizantes, compartió que el mercado mundial de este insumo
estratégico es de 400 millones de toneladas y comentó que, la región en cuestión,
tiene incidencia tanto en productos terminados (fertilizantes nitrogenados, fostatados y
potásicos) como en la provisión de materias primas para la fabricación (roca fosfatada,
azufre, petróleo y gas). En porcentajes, la participación de estos países en el trading
internacional de fertilizantes es del 22% en nitrogenados; el 12% en fosfatados y el
41% en potásicos.

Luego, Llambías pasó a describir la situación de Argentina respecto de la provisión de
fertilizantes, dado que depende en gran medida de la importación y en Argentina, el
70% del fertilizante consumido, es decir, casi 4 millones de toneladas, son importadas:
“Actualmente, Rusia es el 4to proveedor de nuestro país, detrás de Egipto, China y
Marruecos, con 401 mil toneladas, lo que representa aproximadamente entre el 10 y el
12 % del total importado del país. Pero el impacto no se agota ahí, ya que otros países
que representan orígenes importantes para nosotros, se abastecen de materias primas
originadas en los países del conflicto” explicó.

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De todos modos, el directivo expresó que, de no mediar complicaciones en los
mecanismos de importación de nuestro país para el inicio de la campaña de cereales
de invierno, en la cual se demanda mayormente urea y fósforo, “la previsión de
fertilizantes para el inicio de la campaña de trigo sería suficiente, pero se estima un
volumen de fertilizantes necesarios para la refertilización del cultivo en macollaje y en
encañazón, y eso aún está pendiente”.

Además, resaltó que, a pesar de la fuerte suba que tuvieron los fertilizantes desde
comienzos de año y la aceleración que representó el conflicto bélico en este sentido, la
relación insumo – producto en los últimos días cambió la tendencia hacia la baja,
debido también a la suba de los valores de los granos (30% más que en 2021).

También comento que “La relación insumo producto es un buen indicador, pero en esta
campaña debemos analizar la oportunidad que representa la mejora sustancial del
margen bruto del cultivo respecto a los 2021 y 2020”.

En este sentido, la proyección de Fertilizar AC es que este año, la demanda de
fertilizantes, siempre y cuando se resuelvan las limitaciones a la importación de
fertilizantes, puede rondar en las 5.200.000 toneladas, siendo algo menor a la del ciclo
pasado con una disminución de 500.000 toneladas, lo que representa alrededor de un
7 % menor respecto de 2021, cuando alcanzó las 5.700.000 tn.

“El conflicto internacional afecta el abastecimiento global y argentino de granos y
fertilizantes, y las actuales limitaciones a las importaciones ponen en riesgo el
abastecimiento para el mercado local. Debemos enfocarnos en atender este insumo, ya
que estamos ante una oportunidad que deberíamos aprovechar”, dijo Llambías. Y
reforzó con que “los precios y los márgenes de trigo son los más altos de los últimos
años”.

Recomendaciones para una nutrición eficiente

Nahuel Reussi Calvo, docente de la Universidad de Mar del Plata e investigador de
Conicet, planteó “si este año los números dan para fertilizar” y rápidamente apuntó
que la nutrición “es clave en el trigo y en la cebada”.
Si bien marcó que hay un escenario “complejo” por los precios crecientes de los
insumos, los mayores costos de los flete y labores, a lo que se suman posibles
faltantes y la incertidumbre del mercado y del clima, resaltó que en Argentina “hay
brecha de rendimientos, lo que quiere decir que hay rindes que se escapan de las
manos, y que gran parte de esa brecha es explicada por la nutrición”.

Para el especialista la respuesta a la toma de decisión de fertilizar en este escenario
está en hacer análisis de suelo por lotes para “conocer el punto de partida de los
cultivos e identificar los ambientes que pueden pagar la inversión en fertilización”.
Reussi Calvo expresó que solamente el 25% de los productores argentinos hace
análisis de suelo y no hacen “ambientación”. En este orden destacó el costo accesible
del muestreo de suelos que ronda “entre 1 y 3 dólares por hectárea”.

Pasó luego a plantear el escenario de nitrógeno, fósforo y azufre, “los 3 nutrientes que
explican en mayor medida las brechas de rendimiento”, siendo esta del 40% respecto
de los rendimientos alcanzables (con una diferencia de aplicación del 40% en
nitrógeno- N; del 35% en fósforo- P, y del 88% en azufre- S).

En el caso del nitrógeno alertó sobre la relación entre calidad y rendimiento y sugirió
a los productores definir “qué quieren producir y de qué calidad” pero que “siempre”
deben apuntar a lograr un porcentaje de proteína no menor al 10%. “Ojo con pensar
en hacer un trigo barato: con 9% de proteína se pierde el 10% del rendimiento”,
graficó.

El investigador del Conicet presentó 3 escenarios con recomendaciones para la
aplicación de N, nutriente al que consideró “la bala de plata para definir rindes”:
-En el caso de un campo con el perfil cargado de humedad, en una zona sin influencia
del fenómeno climático de “La Niña”, con o sin napa, recomendó:
• No limitar el N
• Fraccionamiento de N: primera aplicación en dos hojas, segunda en macollaje/un
nudo y hasta una tercera en hoja bandera según potencial del año.
• Monitoreo de N durante el ciclo (mirar franjas sin limitaciones de N).
-En el caso de un campo con perfil cargado, zona con influencia de La Niña y sin napa,
sugirió:
• Estrategia inicial de N defensiva (aplicar el 70% del N objetivo a la siembra o 1-2
hojas)
• Monitoreo de N durante el ciclo (mirar franjas sin limitaciones de N)
• Posibles rescates de N durante encañazón.
-Para el caso de un campo con perfil seco en profundidad, zona con influencia de La
Niña y sin napa:
• Esperar recarga hídrica y/o pensar en cultivos de verano.
En relación al fósforo, “nutriente clave en cereales de invierno”, tomó la definición
realizada por el consultor Jorge González Montaner de que “no es un año para pintar la
casa”, en relación a no dedicarse a recuperar niveles de P. Las recomendaciones según
la disponibilidad fueron:
P suelo menor que niveles críticos (menores a 18 ppm)
• Dosis de suficiencia de P (faros cortos, miramos el cultivo o secuencia de cultivo de
1° y 2°)
• Evaluar la necesidad de N
P suelo en niveles críticos (18-20 ppm)
• Aplicar una base de P (ej. 50 kg de MAP u otro arrancador) y optimizar N
• Considerar impacto en P del suelo según balance post-cosecha.
• Reponer en campañas con buenas relaciones de precio grano/MAP
P suelo superiores a 20 ppm
• Privilegiar N

Finalmente enumeró las ventajas de fertilizar con azufre en ambientes con deficiencia:
es un insumo “barato”, es “residual”, brinda “altas respuestas” (muy sensibles los
cultivos de segunda) y potencia el efecto de nitrógeno y fósforo. Además, destacó que
para identificar los ambientes con deficiencia “debemos realizar caracterización integral
de ambientes (historia del lote, suelo, napas, respuesta a N)”.

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