La chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) no causó daños significativos en la campaña 2024/25. Sin embargo, su presencia continúa en los campos argentinos, y las condiciones climáticas actuales podrían favorecer su propagación en la próxima temporada. La alta humedad y la proliferación de maíces guachos son factores que podrían reactivar la amenaza de esta plaga.
Según el último informe de la Red Nacional de Monitoreo de la Chicharrita del Maíz, se observó un incremento en las poblaciones de este insecto, especialmente en la región del NOA, donde el 70% de las localidades evaluadas registraron capturas superiores a 100 adultos por trampa. Aunque la mayoría de los cultivos se encuentran en etapas fenológicas avanzadas, lo que reduce el riesgo inmediato, la persistencia del vector es motivo de preocupación para la próxima campaña.
Importancia del control del maíz guacho
El maíz guacho, también conocido como maíz voluntario, son plantas que crecen a partir de granos perdidos durante la cosecha anterior. Estas plantas actúan como un “puente verde” que permite la supervivencia y reproducción de la chicharrita entre campañas. La eliminación de estos maíces es esencial para interrumpir el ciclo biológico del vector y reducir el inóculo de enfermedades como el achaparramiento del maíz.

Desde la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid se recomienda iniciar el control de estas plantas durante la cosecha del maíz anterior, mediante una regulación adecuada de la cosechadora para evitar la caída excesiva de granos. Además, el uso de herbicidas selectivos puede ser efectivo, especialmente cuando la infestación es significativa. Es crucial realizar este control antes de que las plantas alcancen un estado fenológico avanzado, idealmente cuando tienen hasta 3 o 4 hojas.
Estrategias de manejo integrado de plagas
El manejo integrado de plagas (MIP) es fundamental para controlar la chicharrita del maíz y las enfermedades que transmite. Este enfoque combina prácticas de monitoreo y medidas de control diseñadas para minimizar el impacto de las enfermedades causadas por los patógenos que este vector transmite al cultivo de maíz.
Entre las estrategias recomendadas se incluyen:
Monitoreo constante: Realizar un seguimiento regular de las poblaciones de chicharrita mediante trampas y observaciones en campo.
Rotación de cultivos: Alternar el cultivo de maíz con otros cultivos no hospederos para interrumpir el ciclo de vida del vector.
Uso de variedades resistentes: Seleccionar híbridos de maíz con resistencia genética a las enfermedades transmitidas por la chicharrita.
Control químico: Aplicar insecticidas de manera estratégica y responsable, evitando el uso indiscriminado que pueda generar resistencia en las poblaciones de la plaga.
Aunque la chicharrita del maíz no causó daños significativos en la última campaña, su presencia continua y las condiciones climáticas actuales representan una amenaza latente para la próxima temporada. La implementación de estrategias de manejo integrado de plagas, junto con el control efectivo del maíz guacho, son medidas esenciales para prevenir la propagación de esta plaga y proteger los cultivos de maíz en Argentina.