Ante la llegada del verano, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) insta a los productores pecuarios a implementar estrategias efectivas para reducir el impacto del estrés calórico en los animales, con beneficios tanto para la salud animal como para la rentabilidad de la producción. Aquí, te contamos las principales recomendaciones y factores a considerar para evitar el golpe de calor en tu establecimiento.
¿Qué es el estrés calórico y cómo afecta a los animales?
El estrés calórico es una reacción fisiológica y conductual que aparece en los animales cuando la temperatura ambiental supera su zona de confort térmico o termoneutralidad, lo que les dificulta mantener una temperatura corporal estable. Entre las respuestas típicas que manifiestan los animales cuando padecen estrés calórico están la reducción de la actividad física, un aumento en la frecuencia respiratoria, mayor consumo de agua y reducción del apetito. Esto también afecta su bienestar, rendimiento y salud.
Algunos signos comunes de estrés calórico incluyen:
- Reducción de la actividad física y del apetito.
- Aumento de la frecuencia respiratoria.
- Incremento del consumo de agua.
- Conductas de búsqueda de sombra y mayor jadeo y salivación.
El impacto negativo del estrés por calor no solo afecta el bienestar de los animales, sino que también disminuye su productividad. En el caso de los bovinos lecheros, por ejemplo, el estrés calórico disminuye la producción de leche y reduce los niveles de grasa y proteína, elevando a su vez el recuento de células somáticas.
Factores de riesgo en el estrés calórico
Diversos factores influyen en el grado de susceptibilidad de los animales al estrés calórico. Algunos aspectos propios del animal, como la edad, el color y el largo del pelaje, desempeñan un papel importante: los animales con mayor cantidad de grasa corporal, pelaje oscuro o en etapas de terminación son los más propensos. La alimentación también afecta el riesgo de golpe de calor; por ejemplo, el pastoreo de ciertas pasturas, como festucas infectadas por hongos que producen ergoalcaloides, o las raciones hipercalóricas aumentan significativamente este riesgo.
Recomendaciones para reducir el estrés térmico en bovinos
Las siguientes prácticas contribuyen a prevenir el estrés calórico en los bovinos de carne y de leche durante la época estival:
1. Provisión de sombra adecuada
Es fundamental contar con áreas de sombra suficientes para todos los animales. La sombra natural de los árboles resulta particularmente efectiva, ya que reduce la radiación solar y también disminuye la temperatura del aire por la evaporación del agua de las hojas. En caso de usar sombra artificial, se recomienda una altura mínima de 3 a 4 metros, para permitir la circulación de aire. Cada animal debería disponer de entre 2 y 4 metros cuadrados de espacio bajo sombra, evitando el hacinamiento.
2. Agua fresca, limpia y abundante
El acceso a agua de calidad en cantidad suficiente resulta esencial para los bovinos durante el verano. Un bovino adulto consume alrededor del 7% de su peso vivo en agua diariamente, por lo que se recomienda realizar análisis periódicos para verificar las concentraciones de sales y evitar el rechazo por parte de los animales. Además, los bebederos deben estar cerca de los animales y contar con caudal y presión adecuados. Un consumo brusco de agua tras un período de privación podría desencadenar intoxicación.
3. Evitar manejos estresantes en horas de calor
Se recomienda evitar el arreo y las tareas en manga durante las horas de mayor temperatura. Lo ideal es realizarlos temprano en la mañana o en la noche, momentos en que el ambiente es más fresco. Si no es posible, conviene arrear a los animales de manera tranquila, asegurándose de disponer agua y alimento en los corrales. Consultar el pronóstico del tiempo antes de planificar estas actividades es otra estrategia útil para minimizar el estrés de los animales.
4. Ajuste en la alimentación
En situaciones de calor extremo, conviene ajustar la alimentación de los bovinos. Por ejemplo, en el engorde a corral, se recomienda administrar entre el 30 y 40% de la ración por la mañana y el resto por la tarde, incrementando además el porcentaje de fibra en la dieta. En pasturas, es importante conocer el nivel de infección por hongos productores de ergoalcaloides, que puede aumentar el riesgo de golpe de calor en los animales.
5. Refrescar la hacienda cuando se prevean altas temperaturas
Para mantener a los animales frescos, una opción efectiva es mojarlos temprano por la mañana o durante la noche, asegurándose de que el agua penetre el pelaje. Sin embargo, hacerlo en horas de mayor calor y con insuficiente cantidad de agua podría tener efectos contraproducentes. Otra estrategia es humedecer el suelo de los corrales para minimizar la radiación indirecta sin llegar a generar barro, lo cual reduce el impacto del calor en los animales.
Importancia de implementar medidas contra el estrés calórico
Reducir el estrés calórico es fundamental no solo para el bienestar animal, sino también para mejorar la productividad y eficiencia de la explotación. Animales sanos y sin estrés calórico presentan mejores rendimientos en peso, en índices reproductivos y en producción de leche, lo que repercute positivamente en la rentabilidad. Además, el manejo adecuado del bienestar animal contribuye a mejorar la imagen del productor en el mercado.
Ante cualquier duda o inquietud, se recomienda siempre consultar con un veterinario especializado, quien podrá brindar asesoramiento específico sobre las medidas adecuadas para cada tipo de explotación.