Contar con herramientas que ayuden a mitigar dicho estrés, minimizar el costo metabólico, lograr una reactivación del cultivo y mantener el equilibrio hormonal para continuar de forma óptima, permite siempre anticiparse para lograr menores impactos en el potencial de rendimiento proyectado.
Una de las empresas que trajo una propuesta innovadora para la campaña de soja es Stoller, luego de obtener excelentes resultados en Brasil con su programa “soja fuerte”. Sebastián Spaccesi, gerente de Negocios de la compañía, explicó a Palabra de Campo que “por los materiales que hay disponibles este año se va a necesitar un refuerzo de tecnología. Lo que estamos recomendando es una práctica muy exitosa, que implica trabajar en momentos fisiológicos construyendo el rendimiento de la productividad en la soja, sacando la idea de que la tecnología y la fisiología son lujos para otro tipo de cultivos.
P: En cuanto a la campaña de soja, que ven en cuanto a lo climático y qué opinan de la calidad de las smillas, que es otra cuestión a tener en cuenta?
Evidentemente es un año que está signado por la incertidumbre climática y por la incertidumbre sociopolítica. Hay unas cuestiones financieras que en el canal y en el productor están también llevándonos a todos a esperar este último momento. Yo creo que las expectativas están intactas, yo vengo recorriendo como siempre el campo argentino y la resiliencia del productor es increíble y las ganas de apostar están siempre; Entonces lo que estamos haciendo nosotros es acompañar, preparándonos logísticamente porque ya estamos viendo por supuesto movimiento y hay toma de posición pero estamos esperando un octubre muy movido y seguramente un mes de noviembre muy movido también.

Con respecto a que me preguntabas, muy importante tema de calidad de semillas. Nosotros justamente lo que estamos recomendando es un lanzamiento que estamos haciendo a nivel país, replicando una práctica muy exitosa que tuvimos en Brasil hace siete años y que hoy es un éxito.
Proponemos trabajar en momentos fisiológicos, construyendo el rendimiento de la productividad en la soja, concretamente trayendo a la soja cuestiones que se hacen en cultivos más intensivos, más técnicos, desde hace muchos años y sacando la idea de que la tecnología y la fisiología son lujos que son para otro tipo de cultivos.
Nosotros creemos que se puede construir productividad y rendimiento en el cultivo de la soja argentina, se lo esta debiendo el sojero argentino, esa posibilidad de incorporar tecnología y para eso estamos trabajando en un programa que tiene que ver con la calidad de semillas porque el primer paso es la implantación con nuestro querido “Stimulate” y que es un producto que está súper probado hace muchos años y que viene a suplir cuestiones que tienen que ver con la calidad de semillas y también con cuestiones que pueden estar en los suelos como por ejemplo a un carry over de algún defensivo que haya quedado por falta de lluvia justamente en las últimas campañas y que esté ahí dando vuelta y que afecte un poco al arranque. Entonces estamos yendo en el momento de la implantación con una protección fuerte fisiológica para la semilla.
P: Cuando hablo con productores lo que me dicen es que los números, a pesar de que vos le mostrás que hay un retorno inversión, sigue pasando más la cuestión impositiva como una barrera de entrada de estas tecnologías…
Es una barrera psicológica. Yo pienso que si la retención en vez del 30 fuera del 10%, tendríamos el mismo nivel de adopción que hoy porque básicamente la cuestión es la falta de rentabilidad. Hay una barrera, es cierto.
El problema es si es primero huevo o la gallina: si yo tengo baja rentabilidad y puedo con herramientas tecnológicas que tienen un rendimiento probado y significativo aumentar la rentabilidad la pregunta es por qué no lo hago y nosotros hemos estudiado que hay cuestiones que tienen que ver con la fisiología de plantas.
Si yo tengo un bicho bolita y aplico un insecticida, después el bicho bolita no está más y digo que el insecticida funciona; Ahora si entro con un desarrollador radicular o con un fisiológico que puede hacer que aumenta el calibre del tallo y que tenga más entrenudo y más ramas laterales hay que ir con otro nivel de observación, el resultado no es tan sencillo de ver, no es tan obvio.
Nuestra misión y la de nuestros colegas es ir a demostrar que realmente los productos son contundentes y significativos porque lo son y esa es la barrera que está faltando derribar.
P: ¿Cuántas hectáreas hay tratadas con tecnología en Argentina y cuántas en Brasi?
Hay una penetración de mercado altísima: estamos hablando de un casi un 40% del mercado en argentina y un mercado realmente importante en cantidad de hectáreas de soja brasilera. Ellos hacen más de 60 millones de hectáreas y en Argentina tenemos 16 millones de hectáreas.
Aquí vamos para un promedio de los cuales 10 millones de hectáreas prácticamente hacen nada de tecnología, hay unas 6 millones de hectáreas a las que nosotros le llamamos de “potencial inmediato” que son esas 6 millones que realmente tienen una una perspectiva de trabajar distinto los próximos años, de ir por más. De esas hay un millón de hectáreas que algo están haciendo y nosotros estamos en 400 mil, ese es el número real de adopción de mercado.
Si uno ve la curva de adopción y de crecimiento sabemos que hacia el 2035 el 25% del mercado va a ser de biológicos entonces la curva exponencial es enorme. Sabemos que los productores argentinos son 249 mil o sea hay 249 mil conversaciones que tenemos que dar, sabemos que la responsabilidad es nuestra porque el productor que le va agarrando la mano no la suelta más.