La faena ganadera en Argentina sigue firme y sin señales claras de moderación. Según datos del Rosgan, en los primeros siete meses de 2025 ya se faenaron 7,85 millones de cabezas, superando levemente el ritmo de 2024. Si la tendencia continúa, el ciclo podría cerrar nuevamente con unos 14 millones de animales procesados, asegurando una oferta de carne cercana a 3,2 millones de toneladas.
Pero este volumen, aunque tranquilizador en términos de abastecimiento inmediato, representa el tercer ciclo consecutivo por encima de los niveles de equilibrio, lo cual compromete seriamente la posibilidad de recomponer el stock ganadero en el corto y mediano plazo.
Novillos en alza: más kilos por res para sostener la producción
Una de las estrategias clave que explica cómo se mantiene la producción de carne sin aumentar drásticamente la faena es el mayor peso promedio por animal. En particular, la faena de novillos creció un 12% interanual, totalizando 650.000 cabezas entre enero y julio. Esto elevó su participación en la faena total al 15,7%, con un peso promedio de 287 kilos por res en gancho, frente a los 239 kilos de los novillitos.
Este incremento permitió sostener un aumento del 2% en la producción de carne sin necesidad de incrementar proporcionalmente el número de animales faenados. Cada novillo aporta entre 45 y 50 kilos más de carne que un novillito, lo que alivia momentáneamente la presión sobre el stock general.
El mejoramiento de las condiciones de recría y engorde pastoril también explica parte de este logro. En lo que va del año, de los 7,2 millones de terneros que salieron de los campos de cría, el 77% fue a sistemas de recría a campo, mientras que solo el 23% se destinó directamente a feedlots. Esta proporción había caído en los años anteriores debido a la sequía, pero ahora comienza a normalizarse.
Feedlots y calidad: el otro sostén de la oferta actual
Aunque crece la recría a campo, el feedlot sigue siendo determinante en la etapa final de terminación de los animales. Su participación creciente en la oferta faenada mejora la calidad del producto y permite un mayor control sobre los pesos de salida. Esto contribuye también al ligero incremento de peso observado en todas las categorías: +1% en machos y +1,4% en hembras.
Sin embargo, detrás de este desempeño productivo se esconde una amenaza estructural: la falta de retención de hembras. Aunque la faena de vacas empezó a ceder tras dos años de fuerte extracción climática, las vaquillonas siguen en aumento. En 2025, la faena de esta categoría creció un 6% adicional, acumulando un incremento del 10% en los últimos tres años.
El resultado: una pérdida estimada de 800.000 vientres en el stock nacional. Este nivel de extracción de vaquillonas representa un verdadero desafío para la reposición y la sustentabilidad del sistema ganadero.
El dilema de fondo: carne hoy o rodeo mañana
El informe del Rosgan concluye que si no se logra una moderación efectiva en la faena de hembras, especialmente de vaquillonas, el sistema necesitará aumentar su productividad de forma urgente. Esto implica mejorar simultáneamente la producción de animales y la cantidad de kilos por animal en stock, para evitar cuellos de botella en la oferta de carne durante los próximos ciclos.
La pregunta que se abre es clara: ¿está el sistema ganadero argentino preparado para sacrificar oferta inmediata en pos de un horizonte más sostenible?
De momento, los números acompañan, pero el margen de maniobra se achica. Y el verdadero equilibrio —entre sostener el consumo y garantizar la continuidad del rodeo— sigue pendiendo de un delicado hilo.












