Franco Colapinto, el piloto argentino de Fórmula 1, se ha convertido en un verdadero embajador de la cultura argentina en el ámbito internacional, mencionando en sus presentaciones íconos como el mate, el vino y la carne. Sin embargo, hay algo aún más profundo que define su identidad y que ha sido clave en su carrera: su relación con el la vida al aire libre, haciendo equitación o entrenando con su bicicleta en el barro.
En una reciente entrevista con el periodista Juan Fossaroli, Colapinto recordó sus orígenes rurales y explicó cómo esta conexión con el campo y los caballos le ha proporcionado el equilibrio y la fortaleza para llegar a la élite del automovilismo.
El valor del campo en la vida de Colapinto
Desde muy pequeño, Colapinto tuvo un contacto directo con la vida rural, rodeado de naturaleza y actividades al aire libre. En su entrevista con Fossaroli, recordó con cariño una foto montado a caballo junto a su hermana, una imagen que evocó el nombre de su lugar especial: “¡Don Alejandro!”. Para Franco, andar a caballo no solo es una actividad recreativa, sino una forma de desconectarse del ritmo acelerado de la ciudad y regresar a sus raíces.
“Me encanta andar a caballo, siempre que vuelvo a la Argentina en verano ando mucho a caballo. Es algo que disfruto un montón”, confesó. Su habilidad con los caballos es algo que ha desarrollado desde niño, y es parte de su identidad.
En la misma entrevista, surgió otra imagen de Colapinto de pequeño, esta vez montado en bicicleta y cubierto de barro en medio del campo. Con una sonrisa, Franco explicó: “Es de hace mucho tiempo esta foto”. Son recuerdos como estos los que, según él, le permiten reconectar con sus raíces y afrontar con templanza los desafíos de la Fórmula 1.
Un sacrificio familiar en pos de la carrera de Franco
Pero su historia en el automovilismo no solo está marcada por su amor por el campo, sino también por el esfuerzo de su familia. En una entrevista anterior en el ciclo Clank! con el periodista Juan Pablo Varsky, Colapinto compartió una anécdota que refleja el sacrificio que su familia hizo por él.
Su padre, Aníbal Colapinto, vendió la casa familiar en Pilar y se mudó al campo para que Franco pudiera competir en la Fórmula 4, una oportunidad crucial que requería de todo el apoyo familiar. La presión era enorme, pero Franco respondió con creces, saliendo campeón y asegurando así su lugar en Europa y en el camino hacia la Fórmula 1.
This is what it means.
Franco and his mother share a moment after quali 💙 pic.twitter.com/CbzUucfOe2
— Williams Racing (@WilliamsRacing) September 14, 2024
En palabras de su padre, “Con Franquito nos metimos hasta el final”. Aunque Franco rara vez habla de este sacrificio, reconoce que fue un paso fundamental en su carrera y una muestra de amor y compromiso de su familia, un aspecto que sigue valorando profundamente.
Homenaje a Reutemann y el legado del campo
El arraigo de Franco Colapinto con el campo también se refleja en su admiración por Carlos “Lole” Reutemann, otra figura de la Fórmula 1 con fuertes lazos con el campo argentino. En homenaje a Reutemann, Franco usará un casco especial en las últimas carreras de esta temporada en América, incluyendo la de México y Brasil. Para él, Reutemann no solo representa un ídolo en el automovilismo, sino también una conexión compartida con el mundo rural y sus valores.
Al igual que “Lole”, Franco Colapinto encuentra en el campo no solo un refugio, sino una inspiración que ha marcado su carrera. Entre caballos, bicicletas cubiertas de barro y el sacrificio familiar, Colapinto se convierte en una muestra de cómo las raíces rurales pueden impulsar a alguien a alcanzar la velocidad y la intensidad de la Fórmula 1 sin perder su esencia.
Valores arraigados
La historia de Franco Colapinto es un recordatorio de que, detrás de cada éxito, hay una historia de sacrificio y valores arraigados. Para el joven piloto, el campo no es solo un lugar, sino una parte esencial de su vida, una fuente de equilibrio y determinación que lo ayuda a enfrentarse a la presión de la Fórmula 1. Con su espíritu rural, Franco sigue dejando una huella que lo convierte en un digno representante de Argentina y su cultura en el mundo