La empresa avícola Granja Tres Arroyos (GTA), líder en el mercado argentino de carne aviar, ha decidido cerrar la planta 1 de la ex Cresta Roja, ubicada en Tristán Suárez, provincia de Buenos Aires. La medida, confirmada por la empresa, implica el despido de 200 empleados, mientras que otros 55 serán reubicados en otro establecimiento del grupo en Esteban Echeverría, a unos pocos kilómetros de distancia.
Desde GTA, la decisión se atribuye a la baja en la producción de pollitos luego del brote de influenza aviar que afectó a Argentina en 2023, así como a la pérdida del mercado chino, uno de los destinos clave para la exportación avícola argentina. La situación ha generado gran preocupación en la industria, ya que este es solo uno de los efectos del brote de gripe aviar, el cual impactó de manera profunda la capacidad productiva de varias empresas del sector.
Cierre de Cresta Roja y su impacto en la comunidad
La historia de Cresta Roja, con sus quiebras en 2014 y 2018, ha estado marcada por conflictos laborales y altos niveles de endeudamiento. La empresa, en su momento bajo la dirección de la familia Rasic, fue adquirida por el grupo GTA en 2018 en un contexto de crisis. En aquel entonces, se estimaba que la planta de Tristán Suárez tendría una capacidad de producción de hasta 150,000 pollos diarios. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 y el brote de gripe aviar alteraron esas expectativas, y la planta no logró nunca alcanzar su máximo rendimiento.
En la actualidad, GTA argumenta que la planta de Tristán Suárez quedó excedida en su capacidad de faena, ya que el nivel de producción no es suficiente para abastecer todas las plantas operativas del grupo. Este jueves, las puertas de la planta cerrarán definitivamente, y solo 15 trabajadores se mantendrán en el lugar para tareas de mantenimiento básico. Además, se ha ofrecido a los empleados despedidos un retiro voluntario que contempla el 70% de la indemnización correspondiente.
El impacto de la gripe aviar y la pérdida del mercado chino
Uno de los factores más críticos en la crisis de Cresta Roja ha sido el brote de gripe aviar que afectó al sector avícola argentino en 2023. Desde febrero de ese año, la industria ha enfrentado una disminución en la producción de pollitos, lo que se tradujo en una caída en los niveles de faena. Este descenso también afectó la capacidad de exportación, especialmente hacia China, un mercado fundamental para los productos avícolas argentinos, especialmente las garras de pollo, que son muy valoradas en la gastronomía asiática.
Según el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), las exportaciones de pollo subieron un 8,8% en los primeros nueve meses de 2024 respecto al año pasado, alcanzando los 243 millones de dólares con 63 mercados activos. Sin embargo, la pérdida del mercado chino representa una pérdida económica significativa, estimada en alrededor de 300 millones de dólares para el sector avícola entre 2023 y 2024.
Actualmente, existen esfuerzos diplomáticos por parte del gobierno argentino para reabrir el mercado chino, con un próximo viaje programado a Shanghai en noviembre para negociar la reapertura. Representantes del Ministerio de Economía se reunirán con funcionarios chinos y empresas del sector para intentar destrabar el acceso de productos avícolas argentinos a China. La delegación incluirá al Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) y empresas argentinas, con la esperanza de resolver las observaciones que las autoridades chinas hicieron en una reciente auditoría sobre las plantas argentinas.
El futuro de los trabajadores y la intervención del Ministerio de Trabajo
Ante la magnitud de los despidos, el sindicato y los trabajadores están en proceso de solicitar la intervención del Ministerio de Trabajo, a través del mecanismo de “Preventivo de Crisis” de la Ley de Empleo Nº 24.013, que permite negociar entre empresa, sindicato y gobierno antes de implementar despidos masivos. Los trabajadores, además, evalúan tomar medidas de protesta en caso de no llegar a un acuerdo satisfactorio con la empresa.
GTA, por su parte, ha defendido su posición argumentando que la decisión cumple con las normativas vigentes y es una respuesta a las dificultades que la compañía ha enfrentado para mantener sus niveles de producción habituales. Sin embargo, el futuro de la planta de Tristán Suárez aún es incierto y dependerá de las negociaciones en curso y de la eventual reapertura del mercado chino.
El cierre de la planta de Tristán Suárez representa no solo un golpe para los trabajadores y sus familias, sino también para una comunidad que ha vivido los altibajos de Cresta Roja durante años. Mientras tanto, el sector avícola argentino sigue en espera de que las gestiones del gobierno permitan recuperar los mercados internacionales que se han visto afectados en los últimos años.