El analista Ignacio Iriarte destaca que desde fines de enero se retrajo la oferta lo que impulsa más los precios y resalta además la mejora en la demanda China por carne vacuna.
En los últimos días de enero se produce una importante restricción de la oferta ganadera, porque por la misma seca se agota la producción de gordo, y porque muchos productores se resisten a vender a la espera de ver hasta dónde llega la suba de precios. Se descartaba que después de nueve meses de valores nominales estancados -o en retroceso- los precios del ganado ante la caída de la faena se iban a recuperar, pero la reacción supera lo que se esperaba.
La faena fue inusualmente alta hasta el 20 de enero, para caer abruptamente en los últimos diez días del mes; aun así, la faena de enero totalizó los 1,22 millones de cabezas, un 20% más que igual mes del año pasado.
La suba de precios es muy importante para el novillo y el novillito, y menos potente para la vaca gorda y conserva y para la invernada. Mientras tanto, los precios internacionales de la carne vacuna tienden a mejorar.
China se está recuperando mucho antes de lo esperado, con un reciente pronóstico (FMI) de incremento de su PBI del orden del 5% para este año. Hay claramente un mayor interés de los importadores chinos -nunca dejaron de comprar grandes volúmenes de carne vacuna- y los precios han comenzado a mejorar.
Por otra parte, el R&L Hilton supera hoy los u$s 14.000 por tonelada, valor impensado unas semanas atrás. Falta ver si este escenario a la baja de la oferta ganadera se sostiene, y si el consumo puede absorber una suba del 40% en el precio de la carne al mostrador.
Pero la fuerte recuperación de los valores nominales de la hacienda de las últimas semanas -después de varios meses de estancamiento- debe buscarse en la caída de la oferta, y esto podría reducirse más aún si llueve en forma «generalizada, abundante y sostenida». Fuertes daños económicos en la producción ganadera, perspectivas de una menor oferta, promisorio panorama internacional.