La compraventa de tierras rurales se recuperó durante junio

La tendencia fue registrada por el Indice de Actividad del Mercado Inmobiliario Rural (InCAIR), una medición mensual de la cámara que refleja las transacciones de tierras productivas en todo el país.

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El mercado de compraventa de tierras rurales volvió a repuntar en junio pasado en “el tercer periodo consecutivo de subas, luego de meses de baja actividad por la pandemia”, y las operaciones registradas alcanzaron el nivel más elevado de los últimos diez meses, informó la Cámara de Inmobiliarias Rurales (CAIR).

El nivel de operaciones observado durante junio representó un salto de 4,2% comparado con mayo (más del doble frente a un año atrás) y la cámara destacó que “la demanda de alquileres se muestra firme, particularmente de campos con mayor potencial productivo, considerando que la mayoría ya están comprometidos para la campaña 2021-22”.

En una comparación de más largo plazo, la demanda actual de tierras aptas para el negocio agropecuario se ve superada por los niveles alcanzados en cuatro oportunidades durante los últimos cinco años.

En cuanto a los valores de la tierra, “de momento, continúan estables luego de registrarse importantes bajas en el último año”, indicó el análisis de la entidad que agrupa a más de 200 operadoras del sector.

Agregó que luego del descenso de precios durante 2020, “el valor de los campos tendió a una estabilidad, más firme en aquellos de aptitud agrícola, inclusive con ligera suba en los de mayor calidad”.

La cámara explicó que “el incremento del precio de los commodities ha provocado este cambio de tendencia”, mientras “los campos de mejor calidad atraen a diversos compradores interesados en adquirirlos”.

Según el análisis, creció el número de inversores, que son “menos agresivos en sus ofertas, comparando con lo que sucedió el semestre anterior”.

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“En general, los compradores están vinculados con la actividad agropecuaria, como sucede con los tenedores de cereales que los convierten en tierras”.

La demanda “estuvo más concentrada en campos agrícolas en el rango de inversión de hasta US$ 3 millones”, mientras que el interés por campos ganaderos “ha decrecido, actuando con mucha selectividad”.

En lo que respecta a los alquileres, el informe señaló que “la progresiva normalización para circular permitió retomar la recorrida de campos y así se favoreció la iniciación de nuevos negocios”.

La CAIR indicó que “el incremento del precio de los granos y la carne, sumado a que la producción se financia en pesos, repercutió en un aumento de inversores en la actividad, y provocó una alta demanda de campos para alquilar, mejorando las condiciones para el propietario”.

Adicionalmente, advirtió que “el cierre en las exportaciones de carnes aún no ha afectado en forma directa el valor de los campos ganaderos”.

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