La economía argentina cierra el año con un balance favorable en términos macroeconómicos, con proyecciones optimistas de estabilidad cambiaria e inflación controlada para 2025. Sin embargo, aunque algunos indicadores generan expectativas de crecimiento, el sector agropecuario enfrenta un panorama complejo, especialmente en cuanto a la rentabilidad agrícola. Esta situación se debe a factores como los derechos de exportación y la apreciación cambiaria, que limitan los márgenes para los productores.
Según David Miazzo, economista y director de la consultora Datta Miazzo, en una reciente entrevista en el programa Palabra de Campo conducido por Daniel Aprile, “los derechos de exportación representan un tipo de cambio muy por debajo del mercado, lo cual disminuye de manera significativa los ingresos de los productores.” Miazzo explica que “en este contexto, los productores deben implementar estrategias de manejo agronómico eficientes para mitigar los costos adicionales.”
Perspectivas macroeconómicas positivas
Al finalizar 2024, el gobierno proyecta un entorno económico con una inflación mensual por debajo del 3% y un dólar estable. Este contexto de recuperación se basa en una serie de medidas de estabilización que buscan atraer inversión y mejorar el poder adquisitivo de los salarios. Según Miazzo, “la eliminación del cepo cambiario, programada para enero de 2025, permitirá que las empresas repatríen dividendos y que las importaciones se estabilicen,” lo cual generará un entorno menos restrictivo para las inversiones extranjeras, especialmente en sectores como la minería y la energía.
Derechos de exportación y su impacto en los precios internos
Los derechos de exportación fueron implementados con el objetivo de controlar el valor de los productos agropecuarios en el mercado local. Sin embargo, Miazzo aclara que su impacto en el precio final de los alimentos es mínimo: “El costo del trigo representa solo el 12% del precio del pan, por lo que una reducción en los derechos de exportación no necesariamente influiría de manera drástica en el precio que paga el consumidor.”
El economista también enfatiza que los derechos de exportación afectan únicamente el nivel de precios y no contribuyen a frenar la inflación en el tiempo. “En el largo plazo, la eliminación de estos derechos podría fomentar un incremento en la producción y exportación de granos, generando un mayor ingreso de divisas, lo que a su vez contribuiría a la estabilidad cambiaria y económica del país,” comenta Miazzo.
Proyecciones para los sectores ganadero y agrícola en 2025
Para el sector ganadero, el panorama es más alentador. La recuperación del consumo interno impulsará la demanda de carne, beneficiando a los productores orientados al mercado nacional. Miazzo explica que “la mejora en la actividad económica podría generar un efecto positivo en las ventas y los márgenes ganaderos,” lo cual incluye a los mercados de carne bovina, porcina y avícola, segmentos que han sido especialmente afectados por la disminución del poder adquisitivo.
En cambio, el sector agrícola enfrenta un contexto de rentabilidad ajustada. Con precios internacionales que se mantienen moderados y una estructura de costos creciente, la rentabilidad agrícola para 2025 sigue bajo presión. “Con derechos de exportación y apreciación cambiaria, la rentabilidad agrícola se verá presionada y dependerá de factores como la eficiencia en costos de fletes y labores agrícolas,” agrega Miazzo, quien destaca que los productores deberán adaptarse a márgenes estrechos y evaluar la viabilidad de sus cultivos.
Hacia la normalización económica
El sector agropecuario continúa siendo un pilar de la economía argentina, y su crecimiento sostenido es fundamental para la estabilidad y el desarrollo del país. Sin embargo, los desafíos estructurales que enfrenta este sector —como la elevada carga fiscal y los efectos de la apreciación cambiaria— limitan su capacidad de crecimiento y competitividad a nivel internacional.
Para que el agro argentino pueda capitalizar el entorno macroeconómico favorable, Miazzo advierte sobre la necesidad de un consenso político que promueva la reducción de las cargas impositivas y fomente políticas de estímulo a la inversión. “La eliminación gradual de los derechos de exportación permitiría que los productores recuperen parte de su rentabilidad, y que el país incremente su producción y exportaciones, lo cual redundaría en un mayor empleo y estabilidad económica.”
Una mirada a largo plazo
Si bien las proyecciones macroeconómicas ofrecen un panorama optimista, el sector agropecuario sigue enfrentando un entorno de rentabilidad limitada. La eliminación del cepo cambiario y la mejora de la estabilidad económica son señales positivas, pero sin un ajuste en las políticas impositivas, el agro difícilmente verá una mejora significativa. Argentina tiene el potencial para convertirse en un líder en producción agrícola, pero este potencial solo se concretará si se promueve un entorno económico que valore y potencie las actividades productivas del sector.