Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), pese a que las proyecciones de rendimientos para los cultivos de verano, como soja, maíz y girasol, son favorables, esta campaña el escenario económico internacional juega en contra, poniendo a los productores “frente a un complejo laberinto de decisiones y estrategias”.
Hasta el momento, gracias a las lluvias que trajo el fenómeno climático El Niño, un 75 por ciento del maíz temprano y la mitad de la soja de primera se encuentran en estados entre muy buenos y excelentes, algo totalmente opuesto a lo que ocurría en el ciclo 22/23 castigado por la sequía más severa en seis décadas que arruinó las cosechas.
Sin embargo, la GEA advirtió que las recientes intermitencias en las precipitaciones y la persistente amenaza de la caída de las reservas de agua encienden las alarmas en la zona núcleo. “Aunque los cultivos están en buenas condiciones, la necesidad de lluvias superiores a 60 milímetros se hace crítica para mantener el potencial de rendimiento, especialmente para el maíz que comienza a formar granos”, indicaron los técnicos de la BCR.
La mala en esta campaña es que los márgenes para enero de 2024 exhiben un significativa caída: casi 400 dólares por hectárea menos respecto del mismo período de 2023 de acuerdo con los cálculos de la GEA. “El año pasado, los precios reflejaban el impacto del conflicto entre Ucrania y Rusia, lo que favorecía a los productores, aunque no pudieron capitalizarlo debido a la sequía. Hoy, los números son más ajustados, y las ganancias netas en soja y maíz han disminuido considerablemente tanto en campos propios como alquilados”, explicaron.
Para la Bolsa rosarina se trata de “un juego de equilibrios delicados”. El clima favorece el desarrollo de los cultivos y permite proyectar importantes aumentos de rendimientos, no obstante, esto no alcanzaría a compensa la disminución en los ingresos. Según estimaciones de la GEA, aún con un aumento del 20 por ciento en la producción de maíz y del 25 por ciento en los rendimientos de soja, los márgenes seguirían siendo inferiores a los de 2023.
“A este complejo escenario se suma el impacto de la reciente tormenta en el corazón de Córdoba, que afectó entre 35.000 y 40.000 hectáreas”, señalaron los especialistas de la BCR. Es que el viento y el granizo provocaron graves daños significativos en los cultivos de maíz y soja, muchos de los cuales requerirán ser resembrados.
Así las cosas, los productores de la zona núcleo se enfrentan a un 2024 de muchos desafíos y la esperanza de grandes cosechas se ve opacada por la incertidumbre de los mercados y la naturaleza. “Aunque las condiciones de cultivo son mejores que el año pasado, la realidad económica y los eventos climáticos extremos imponen un escenario complejo”, sostuvo la GEA.