La Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) inscribió en el Instituto Nacional de Semillas (INASE) su primer cultivar de arándano, denominado Naike, resultado de un programa de mejoramiento de la cátedra de Genética que actualmente tiene 20.000 nuevos genotipos en evaluación, en colaboración con la empresa EarlyCrop, de la provincia de Tucumán.
“Nos costó mucho elegir este material porque hubo otros que también mostraron muy buenos resultados para los ambientes productivos de Tucumán y Entre Ríos”, indicó Gustavo Schrauf, profesor titular de la cátedra de Genética de la FAUBA, y adelantó que próximamente prevén inscribir dos nuevos cultivares.
Naike se destaca por concentrar una alta producción en el período de mayor valor económico. Además sus frutos son firmes, lo cual disminuye el riesgo de daños por la manipulación durante la cosecha. “Se orienta a la zona de Tucumán, donde su pico de producción coincide con el pico de valor económico de los arándanos en los mercados internacionales, principalmente en Estados Unidos, aunque ahora también empezó a crecer la demanda por parte de China. Además, en esta zona de Tucumán se obtiene el doble de rendimiento que en otras regiones del país”, dijo Schrauf.
En la FAUBA y en Tucumán, con este cultivar se obtuvieron mejoras de entre 10 y 15% en los rindes contra los materiales comerciales que utilizaron como testigo. No obstante, Schrauf advirtió que es necesario realizar nuevas evaluaciones a campo en diferentes ambientes productivos. El investigador señaló que Naike también posee dos características que son difíciles de encontrar en un mismo material: su larga vida poscosecha y un muy buen sabor, según los resultados de las degustaciones que se realizaron con especialistas en la materia. “Creo que Naike se adapta muy bien al gusto argentino”, aseguró, aunque también afirmó que apuntan a estar presente en los mercados de exportación más exigentes.
Programa de mejoramiento
La Cátedra de Genética de la FAUBA viene desarrollando un programa de mejoramiento genético con arándanos desde 2009. “Buscamos obtener variedades adaptadas a las condiciones agroecológicas locales, que posean buen sabor (dulce y baja acidez), tamaño adecuado del fruto y excelente producción. También apuntamos a obtener un larga vida post cosecha, debido a que 90% de la producción de arándanos se exporta al Hemisferio Norte (a EE.UU., Canadá, Unión Europea, Reino Unido y, desde el 2018, China), y necesitamos llegar con la producción por barco, dado que los costos por este medio son unas cinco veces menores que por avión”, dijo Pablo Peralta Roa, docente e investigador de la cátedra de Genética de la FAUBA y responsable de la ejecución del programa de mejoramiento. “Naike reúne todos estos requisitos”, agregó.
Luis Taquini, responsable técnico de EarlyCrop, destacó que el objetivo es desarrollar germoplasmas adaptados a las condiciones ambientales del país y que, a la vez, tengan en cuenta los requerimientos del consumidor. “Si bien la mayor parte de la producción se exporta, lo cual es un desafío creciente por las mayores facilidades que tienen otros productores competidores de Sudamérica, también el mercado interno sigue creciendo. Cuanta mayor calidad se obtenga con el programa de mejoramiento, creemos que el consumo se irá consolidando”.
El programa de mejoramiento de la FAUBA se desarrolla en Tucumán y en Buenos Aires. En Sargento Moya, al sur de San Miguel de Tucumán, se seleccionan materiales genéticos de tipo Southern Highbush, en función de los atributos buscados y adaptados a las condiciones agroecológicas locales. En el predio de la Ciudad de Buenos Aires de la FAUBA, se realiza la micropropagación y se generan nuevos materiales a partir de semillas extraídas de sus frutas. Los cruzamientos se llevan a cabo en Tucumán y en CABA.
“La FAUBA hizo los cruzamientos iniciales, desarrolló e implementó la germinación de las sucesivas generaciones de semillas en condiciones controladas, para acelerar la producción de nuevos plantines a ser testeados. Una vez enraizados se pasan de las cajas de petri a multimacetas y macetas para su crecimiento inicial y rusticación, y se envían a Tucumán para ser plantados y evaluados”, especificó Taquini.
“Con estos cruzamientos y con la generación de variedades logramos generar una enorme variabilidad”, señaló Schrauf. Al respecto, Peralta Roa indicó que ya cuentan con “otros materiales muy promisorios que estamos evaluando, por lo que esperamos seguir inscribiendo nuevos cultivares en los próximos años”.
“Antes de fin de año vamos a inscribir otros dos cultivares de arándanos, seleccionados por rendimiento y por tener un mayor calibre. Uno de estos cultivares pensamos se adaptará muy bien a la zona productiva de Entre Ríos, con rendimientos por encima a los obtenidos por otros materiales en la actualidad. El otro cultivar tiene una diferencia de ciclo y tolera más las heladas propias de esa región”, dijo Schrauf, y subrayó: “Seleccionamos estos materiales entre varios que también se destacaron. Consideramos que tendrán un alto impacto productivo”.