El más reciente informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario destaca que las condiciones en el Pacífico ecuatorial se mantienen neutrales, pero con una probabilidad del 60% de que La Niña se presente en los próximos meses. A diferencia de ciclos anteriores, este fenómeno promete ser menos severo, lo que genera una perspectiva más favorable para la producción agrícola, particularmente en regiones de Argentina donde las sequías recurrentes han afectado seriamente la producción de granos.
Este anuncio representa un cambio importante respecto a las previsiones iniciales que alertaban sobre una fuerte sequía para el ciclo 2024/25, similar a la que impactó las campañas pasadas. Las sequías en Argentina, bajo La Niña, han dejado serias consecuencias en cultivos como soja, maíz y trigo, provocando disminuciones considerables en el rendimiento de las cosechas.
Impacto de La Niña en campañas previas
En campañas anteriores, La Niña ha causado condiciones de sequía que afectaron negativamente la producción agrícola en Argentina. Por ejemplo, durante el ciclo 2020/21, los rendimientos de soja y maíz se redujeron considerablemente, con pérdidas estimadas en millones de toneladas. Este fenómeno también generó incertidumbre en los precios internacionales, elevando los costos de exportación y afectando la economía del país.
Sin embargo, el pronóstico actualizado para 2024/25 sugiere que La Niña podría ser más leve, lo que significaría una menor incidencia de sequías extremas y una mayor probabilidad de obtener rendimientos aceptables, aunque persiste el riesgo de precipitaciones dispares en las zonas productivas clave.
Previsiones a futuro y recomendaciones
El pronóstico también señala que, hacia el otoño de 2025, las condiciones climáticas podrían retornar a la neutralidad, lo cual sería clave para la planificación de la próxima campaña agrícola.
Las autoridades recomiendan a los productores monitorear de cerca las condiciones climáticas y tomar decisiones informadas respecto al uso de variedades resistentes a sequías, la diversificación de cultivos y el manejo de los recursos hídricos para enfrentar posibles fluctuaciones climáticas.
En resumen, mientras que La Niña sigue siendo una preocupación para el sector agropecuario, la posibilidad de que su impacto sea más débil en esta campaña genera un alivio moderado para los productores, que podrán planificar con mejores perspectivas de rendimiento.