Al concluir la cosecha, el desafío no termina. El almacenamiento de los granos representa una etapa crítica para los productores y acopiadores, donde la presión de insectos y hongos puede derivar en pérdidas económicas significativas si no se toman las medidas adecuadas. A esto se suma la creciente resistencia de plagas a los productos tradicionales, lo que exige alternativas más seguras y eficaces.
“La calidad del grano no mejora durante el almacenaje, pero sí puede conservarse si se aplican las herramientas correctas”, señala Juan Ignacio Herrera, jefe de Producto para Conservación de Postcosecha en Rizobacter. Según explica, el objetivo de esta etapa es asegurar la cantidad, la calidad y la inocuidad del grano almacenado. Las plagas no solo afectan el peso o el volumen del producto: también comprometen su valor nutricional y comercial, generando importantes mermas.

Frente a este panorama, la industria busca soluciones que sean eficaces pero también respetuosas del medio ambiente y de quienes manipulan los granos. La creciente demanda por productos más naturales y seguros impulsa el desarrollo de tecnologías con menor carga química, sin resignar efectividad.
Balboa: un insecticida natural con alta persistencia
En respuesta a estas demandas, Rizobacter presentó Balboa, un nuevo insecticida para la etapa postcosecha desarrollado con Qalcova Active, una tecnología que marca un hito en el manejo sustentable del grano almacenado. Su origen natural se basa en metabolitos derivados de la fermentación de la bacteria Saccharopolyspora spinosa, lo que permite un control eficaz con menor impacto toxicológico.
Balboa actúa por contacto e ingestión, afectando el sistema nervioso de los insectos a través de mecanismos distintos a los tradicionales. Este nuevo modo de acción permite controlar plagas resistentes, como el taladrillo de los cereales (Rhyzopertha dominica), una de las especies más problemáticas en depósitos de granos.
Lo destacable de esta tecnología es que pertenece a la categoría de banda verde, lo que significa que se trata de un producto considerado de bajo riesgo para los humanos y el ambiente. Así, Balboa no solo protege los granos, sino también a los operarios que trabajan en las instalaciones de almacenaje, y al consumidor final, al evitar residuos peligrosos.
Según sus desarrolladores, una sola aplicación de 4 ml por tonelada es suficiente para garantizar hasta un año de protección, lo que se traduce en eficiencia técnica y también económica. Su persistencia lo convierte en un aliado estratégico para las campañas de larga duración o para aquellos lotes que deben esperar mejores precios de venta antes de salir al mercado.
Seguridad, sustentabilidad y eficiencia económica
El desarrollo de Balboa forma parte del compromiso de Rizobacter por avanzar hacia una agricultura más sostenible. La compañía viene trabajando en soluciones que maximicen la productividad sin comprometer los recursos naturales, una demanda cada vez más presente tanto en los consumidores como en los mercados internacionales.
Herrera explica que la clave está en integrar innovación con responsabilidad, algo que Balboa logra al sumar eficacia comprobada, menor toxicidad, facilidad de uso y un modelo de aplicación que reduce residuos.
Además, al no requerir mezclas complejas ni múltiples aplicaciones, se reduce la huella ambiental y se optimizan los recursos de tiempo, dinero y energía. En un contexto donde los márgenes son ajustados y el control de costos es prioritario, herramientas como esta aportan una ventaja competitiva considerable.
En ese sentido, la adopción de tecnologías limpias en la etapa postcosecha permite ampliar el concepto de agricultura sustentable más allá del lote cultivado. Es decir, se extiende a toda la cadena de valor, desde la producción hasta la comercialización del grano, reforzando estándares de calidad e inocuidad que son clave para la exportación.
En resumen, conservar los granos en condiciones óptimas es tan importante como haber logrado una buena cosecha. Y hacerlo con productos naturales, eficaces y seguros como Balboa representa un paso adelante en la protección del valor del trabajo agrícola. El desafío no está solo en lo que se cosecha, sino en lo que se logra preservar.