El trigo vuelve a ganar protagonismo. Con una campaña gruesa que dejó buenos resultados y un perfil hídrico favorable en muchas regiones, los productores ya afinan estrategias para los cereales de invierno. En este contexto, la empresa Stoller, especializada en bioestimulantes y soluciones nutricionales, lanzó Trigo 360°, una propuesta pensada para acompañar al productor desde la implantación hasta los estadíos reproductivos del cultivo, ajustándose a cada zona productiva.
En diálogo con Palabra de Campo, Juan Manuel Marinzalda, Product Manager de Cultivos Extensivos de Stoller, destacó que esta campaña encuentra a muchos productores con mejores ánimos, recursos y condiciones para apostar por el trigo.
“Yo creo que esta campaña va a superar a la anterior. Las últimas lluvias y el buen perfil hídrico alientan a una siembra más amplia. Hay optimismo, y eso se traduce en planificación”, afirmó Marinzalda.
Una mirada de 360 grados: técnica, ambiente y economía
Lejos de presentar un paquete cerrado, Stoller propone un modelo de manejo agronómico integral, basado en cinco desafíos clave del cultivo: implantación, aporte de zinc, estabilidad productiva, eficiencia en el uso del nitrógeno y potencial de rendimiento. Cada uno tiene una solución técnica asociada, respaldada por ensayos a campo.
“Trigo 360 es una forma de pensar el cultivo a lo largo de todo su ciclo. No se trata solo de sumar productos, sino de entender qué necesita el lote, cómo es el ambiente y cómo podemos acompañar al productor con herramientas concretas”, explicó.
El primer punto crítico, insistió Marinzalda, es lograr una implantación vigorosa y uniforme. Para eso, la empresa recomienda Nutrimins Semilla, un bioestimulante con hormonas y zinc que favorece la germinación y el desarrollo radicular.
“Un buen arranque del cultivo es fundamental. Nos da raíces profundas, cierre de surco rápido, más fotosíntesis desde el inicio y mejor aprovechamiento del agua y los nutrientes”, señaló.
Zinc, nitrógeno y un enfoque realista por zona
Uno de los nutrientes más críticos para el trigo es el zinc. Según explicó Marinzalda, “la deficiencia de zinc se profundiza año tras año en los suelos argentinos”, especialmente en gramíneas como el trigo. Frente a esta limitante, Stoller recomienda aplicar Starter Plus durante el macollaje, un fertilizante que permite corregir carencias y reforzar la nutrición en estadíos tempranos.

Pero el enfoque de Trigo 360 también contempla las variabilidades ambientales y el estrés biótico, como enfermedades y plagas. Para eso, Stimulate actúa como un bioestimulante que optimiza la fotosíntesis y la tasa de crecimiento. “Queremos cultivos estables, que resistan mejor los vaivenes del ambiente. Esa es la clave para zonas donde no se puede apostar a techos de rinde altos”, explicó.
En relación al nitrógeno, el programa propone una fuente alternativa y eficiente: UtrishaN, un producto biológico que fija nitrógeno atmosférico vía foliar. Se aplica entre macollaje y hoja bandera, y ofrece una respuesta promedio de 400 kilos por hectárea, según los ensayos realizados por la compañía.
“UtrishaN se incorpora con el manejo habitual del productor, sin exigir una aplicación exclusiva. Se mezcla con fungicidas en etapas donde ya se entra al lote. Es una herramienta muy eficiente”, explicó Marinzalda.
Rentabilidad, decisiones y adaptación a cada lote
Más allá del aspecto técnico, Marinzalda insistió en que toda inversión debe tener un sentido económico y agronómico claro. Por eso, Trigo 360 no propone una receta única, sino una adaptación específica a cada zona y ambiente.
“El productor tiene que evaluar su lote y priorizar. Ellos mejor que nadie conocen sus condiciones. Hay que dejar de seguir recetas provinciales o generales y ajustar cada decisión al terreno propio”, subrayó.
Consultado sobre el impacto de una buena campaña gruesa en la predisposición a invertir en el trigo, Marinzalda fue contundente:
“Si el productor tuvo buena soja de segunda y entra al invierno con liquidez, está más dispuesto a apostar. Y si el cultivo arranca bien, ve que vale la pena seguir invirtiendo. Es ahí donde el insumo se convierte en inversión”.
Según Stoller, las zonas del sudeste bonaerense, donde se esperan rindes altos, permiten aplicar estrategias más ambiciosas: “Allí recomendamos la combinación de Stimulate + UtrishaN, buscando explotar el potencial y superar los 5.000 kilos por hectárea”. En cambio, en regiones del norte o del centro de Córdoba, el foco está puesto en construir pisos productivos sólidos, con menos inversión y mayor estabilidad.
“No en todas las zonas se puede apuntar a techos. A veces hay que ser más realista: construir un buen piso, hacer eficiente el uso de los recursos y lograr competitividad”, indicó.
Las tres claves del trigo 360, según marinzalda
Al cierre de la entrevista, el especialista de Stoller resumió en tres ideas el corazón de Trigo 360:
Implantación sólida: “Nutrimins es clave. Sin buena implantación no hay cultivo. Un buen arranque es eficiencia económica y agronómica”.
Conocer el lote: “Nada reemplaza al diagnóstico local. Cada zona tiene desafíos propios, y hay que saber qué priorizar”.
Macollaje fértil: “Con buen macollaje logramos más espigas fértiles y más granos por metro cuadrado. Ahí está el rendimiento real”.
Stoller estará presente en el Simposio de Fertilidad que se realizará el 7 y 8 de mayo en Rosario, donde presentará esta propuesta y ofrecerá asesoramiento técnico personalizado.
“Los esperamos en nuestro stand. Trigo 360 es mucho más que un nombre. Es una forma de pensar el cultivo, de ponerle ciencia y planificación a cada decisión”, concluyó Marinzalda.