La campaña agrícola 2024 está llegando a su fin con un panorama mixto para los productores argentinos. Mientras algunas zonas enfrentan sequías extremas, otras se benefician de las lluvias que han permitido recargar los perfiles hídricos, una situación que no se veía desde hace varios años. En este contexto, Aimar Pena, gerente de Semillas y Traits de BASF, conversó con Palabra de Campo sobre los principales desafíos y expectativas para la próxima campaña, así como los avances tecnológicos que están marcando una diferencia en la productividad del campo.
La situación hídrica y su impacto en la productividad
El cierre de la campaña 2024 está marcado por un contexto climático complejo. En algunas regiones, la falta de agua ha sido un factor crítico, mientras que en otras, las lluvias han llegado a tiempo para recargar los perfiles hídricos. Aimar Pena destacó que este fenómeno es especialmente positivo, ya que “los últimos dos o tres años los productores han tenido que transitar momentos difíciles, con los perfiles totalmente descargados”. Sin embargo, la tendencia está cambiando, y la recomposición del agua en el suelo es clave para una cosecha exitosa, ya que, como señaló Aimar, “los kilos que cosechan mucho tienen que ver con el agua en el perfil”.
El agua en el perfil del suelo es fundamental no solo para el desarrollo de los cultivos, sino también para maximizar el potencial de las semillas. “Si bien trabajamos en ofrecer prescripciones adecuadas y manejos apropiados, siempre es necesario contar con agua en el perfil para que los cultivos expresen su máximo potencial”, explicó Pena.
Innovación y lanzamientos de BASF
En el ámbito de la innovación, BASF continúa invirtiendo en el desarrollo de nuevos productos que buscan mejorar la productividad y eficiencia de los cultivos. Aimar Pena destacó algunos de los lanzamientos más recientes, como el herbicida Boraxor, que viene a superar el rendimiento de los herbicidas tradicionales del mercado. Además, el fungicida Melyra ha sido bien recibido en el mercado debido a su fórmula innovadora, que se adapta a las necesidades del productor actual.
Por otro lado, en el ámbito de las semillas, BASF sigue apostando por la mejora genética de los cultivos de maíz y girasol, dos de los productos más demandados por los productores argentinos. Aymar indicó que “buscamos rendimiento y estabilidad”, y que la inversión en genética y tecnología está permitiendo obtener mejores resultados en términos de kilos por hectárea.
Maíz y girasol: cultivos clave para la próxima campaña
El maíz y el girasol son dos cultivos que presentan grandes expectativas para la campaña 2025. El maíz, en particular, se ha visto afectado en los últimos años por la plaga de la chicharrita, lo que redujo su superficie cultivada. Sin embargo, Aimar Pena fue optimista respecto a la recuperación del cultivo, destacando que el maíz “es necesario para establecer buenas rotaciones y tener una buena cosecha de soja al año posterior”. Además, el buen margen de rentabilidad que ofrece este cultivo está impulsando el regreso del maíz en el norte del país.
Por su parte, el girasol ha experimentado un auge en los últimos años, impulsado tanto por las mejores prácticas agronómicas como por una creciente demanda global. “El girasol argentino tiene una ventaja competitiva en el mercado internacional, y las mejoras en el manejo y genética están llevando a lotes con rendimientos por encima de los 3.000 kilos por hectárea, algo impensable hace unos años”, explicó Peña.
Perspectivas para la campaña 2025
Aimar Pena se mostró optimista para el inicio del ciclo agrícola 2025, a pesar de los desafíos climáticos y económicos. “El perfil hídrico se ha recompuesto, y eso es fundamental para comenzar la próxima campaña con una base sólida”, afirmó. Además, subrayó la importancia de que los productores se sigan adaptando a las nuevas tecnologías y plataformas, como xarvio, que permiten hacer prescripciones más precisas y personalizadas, optimizando así los resultados de los cultivos.
Para Aimar, el balance financiero de los productores también está en una situación más favorable, con la posibilidad de “empezar con un borrón y cuenta nueva” tras un ciclo agrícola que permitió “limpiar algunas deudas”. Esto genera una mayor confianza en el futuro y una oportunidad para maximizar la rentabilidad de las inversiones.
BASF en el 2025
Con un clima impredecible y un mercado global en constante cambio, los productores argentinos deben adaptarse a nuevas realidades y aprovechar al máximo las herramientas que la tecnología les ofrece. Aimar Pena, desde su rol en BASF, destacó el valor de la innovación y el conocimiento agronómico como factores clave para enfrentar los desafíos del campo. Con el maíz y el girasol como cultivos clave, las expectativas para la próxima campaña agrícola son positivas, y el sector está listo para comenzar un nuevo ciclo con optimismo y determinación.