En medio de los crecientes desafíos ambientales, la captura de carbono en suelos productivos ha surgido como una herramienta valiosa para mitigar el cambio climático. Un nuevo proyecto, impulsado por el Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) en colaboración con las empresas Arcor y UPL, se centra en estudiar y mejorar la retención de carbono en suelos agrícolas de Argentina. Con un enfoque en diversas actividades productivas y regiones del país, esta iniciativa busca desarrollar prácticas sostenibles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y contribuir a la resiliencia climática.
Objetivos del Proyecto y Metodología
Evaluación de estrategias sostenibles para capturar carbono
El proyecto tiene como objetivo identificar estrategias de manejo de suelos que aumenten el carbono almacenado y, al mismo tiempo, reduzcan las emisiones de GEI. A lo largo de dos etapas, los expertos trabajarán en un protocolo de muestreo de carbono en suelos, adaptado a sistemas de producción específicos, que sea accesible para productores y técnicos agrícolas. Este protocolo está diseñado en conjunto con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y busca ofrecer una herramienta robusta para medir el stock de carbono en el suelo de manera rentable y confiable.
Primera fase: cuantificación del carbono en suelos agrícolas
Durante la primera fase del proyecto, se realizarán mediciones de carbono en sistemas productivos clave, incluyendo la región pampeana (granos, carne y leche) y las zonas NEA y NOA (silvopastoril, caña de azúcar y cítricos). En la región de Cuyo, los estudios se centrarán en cultivos de tomate, vid y frutos de carozo. Según Luís Arias Usandivaras, líder del proyecto, esta primera etapa resulta fundamental para definir líneas de base de carbono en suelos específicos, permitiendo así establecer comparaciones futuras sobre el impacto de las prácticas de manejo.
Protocolos de Muestreo y su Aplicación
Estandarización de la medición de carbono en suelos
La implementación de protocolos de Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV) en el proyecto sigue lineamientos internacionales. Esto implica generar metodologías estandarizadas para monitorear cambios en el carbono del suelo. Según el informe del proyecto, “contar con protocolos MRV es esencial para asegurar mediciones cuantitativas sólidas que se adapten a los diferentes sistemas agrícolas de la región”.
Estos protocolos comenzaron a probarse en establecimientos productivos del sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y Corrientes, donde se estudian producciones de carne y granos, asegurando una aplicación representativa del modelo en áreas diversas.
Segunda fase: evaluación de la huella de carbono y emisiones
En la segunda etapa del proyecto, se enfocarán en evaluar alternativas de manejo agrícola que permitan aumentar la captación de carbono sin comprometer la producción. El equipo también medirá la huella de carbono en diferentes actividades agrícolas, buscando entender cómo las prácticas y niveles de producción afectan las emisiones de GEI en cada sistema.
Arias Usandivaras enfatizó la importancia de estudiar diferentes sistemas productivos, tanto convencionales como de vanguardia. “La idea es tener contrastes claros: desde un productor estándar hasta otro que aplica técnicas modernas y de alto rendimiento”, mencionó.
El Impacto en los GEI y la Agricultura Sostenible
Contribuciones del agro a la mitigación del cambio climático
Las mediciones de carbono y la huella de carbono permitirán evaluar con mayor precisión el impacto de las prácticas agrícolas en el ambiente. Considerando la diversidad de sistemas productivos del país, esta información puede guiar la toma de decisiones hacia un uso sostenible del suelo, fortaleciendo el rol de la agricultura en la reducción de emisiones de GEI.
El proyecto se alinea con los desafíos globales establecidos en la COP21 y el programa “4 por mil”, que propone aumentar la materia orgánica de los suelos en un 0.4% anual. El líder del proyecto señaló que incrementar el carbono en suelos productivos podría ser una pieza clave para cumplir con estos objetivos, especialmente en áreas con bajos niveles de carbono inicial, como suelos agrícolas explotados intensivamente.
Estudio de la huella de carbono en sistemas completos
La iniciativa no solo aborda el carbono del suelo, sino que también analiza otros factores que afectan las emisiones de GEI, tales como los residuos de cosecha y el uso de insumos. Con estas estimaciones, se espera contar con una medición integral de la huella de carbono “de la cuna a la tranquera”, es decir, desde la fase de producción hasta que los productos salen del establecimiento hacia su transformación industrial.
Proyecciones y Futuro de las Prácticas Sustentables
Aportes a largo plazo de la captura de carbono en el agro
Si bien este proyecto tiene una duración inicial de dos años, el objetivo es que sirva de base para futuras investigaciones que consoliden las mejores prácticas de captura de carbono en el sector agropecuario. A largo plazo, las iniciativas para aumentar el carbono en suelos podrían desempeñar un papel importante en la mitigación del cambio climático y en la construcción de sistemas agrícolas más resilientes.
Arias Usandivaras expresó su optimismo acerca del futuro del proyecto: “Nuestra idea es sentar las bases para prácticas que no solo mejoren la sostenibilidad de las producciones, sino que también contribuyan al equilibrio ambiental a nivel nacional e internacional”.
El agro, parte de la solución para el cambio climático
Con iniciativas como esta, el sector agropecuario argentino se posiciona como un aliado en la lucha contra el cambio climático. Al adoptar prácticas basadas en datos y en el análisis de la huella de carbono, el agro no solo busca mejorar la producción y la calidad de sus productos, sino también desempeñar un rol protagónico en la sostenibilidad ambiental.