La crisis en la cosecha de peras y manzanas se profundiza en el Alto Valle, una de las principales regiones productoras de Argentina. Con toneladas de fruta descartada por falta de mercado, el sector enfrenta un escenario desafiante. Los productores advierten sobre la acumulación de stock del año anterior, la caída en la demanda internacional y los costos crecientes que complican la rentabilidad.
Según estimaciones del sector, miles de toneladas de peras y manzanas quedaron sin vender en 2024. Esta sobreoferta genera incertidumbre en la actual cosecha, ya que el mercado aún no ha absorbido el excedente del año pasado. Además, las empresas del Alto Valle han debido tomar decisiones drásticas, como la eliminación de fruta empacada, debido a la falta de compradores y la baja competitividad en el comercio exterior.
El problema no solo afecta a los productores, sino a toda la cadena productiva. Desde los trabajadores rurales hasta los empacadores y transportistas, la crisis repercute en múltiples sectores. A esto se suma la incertidumbre que genera la desregulación de la fruticultura en Argentina, lo que deja a los productores sin medidas de apoyo concretas por parte del gobierno.
Factores que agravan la crisis en la cosecha de peras y manzanas
El difícil panorama de la crisis en la cosecha de peras y manzanas responde a múltiples factores que afectan tanto a los productores como a las empresas exportadoras.
1. Falta de mercado para la fruta de 2024
Las cámaras de frío aún contienen stock de la cosecha pasada. Esto genera una presión adicional sobre la producción actual, ya que los mercados internos y externos no han logrado absorber la oferta de fruta del año anterior. La consecuencia inmediata es el descarte masivo de peras y manzanas, ya que muchas de ellas pierden su calidad comercial al no ser vendidas a tiempo.
El exceso de oferta también impacta en los precios. Con una gran cantidad de fruta disponible, los valores caen, afectando la rentabilidad de los productores. Esta situación ha llevado a muchas empresas a reducir su actividad o incluso a considerar dejar la producción.
2. Costos en aumento
Los insumos agrícolas han experimentado un fuerte incremento de precios, lo que afecta la producción de peras y manzanas. Fertilizantes, agroquímicos, energía y costos logísticos han subido considerablemente en el último año. Además, la inflación en Argentina hace que los costos operativos sigan aumentando, mientras que los precios de venta no crecen en la misma proporción.

A esto se suma la suba en los costos laborales, un aspecto clave en un sector que requiere una gran cantidad de mano de obra para la cosecha, el empaque y el transporte. Sin políticas de apoyo que ayuden a reducir estos costos, la competitividad del sector se ve gravemente afectada.
3. Desregulación del sector y falta de medidas de apoyo
El gobierno ha implementado una serie de medidas de desregulación en la fruticultura con el objetivo de flexibilizar el mercado. Sin embargo, esto ha generado más incertidumbre que soluciones. La eliminación de controles y restricciones no ha venido acompañada de políticas que ayuden a los productores a enfrentar la crisis.
Sin programas de financiamiento accesibles ni incentivos para la comercialización, el sector se encuentra en una situación crítica. Los productores han expresado su preocupación, ya que la falta de apoyo los deja expuestos a un mercado cada vez más difícil y competitivo.
4. Exigencias del mercado internacional
Históricamente, la exportación ha sido una de las principales salidas para la producción de peras y manzanas en Argentina. Sin embargo, las exigencias del mercado internacional han aumentado, complicando la colocación de la fruta en el exterior.
Las certificaciones de calidad, las barreras arancelarias y la competencia con otros países productores, como Chile y Sudáfrica, han hecho que la fruta argentina pierda terreno en los mercados clave. Además, la fluctuación del tipo de cambio y los costos de logística internacional encarecen la exportación, dificultando aún más la rentabilidad del sector.
El futuro del sector frutícola en el Alto Valle
El impacto de la crisis en la cosecha de peras y manzanas no solo afecta a los productores y exportadores, sino también a toda la cadena de valor. La pérdida de fruta implica un golpe económico significativo y pone en riesgo miles de puestos de trabajo en la región.
Para enfrentar esta crisis, el sector ha comenzado a analizar diferentes estrategias que podrían mejorar la situación:
- Diversificación de mercados: Buscar nuevos destinos para la exportación y reducir la dependencia de los mercados tradicionales.
- Fomento del consumo interno: Implementar campañas para aumentar el consumo de peras y manzanas dentro del país.
- Mejora en la logística y almacenamiento: Optimizar los procesos de conservación y transporte para evitar el desperdicio de fruta.
- Incentivos para la industrialización: Promover la producción de jugos, pulpas y otros derivados para aprovechar la fruta que no se vende en fresco.
Mientras tanto, los productores siguen reclamando medidas concretas que les permitan afrontar esta crisis y asegurar la viabilidad de la producción. Sin soluciones estructurales, el futuro del sector frutícola en el Alto Valle se torna cada vez más incierto.