Según datos del SIGSA, al 31 de diciembre de 2024 el país contaba con 51,6 millones de cabezas, lo que implicó una disminución de 1,16 millones (-2,2 %) respecto a igual fecha de 2023. De ese total, 22 millones correspondieron a vacas, cifra que cayó en 324 000 cabezas (-1,5 %) frente al cierre previo.
Los terneros mantuvieron una posición estable, al sumar 14,6 millones, apenas por debajo de los 14,68 millones del diciembre anterior. La relación ternero-vaca mejoró a 66,1 %, contra el 65,5 % de fines de 2023 y el 66,2 % de diciembre de 2022.
Por tercera campaña consecutiva, el número de novillos disminuyó, hasta 2,2 millones (-4 %), un nivel mínimo desde que comenzó la serie en 2007. Los novillitos también se redujeron un 4 %, totalizando 4,5 millones. Las vaquillonas cerraron el año con 6,9 millones, 474 000 ejemplares (-6,4 %) menos que en 2023. En 17 años, el rodeo nacional perdió 12 % de su tamaño inicial, cuando se estimaba en 58,8 millones de cabezas.
Iriarte advirtió que esta caída prolongada “refleja ajustes en las estrategias de recría y engorde”, y que factores como los costos de producción y la rotación de pasturas impulsaron a los productores a vacunar menos y destinar vacas y vaquillonas a faena para aliviar presiones financieras.
Dinamismo de la faena de hembras
Durante el primer trimestre de 2025, la industria procesó 3,20 millones de cabezas, un 2,4 % por debajo del volumen registrado entre enero y marzo de 2024. La oferta de vacas disminuyó con fuerza, al caer un 13 % interanual, ubicándose en “niveles normales” después de años de extracción elevada.
En contraste, la faena de vaquillonas se ubicó 11 % por encima del primer trimestre de 2024. En 2024 esa categoría alcanzó 3,7 millones de cabezas con un stock inicial de 7,3 millones. La tasa de extracción de vaquillonas del año pasado llegó al 50,6 %, la segunda más alta en 18 años, solo superada por el 55 % de 2001.
Iriarte señaló que “en ciclos de recomposición del rodeo, la extracción de vaquillonas suele situarse en el 25-28 %”, por lo que el ritmo actual indica que los productores siguen aprovechando a esa categoría para sostener la oferta y mejorar el flujo de caja.
Los novillos mantuvieron la faena prácticamente estable (+0,1 %), mientras que los novillitos crecieron un 5 %, acompañando la leve contracción de sus existencias en 2024. El analista interpretó que este comportamiento sugiere una búsqueda de equilibrio entre abastecer al mercado y preservar la masa reproductiva del rodeo.
Perspectivas y desafíos
La marcada reducción del stock vacuno y el alto nivel de faena de hembras plantean un dilema para el sector: por un lado, se alivia la presión económica inmediata; por otro, se compromete la capacidad de recuperación del rodeo. Según Iriarte, la clave estará en “recuperar áreas de pastoreo y optimizar costos de alimentación, sin sacrificar los vientres reproductivos”.
La dinámica de los próximos trimestres dependerá de variables como la cotización internacional de la carne, el acceso al financiamiento y la evolución de los costos logísticos. Expertos coinciden en que, para sostener un rodeo saludable, Argentina deberá combinar incentivos a la recría, mejoras tecnológicas y planes sanitarios rigurosos.
Con un stock que se ubica en niveles no vistos en casi dos décadas y una faena de vaquillonas que históricamente se había reservado para periodos de crisis, el sector ganadero encara un período que definirá su capacidad de expansión y su competitividad en los mercados globales.