Los mercados agrícolas internacionales ya descuentan el impacto climático de corto plazo y se concentran en las proyecciones de la campaña 2025/26. Mientras tanto, en Argentina, la presión de cosecha, la volatilidad del tipo de cambio y los ritmos dispares de recolección siguen marcando el pulso del mercado, con una soja que sorprende por sus rindes, pero que aún avanza más lento de lo esperado.
En Estados Unidos, el clima favorable permitió un rápido avance de la siembra: el maíz ya superó la mitad del área proyectada y la soja va levemente adelantada. Esta situación provocó una ola de ventas por parte de fondos especulativos, que retiraron su posición en los mercados. “Estamos viendo cómo se retiran los fondos del mercado ante condiciones muy buenas de siembra, quitándole soporte a los precios”, explicó Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
Este lunes, el USDA publicará un nuevo informe con estimaciones para el ciclo 2025/26. Se espera una leve baja en los stocks de soja, un aumento en los de maíz y una suba moderada en el trigo. A nivel global, los stocks de maíz y soja seguirían creciendo, mientras que el trigo se mantendría relativamente estable.
Sudamérica y la presión de cosecha: soja mejor, maíz en pausa
En Sudamérica, los embarques brasileños siguen activos y, sumados al ingreso de una cosecha argentina mayor a la esperada, han generado una presión bajista sobre los precios. “Lo que ocurre con el maíz es interesante: hoy se mantiene, pero podría sentir el impacto cuando empiece a entrar la safrinha brasileña y el maíz tardío argentino”, advirtió Romano.
La soja argentina presenta datos alentadores: al 6 de mayo, el avance de la cosecha alcanzaba el 47,8%, con un progreso semanal de más de 21 puntos. No obstante, se ubica 10 puntos por debajo del promedio histórico. El promedio nacional de rendimiento se ubica en 32,4 qq/Ha, por encima de los 29,7 qq/Ha del ciclo anterior, lo que motivó a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a elevar su estimación de cosecha a 50 millones de toneladas, un millón más que la previsión del USDA.
Las recientes lluvias ralentizaron las labores, pero se espera un clima seco hasta el jueves, cuando llegaría un nuevo frente de tormentas. “El clima ofrece ventanas breves para avanzar con la cosecha. La expectativa es que esta semana se acelere la trilla antes del próximo parate”, indicó Romano.
Volatilidad cambiaria y señales desde el trigo
En el plano local, abril mostró un fuerte ingreso de camiones a los puertos y ventas activas de soja. Sin embargo, las lluvias moderaron el ritmo, que podría retomarse en los próximos días gracias a una ventana seca de cinco días. “Estamos dejando atrás el pico de cosecha, y eso podría hacer que la atención de los compradores se desplace de cuidar márgenes de molienda a asegurarse volumen”, explicó el especialista.
En maíz, el mercado se debilitó por el empuje externo, aunque los precios siguen más atractivos que los de la soja. Con una cosecha todavía atrasada, la expectativa gira en torno a cuándo ingresará con fuerza el maíz tardío, que podría generar una nueva ola de presión sobre los valores.
El dólar volvió al centro de la escena. Tras un aparente período de calma, la moneda registró una fuerte baja a mitad de semana. La intervención del Banco Central en los mercados de futuros, junto a especulaciones sobre nuevos mecanismos de blanqueo, reactivaron la volatilidad. “El Gobierno parece decidido a llevar el dólar al piso de la banda cambiaria para contener la inflación y recomprar reservas. Las mayores ventas del productor se tradujeron en mayor oferta de divisas”, analizó Romano.
Por su parte, el trigo cerró la semana con fuertes bajas, afectado por la presión internacional. Los precios de la nueva campaña cayeron por debajo de los 200 US$/tn, un nivel que genera dudas. Aunque hay buena humedad, precios más bajos de insumos y necesidad de liquidez que podrían fomentar una mayor siembra, Romano advierte: “El riesgo está en suponer que se repetirán precios que vimos esporádicamente, sin tener aún un problema productivo que los justifique”.